La escena se repite casi todas las mañana en el céntrico barrio madrileño de Malasaña. Poco después de las nueve, siempre el mismo coche, un Toyota plateado, invade la práctica totalidad de una de las aceras y, tras unos minutos, reemprende la marcha. En ocasiones, el vehículo también impide el tránsito por el paso de peatones contiguo. Una molestia que ya se ha convertido en costumbre para las personas que viven y utilizan estas calles y que, para su sorpresa, han ido comprobando a lo largo de las últimas semanas quién es el usuario de este vehículo. Se trata del coche oficial del concejal del Ayuntamiento de la capital Guillermo Zapata.
La Razón / Algunos de los vecinos molestos subrayan que la acera que ocupa cada mañana está a pocos metros del portal de su casa. El edil del partido de Manuela Carmena es el responsable de dos de los 21 distritos de la ciudad –Villaverde y Fuencarral-El Pardo– y, a diario, según el testimonio de estos vecinos, utiliza el coche oficial para sus traslados. «A mí me parece bien que un concejal se mueva en coche oficial aunque dijeran que iban a renunciar a ellos, pero no creo que tenga que ocupar las aceras. Si todos hiciéramos eso…», subraya una de las personas que han trasladado a este diario su queja. Otros inciden en que puede dificultar el paso de transeúntes y personas con movilidad reducida. «Mal está que lo haga cualquiera, pero mucho más que lo haga un cargo público tan importante», señala uno de los vecinos hartos de esta situación.
El Gobierno de Manuela Carmena renunció hace meses a los coches oficiales. «No tenemos coche oficial y vamos y venimos en los medios de transporte, que es muy agradable». Y redujo la flota de estos vehículos en alrededor de 50 unidades, aunque el resto el consistorio los ha mantenido como «coches de incidencias».