La jugada de contraprogramar el debate de El País acudiendo a una entrevista con Pedro Piqueras en los informativos de Telecinco le ha salido muy rentable en términos de audiencia al Partido Popular: 2.881.000 vieron a Mariano Rajoy en Telecinco mientras que 755.000 el debate a tres en la cadena 13TV.
PD / Aunque en la red social Twitter le haya recriminado su atril vacío en el debate de El País con irónicos memes, Rajoy no se cansa de repetir que «he hecho lo que siempre se hizo en España: debatir con el líder de la oposición». Y se escudó en que como presidente no tiene tiempo para más. Es una mentira propia de político en campaña pero tiene su explicación.
Mariano Rajoy no les dará el gusto a las jaurías tuiteras de verle debatir con Pablo Iglesias y Albert Rivera. No quiere arriesgar porque tiene mucho más que perder que ganar. Y más cuando la campaña se le está poniendo de cara.
En Cataluña Artur Mas y los radicales de izquierda de la CUP le están haciendo un favor incalculable hundiéndose en un ridículo del que no hay camino de regreso. La moción teatralizada de la Forcadell ha sido un extraordinario regalo de Navidad para el Partido Popular. Ya lo avisó Enric Juliana en La Vanguardia: «Toda sobreactuación, toda reacción desproporcionada, podría estropear el guión». Y vaya si lo ha estropeado.
En el plano de la seguridad y el terrorismo, la firma del pacto antiyihadista le ha hecho subir hasta tres puntos en las encuestas dicen en Génova calculadora en mano sus asesores de campaña. Lo vimos en el debate de El País cuando el único que se quedó descolgado en el apartado terrorista fue Podemos al negarse a sumarse al acuerdo con PP, C’s y PSOE.
Por lo tanto, jugársela a estas alturas en un plató con Iglesias y Rivera sería asomarse al abismo. El Partido Popular sabe que el duopolio televisivo y gran parte de la prensa de papel –El Mundo y El País– le tienen muchas ganas y ya no disimulan sus preferencias por C’s y Podemos. La últimas encuestas de El País y El Mundo contenían un mensaje encriptado al Partido Popular: ‘no contéis con nosotros’.
A la mínima, le machacarán sin piedad como hicieron en aquella entrevista con Carlos Alsina en la que se hizo un lío con la nacionalidad de los catalanes. Con las encuestas tan apretadas, mejor que asuma el desgaste Soraya, a la que los medios han mimado y protegido durante toda la legislatura.
«En España, hemos sustituido las urnas por el ‘share'», escribe Bieito Rubido en ABC lamentando la sobreexposición mediática por encima de los discursos. Y en el PP lo saben. Por eso miden con el esmero de un alquimista las apariciones de Rajoy pese a que no se cansan de decir que el Partido Popular «no ha nacido en ninguna tertulia ni plató de televisión».
Hoy el objetivo del Partido Popular es ganar las elecciones superando el umbral del 30 por ciento de los votos y con una distancia de cinco puntos con respecto al segundo para poder tener músculo político para negociar un acuerdo de gobierno. ¿Alguien puede creer que el Partido Popular va a ser tan estúpido de, con el viento de los acontecimientos a favor, permitirse aventuras en los platós que sean pasto de las redes sociales?
Al Partido Popular le conviene un PSOE fuerte y que Pedro Sánchez se haya merendado a Rivera y a Iglesias en el debate del diario El País ha demostrado que la jugada de dejar el atril vacío no ha sido mal negocio para el Partido Popular.
