Los del «cambio» ya no se limitan sólo al espacio público y Ximo Puig, Mónica Oltra y su equipo se meten en las casas de todos los valencianos. El borrador del proyecto de ley de Memoria Democrática, curioso nombre para definir lo que realmente es una ley totalitaria, y para la Convivencia de la Comunidad Valenciana, gobernada por el PSOE gracias al apoyo de Compromís, marca blanca de la formación de extrema izquierda -Podemos- en Valencia, y que ha elaborado la Conselleria de Justicia, prevé la retirada de símbolos que recuerden ‘el alzamiento militar o la dictadura de Francisco Franco’ en propiedades privadas.
Según publica el diario El Mundo, el borrador indica que ‘a exhibición pública de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones, como el callejero, inscripciones y otros elementos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe militar de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial se considera contraria a la memoria democrática valenciana y a la dignidad de las víctimas’.
‘Las Administraciones Públicas de la Comunidad Valenciana, en el ejercicio de sus competencias y de conformidad con lo establecido en el apartado primero, adoptarán las medidas necesarias para proceder a la retirada o eliminación de los elementos contrarios a la memoria democrática valenciana, sin perjuicio de las actuaciones que las víctimas, sus familiares o las entidades memorialistas puedan llevar a cabo en defensa de su derecho al honor y la dignidad’, añade.
Además, la Generalitat valenciana ‘no subvencionará, bonificará o prestará ayudas públicas a aquellas personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, sancionadas por resolución administrativa firme por atentar, alentar o tolerar prácticas en contra de la memoria democrática valenciana’.
El borrador no ve que ‘concurren razones artísticas o arquitectónicas para el mantenimiento de los elementos de exaltación de la Dictadura, salvo informe favorable en tal sentido del Instituto de la Memoria’.
Dejar de hacer el GILIPOLLAS Y DE DECIR Gilipolleces, que no valéis ni para dictadores que después de 40 años mueren en la cama.