El filósofo Gustavo Bueno Martínez (Santo Domingo de la Calzada, La Rioja, 1 de septiembre de de 1924) falleció la pasada noche en la casa familiar de Niembro, en Llanes, solo dos días después de que lo hiciese su esposa, Carmen Sánchez Revilla. Según sus más cercanos, no pudo resistir el fallecimiento de su mujer. Se celebrará un acto en Santo Domingo de la Calzada.
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LNE / La capilla ardiente familiar estará abierta desde las 18.00 horas de hoy en su casa de Niembro. Además, quedará abierta otra capilla ardiente pública en el salón de plenos del Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), mañana lunes a las 13.00 horas.
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Será en ese mismo salón plenario en el que se producirá la ceremonia de despedida a las 17.00 horas. Posteriormente, el cadáver del filósofo será enterrado en el cementerio de su localidad natal.
José Antonio Gómez, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, reseñó la «personalidad maestra» de Gustavo Bueno, y se refirió a él como «una de las figuras académicas más relevantes que ha dado la universidad asturiana». «Marcó una escuela y es una pérdida enorme», afirmó.
Tomás García López, secretario de la Fundación Gustavo Bueno, recibió la noticia con profundo dolor: «Estoy completamente consternado. No puedo ni articular bien las palabras. Se nos ha ido, a mi juicio, un filósofo irrepetible, el filósofo del siglo». Tras seis décadas de intensa relación personal con Bueno, considera que «representa para nuestro siglo lo que Platón en el siglo IV antes de Cristo, Tomas de Aquino en el XIII o Hegel en el XIX». Pero, a su juicio, «la mala fe de la gente hizo que algunos tuvieran una miopía impresionante y no supieran ver esa enorme grandeza». «Además de ser una persona con virtudes éticas inconmensurables, su obra tuvo, tiene y tendrá un largo recorrido en diferentes campos, desde la ciencia a la televisión, el deporte o la política, y lo ha hecho con una sistematicidad imposible de encontrar en otros pensadores», recalcó
El periodista Juan Cueto, que fue discípulo del filósofo, expresó su consternación por el fallecimiento. «Lo sentirá la filosofía; no sólo fue un filósofo de primer orden, sino que elevó la filosofía española a un nivel que no tenía antes», señaló a este periódico. «Para mí ha sido una referencia continua y lo siento muchísimo», dijo.
Por su parte, Josefina Martínez, catedrátrica emérita de Lengua Española de la Universidad de Oviedo y viuda del lingüista Emilio Alarcos, evocó con un «pesar muy grande» la figura de Bueno: «Dio mucho a esta región y a la universidad. Su muerte es un mazazo para todos los que trabajamos por el pensamiento». «Era el último baluarte que nos quedaba de aquella universidad que compartió con Alarcos. Es un golpe emocional muy fuerte», apuntó.
El jurista, político y escritor José Manuel Otero Novas mandó un email a Gustavo Bueno la pasada noche transmitiéndole sus condolencias por la muerte de su mujer. «Le escribí: ‘Comprendo que estés triste, pero tienes que darte ánimos, necesitamos tu magisterio y tu amistad’… Y ahora me entero que falleció él». «Es una persona de las que nacen pocas en un siglo. Un ser con una inteligencia inmensa, una cultura avasalladora y un pensamiento profundo», aseguró.
El filósofo ha sido una figura imprescindible del panorama cultural español. Desde 1970, ha desarollado el sistema filosófico denominado «materialismo filosófico». Su obra se ha construido en constante intercambio con las ciencias y la historia de la filosofía. Gustavo Bueno es autor de numerosos libros y artículos sobre ontología, filosofía de la ciencia, historia de la filosofía, antropología, filosofía de la religión, filosofía política, ateísmo y televisión, entre otros temas. Desde hace años, además de escribir, graba vídeos y audios con análisis de numerosas cuestiones filosóficas. Es padre del también filósofo Gustavo Bueno Sánchez.
Nombrado hijo predilecto de su localidad natal en 1997, se formó en las universidades de La Rioja, Zaragoza y Madrid. Con solo 25 años obtuvo una cátedra en el instituto de enseñanzas medias «Lucía de Medrano», en Salamanca.
Pero fue en el año 1960 cuando se asentó en Asturias, como catedrático de Fundamentos de Fiolosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Oviedo. Desde entonces permaneció ligado al Principado y desde su posición académica constituyó el inmenso corpus teórico del «materialismo filosófico», que niega el espiritualismo, y desde el que analizó diversos ámbitos, desde la ontología a la gnoseología, pasando por cuestiones más populares, como la idea de España o la esencia de la televisión.
Tertuliano polémico, generador de críticas y adhesiones por la complejidad para clasificar su pensamiento, ejerció como profesor en la Universidad de Oviedo hasta 1998. A partir de entonces, continuó trabajando al frente de la Fundación Gustavo Bueno, con sede en Oviedo. En 1995 fue nombrado hijo predilecto de la capital asturiana.