El Estado ideal creado por Tomás Moro en su obra Utopía, una isla con pleno empleo donde no falta tiempo para el ocio, no existe en la Unión Europea. Entre otras cosas, porque millones de jóvenes ni estudian ni trabajan. Eurostat, la agencia estadística europea, ha puesto cifras este jueves al fenómeno de los ninis. Pero solo se ha centrado en un pedazo de ellos: los que tienen entre 20 y 24 años. Un grupo en el limbo: muchos ya han acabado sus estudios y no siguen formándose. Pero tampoco acceden al mercado laboral. España no sale bien parada en esa foto: el salvaje aumento del paro en este grupo de edad, que ha pasado del 11% al 34,5% en solo una década, la ha situado entre los países con mayor tasa de ninis veinteañeros de la UE.
El País / Casi cinco millones de jóvenes europeos entre los 20 y los 24 años no dedica su tiempo a la formación o a un empleo, el equivalente a toda la población de Irlanda. Italia y Grecia encabezan la lista en una clasificación en la que España ocupa el sexto puesto pero con visos de avanzar: en la última década —el informe compara cifras de 2006 y 2015— ha sido el tercer país donde más ha aumentado el número de ninis de entre 20 y 24 años, un periodo crítico para la obtención del primer empleo que en muchos casos coincide con el fin de la carrera universitaria. Solo en Italia y Grecia ha sido mayor el deterioro.
La mejora de las cifras de empleo en España en los últimos años ha sido insuficiente para contener la sangría de jóvenes que permanecen fuera del mundo laboral. El estudio indica que más de uno de cada cinco españoles en esa edad —el 22,2%—, dedica su tiempo a otras actividades, una consecuencia de la elevada tasa de paro juvenil española, que supera el 40% y solo es inferior a la de Grecia en toda la UE. El lastre que ha supuesto para España la fuerte subida del desempleo en una franja de edad donde muchos jóvenes ya han dado por terminados sus estudios ha dejado fuera de juego a miles de ellos.
El mapa deja señales inequívocas: el Sur y el Este europeos acogen a la mayoría de jóvenes que se sitúan fuera del mercado mientras que nacer en la mayoría de países del Centro y Norte comunitarios proporciona mayores posibilidades de futuro como ejemplifican Holanda, Luxemburgo, Alemania, Suecia o Dinamarca, los Estados, por ese orden, con menor tasa de ninis. España ha pasado de estar por debajo de la media de la UE en 2006, cuando el estallido de la crisis era solo el augurio catastrofista de unos pocos economistas, a superarla ampliamente. En el conjunto de la UE el cambio no ha sido tan drástico y solo ha aumentado un punto la cifra de jóvenes sin perspectivas de mejora hasta situarse en el 17,3%.
Un efecto del aumento de la dificultad para encontrar empleo en la España precrisis respecto a la de hoy es la extensión de los estudios hasta edades más avanzadas. Si en 2006 solo el 28,6% se dedicaba en exclusiva a tareas académicas, en 2015 eran el 46,3%, un dato coherente con la caída de la tasa de jóvenes que solo trabajan, que se ha reducido prácticamente a la mitad desde el 44,3 al 22,2%. Solo en Grecia hay menos.
Entre los casos de éxito pueden citarse países como Bulgaria, Polonia o Hungría, que aunque aún están por encima de la media europea, han mejorado la integración de sus jóvenes en el mercado laboral y las instituciones académicas apoyados por los fondos estructurales que han recibido tras su adhesión a la UE.