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A propósito de un debate sobre la Falange descamisada

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Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es

En las páginas de elmunicipio.es, aparece un artículo de Juan Manuel Cepeda EL GRAN DEBATE: HACIA UNA NUEVA FALANGE ¿DESCAMISADA?— sobre la conveniencia de abrir un debate acerca de los símbolos e himnos de la Falange. Pues bien, además de que hay partidos falangistas como Falange Auténtica (FA) que ya guardó sus camisas en lugar seguro, y que nunca aceptó parafernalias de corte militarista, y mucho menos ha utilizado un lenguaje de ordeno y mando, eliminando palabras como Jefe o a tus órdenes, o suprimiendo una uniformidad innecesaria, hay muchos falangistas -como el que esto escribe-, herederos de aquella Falange Española de los JONS Auténtica, que entendemos este debate superado por la realidad de la situación política de un tiempo para acá.

En este sentido, quiero exponer mi opinión que como siempre no pretende sentar cátedra de nada, y si una convicción personal, que podría salvar esa aparente dicotomía que señala Cepeda de quien no tengo duda alguna de su lealtad a tenor de sus orígenes familiares.

No hay que ser iconoclastas ni en estos momentos de evidente dificultad política. De manera que aun defendiendo la necesidad de desprenderse de algunas mochilas indeseadas, fuera del tiempo y del lugar, como la uniformidad- camisas azules,- formaciones, -no hablo de correajes, botas, y otras miserias políticas porque ya están muy fuera de todos nosotros. Pero sin embargo, creo que nuestro Partido no tiene por qué perder sus señas de identidad, como la bandera o el himno, e incluso la palabra camarada, que los otros aun se llaman compañeros.

Y esto razonado desde la visión diaria y persistente de otras formaciones que cambian de logotipo pero no de vocabulario; que modifican sus eslóganes pero mantienen sus estereotipos sin mota de vergüenza alguna, y menos aún de arrepentimiento, y ejemplos claros los tenemos en el Partido Comunista de España que aun diluido en una almagama federativa (izquierda Unida), sostiene con orgullo su “Internacional” o sus puños en alto, y por supuesto su nombre, sabiendo como es así, que su historia es más negra que las alas de un cuervo. Y todavía más, el PCE continúa con su Hoz y Martillo, y ahí permanece en sus banderolas. Los socialistas, por su parte, también con una historia muy mejorable y a veces cruel, es verdad que enarbolan pancartas diferentes, su bandera, como la de sus primos marxistas, sigue siendo roja. Y que se sepa el PSOE mima su nombre y canta la internacional. Se llama así y no de otra forma.

De manera que me pregunto por qué, Falange, tiene que renunciar a su nombre, a su himno y bandera- bien que eliminemos notas accidentales tan deterioradas como la camisa, las tradicionales torpezas tipo milicias, y otros tics muy negativos, pero aunque es verdad que algunas consignas quedan lejos de la comprensión en el tiempo de hoy, lo cierto es que los experimentos con otras denominaciones –FENAL, ARS, Círculos, etc., no dieron un resultado digno de tenerse en cuenta. Seamos leales a un nombre que significa política ideología, ideales, principios y que no tiene porqué desaparecer cuando lo que hay que barrer es todo cuanto devalúa y denigra su historia. Así que de acuerdo con que debatamos la Falange descamisada, obsoleta, pero no la Falange política. Eso sí, con todas las garantías de un debate honesto y respetuoso. Personalmente hace años que decidí ser un falangista de hoy, sin nostalgias inútiles, pero fiel a sus señas más intemporales.

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1 COMENTARIO

  1. Lo que hay que cambiar son los estatutos de los partidos políticos Falangistas en cuanto a organización interna y el discurso trasnochado socialdemocrata con el reloj parado en la transición del siglo pasado.

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