Terminó el buen rollo y el buenismo en la selección española. El marqués Vicente del Bosque es ya historia tras confirmar que abandonará el banquillo del combinado nacional el 31 de julio, día en que termina su contrato. No obstante, el técnico ha decidido despedirse a lo grande y «destrozando» la imagen de Iker Casillas.
La Gaceta / Del Bosque, que si por algo ha destacado estos años es por ser un hombre comedido en sus palabras, salvo en el caso de Álvaro Arbeloa, quiso retratar en público a Casillas por su comportamiento durante la Eurocopa. Cabe recordar que Jose Mourinho, en su época al frente del Real Madrid, ya acusó al portero de tener «mala actitud» en los entrenamientos.
«Iker con los compañeros ha estado bien, correcto, pero con el cuerpo técnico así, así. Por eso al único que no le he mandado un mensaje ha sido a Casillas. Me sabe mal conmigo, pero también por Javier Miñano (preparador físico) o Toni Grande (segundo entrenador). Con el resto ha sido perfecto. El enfado ha sido con nosotros», ha subrayado Del Bosque en El Larguero, de la Cadena Ser.
Casillas parece que no aceptó bien su suplencia, a pesar de su más que discreta temporada en una liga menor como es la portuguesa, y sus gesto de apoyo a sus compañeros -delante de las cámaras- no eran más que un papel de cara a la galería. En el interior de la concentración, el guardameta malmetía contra las decisiones del entrenador y no apoyó a David De Gea, su sustituto natural en el puesto.
Del Bosque siempre ha tenido a Casillas entre sus preferidos. Los impresionantes logros del mostoleño en la selección le pusieron a la altura de los más grandes de la historia, pero sus problemas en los vestuarios han sido una tónica habitual a lo largo de su carrera deportiva. Primero fue con Fernando Hierro en los años del Real Madrid de los galácticos, después el sonado enfrentamiento con Mourinho y la falta de apoyo que, como capitán, negó a dos canteranos como Antonio Adán y Diego López y ahora su actitud a lo largo del torneo europeo.
Curioso que Casillas, que siempre presumía de ir «encantado» a la convocatoria con la selección aunque no fuera titular, demostrase a la hora de la verdad una actitud muy diferentes. Su labor de apoyo, clave para respaldar a De Gea en un momento personal tan duro, no fue tal y una vez más demostró no aceptar el mejor estado de forma de otros compañeros.