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Facebook censura a Pío Moa por dar su opinión sobre la homosexualidad

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Imagen de Archico. Jorge Juan Perales (izquierda) y Luis Pio Moa (Derecha) en un acto organizado por -elmunicipiotoledo-
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Así explica don Pío lo ocurrido en su blog en La Gaceta:

Con ruego de máxima difusión:

Infocatólica / Me conecto a Facebook y me encuentro con que me han eliminado por no«cumplir las normas». ¿Cuáles son esas «normas»? Básicamente evitar amenazas o «lenguaje que incite al odio». En mi caso no había la menor amenaza, de modo que hay que pensar que mis intervenciones incitaban al odio. En un primer momento estos hipócritas señalaron alguna de esas intervenciones, que luego no aparecieron en la notificación. Eran una serie que según recuerdo, señalaba lo siguiente:

** Una pareja homosexual no puede tener hijos. Es el «amor estéril» por naturaleza.

**El primer derecho de un niño es a tener un padre y una madre reales, no la parodia de dos papás o dos mamás.

Lo anterior, desde luego, es una constatación de la más elemental realidad, aunque a los homosexualistas, no necesariamente a los homosexuales, les pueda parecer «ofensivo». Seguía:

** Por accidente, un niño puede verse privado de padre o de madre, o de ambos, y ser criado por otras parejas normales. Pero en el caso de la homosexualidad no es un accidente, sino un «principio» que pretende equiparar la familia normal a una parodia de ella.

** El argumento o argucia usado a menudo, de que lo importante es el cariño cae aquí por su peso: el cariño real empieza por reconocer el derecho más básico del niño.

** Si no se reconoce el derecho más elemental del niño a una figura paterna y materna, el «cariño» se parece al que pueda tenerse a una mascota. La adopción homosexual reduce al niño, efectivamente, a una mascota.

-** Otra argucia homosexualista se refiere a padres que maltratan a los niños. Este es un problema serio, y que va en aumento conforme la familia se degrada sistemáticamente, como hoy ocurre. Pero privar a los niños de la figura paterna y materna es ya un maltrato de principio, por mucho «cariño» que se le eche.

** El hecho de que en las parejas homosexuales uno de los miembros remede el papel masculino y otro el femenino, no mejora la situación, desde luego.

** No debe olvidarse, además, que los curas y no curas pederastas son en su mayoría también homosexuales. Hace poco Ramón Pi señalaba cómo en las webs homosexualistas se encuentran a menudo apologías de la pederastia.

Cualquier persona que conserve algo de racionalidad y sentido común encuentra que las afirmaciones anteriores responden a hechos evidente, sin necesidad de mayor explicación. Pero los homosexualistas –la mayor parte de los cuales no son homosexuales, sino simplemente enemigos de la familia y de la Iglesia– son muy aficionados a crear embrolladas teorías que, como los comunistas, pretenden «científicas». En relación con ello, escribí:

** No me opongo a que los homosexualistas expongan sus enrevesadas sandeces. Me opongo absolutamente a que las impongan y a que promuevan leyes totalitarias que les permitan perseguir a quienes discrepamos de ellos.

Estas opiniones, naturalmente han sacado de quicio a los homosexualistas, que me acusan de «incitación al odio». Es como si los nazis me acusaran de incitación a odiarles por poner de relieve su racismo. Pero mis opiniones sí han sido respondidas con verdaderas oleadas de insultos, obscenidades y deseos de muerte. Eso sí es incitación al odio, aparte de una expresión de odio enfermizo muy significativa. En Facebook, en twitter, en los medios en general, la calumnia e incitación al odio a la Iglesia, por ejemplo, son constantes, pero por lo visto eso es «normal».

Esto de «incitación al odio» es la argucia más repugnantemente hipócrita que ha inventado el totalitarismo hasta ahora para silenciar y perseguir a los inconformes. A su lado, las acusaciones de «antisovietismo», por ejemplo, eran al menos más precisas y permitían saber a qué atenerse. Pero estos miserables pretenden montar una policía de los sentimientos, algo inédito, porque eso del «odio» resulta de lo más etéreo e interpretable, como se ven en la felonía de Facebook contra mí.

Para colmo, los hipócritas de facebook me invitan a que me autocensure: «Puedes –el maleducado tuteo. Creen estar tratando con coleguis– revisar el contenido de la página» para que me autoricen a volver a publicar. Dicen algunos que las redes sociales son una garantía de libertad. Ya ven con cuánta facilidad pueden convertirse en lo contrario

Esto no debe consentirse, y hago una llamada a todas las personas que conserven un mínimo sentido de la libertad y la dignidad, a movilizarse contra los nuevos totalitarios que, poco a poco, van imponiendo en la sociedad una tiranía nueva, la más vil que se recuerde.

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