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Recuperar para el Estado la competencia educativa

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Por Norberto Pico

El Congreso de los Diputados tramitará mañana la iniciativa del PSOE para paralizar la aplicación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa aprobada por el PP en 2013 y que acababa de entrar en vigor en el curso actual.

Esta Ley, la LOMCE, venía a modificar la LOE de 2006, que modificaba la LOCE, de 2002, que a su vez modificaba la LOGSE de 1990, que modificaba por su parte la LODE de 1985 que ponía fin a la Ley General de Educación de 1970, última de la etapa franquista.

Con una ley de educación distinta cada cinco años –esa es la media que llevamos- es imposible tan siquiera desplegar las intenciones que el legislador haya concebido en cada caso. De risa, si no fuese porque quienes hacen de cobayas de estos experimentos son los alumnos españoles. Nuestros jóvenes, quienes deben construir –más bien reconstruir- el futuro de la nación.

En realidad lo que mañana hará el Congreso es dar cobertura legal a lo que ya estaba sucediendo de facto, la no aplicación de la Ley en buena parte del territorio nacional. Porque buena parte de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE y las gobernadas por los secesionistas se habían negado a aplicar la Ley, y no estaban llevando a cabo las reformas que preveía.

Hay que recordar que la competencia en materia educativa está en manos de la Comunidades Autónomas, lo que deja vacío de contenido el Ministerio de Educación, dificulta la tramitación de cualquier reforma educativa –que debe contar, en la práctica, no sólo con las mayorías suficientes de Las Cortes sino con la aquiescencia de los poderes autonómicos- y, como vemos, entorpece su aplicación por los encargados de implantarlas.

Es otro de los efectos perversos del modelo autonómico, que ha troceado la soberanía nacional incapacitando al Ejecutivo para gobernar dado que, para hacerlo, debe pedir permiso a cada instante a la taifa autonómica de turno.

Son muchos los motivos para acabar con el modelo territorial dispuesto en la Constitución. El fomento del secesionismo auspiciado a su amparo; el despilfarro que supone multiplicar por 17 la estructura del Estado; la desigualdad entre los españoles que introduce; el caos normativo producido, que ahuyenta a no pocos inversores extranjeros… Pero este de la educación no es menos importante.

Las autonomías suspenden el examen. Los escolares españoles desconocen la geografía española e ignoran nuestra común historia por motivos ideológicos. Pero es que tampoco adquieren los conocimientos mínimos exigibles en las materias que podríamos considerar “apolíticas”.

Es urgente retirar la competencia educativa a las comunidades autónomas. Por el bien de nuestros escolares. Por el futuro de nuestra nación.

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1 COMENTARIO

  1. He ahí, en la entrega de la Educación a las Comunidades Autónomas una de las causas más graves de la decadencia y debilidad actual de España. El futuro que le espera a ésta si tal competencia no se le arrebata a las Comunidades Autónomas es tan negro como trágico.

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