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¿Hubiera intervenido Ana Pastor si se hubiera exhibido una esvástica?

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El Mundo satisface los deseos de Podemos regalándole el titular a cuatro columnas. Parece que últimamente quiere competir con La Sexta. «Podemos y los nacionalistas niegan la legitimidad del Rey». Sí, ya nos olíamos algo. El periódico que dirige Cuartango está seriamente preocupado porque los podemitas no saludaron al Rey ni le aplaudieron. «Un comportamiento pueril que demuestra mala educación y, lo que es peor, nulo respeto por las instituciones». Sólo les faltó tirarse bolitas de papel con un boli Bic. Pero lo que ya les quita el sueño es que Pablo Iglesias «volvió a arremeter contra el sistema con un discurso falaz muy preocupante». ¿Es que Pablo dice alguna vez algo más que falacias? «Es inquietante que casi un centenar de diputados transformaran ayer su ideario republicano en un nuevo intento de deslegitimación del actual jefe del Estado». Pues para mi que Felipe ha dormido a pierna suelta. Federico Jiménez Losantos con quien está enfadado es con Ana Pastor por permitir sin inmutarse las performances podemitas. «Desconozco si el herrumbroso engranaje marianil que rige el movimiento tieso de Ana Pastor tiene programado actuar, reglamento en mano, contra rufianes totalitarios, cómplices del terrorismo o apologetas de la violencia contra el enemigo político y las trabajadoras embarazadas. Imagino que lo hará el día en que, desde la tribuna, un mastuerzo podemita orine sobre el diputado al alcance de su próstata. Si en vez de la bandera de la II República alguien exhibe una bandera nazi contra el Rey, Pastor interviene, seguro». O no. No se la ve con muchas ganas. Raúl del Pozo no cree que la monarquía corra peligro. «El rodal antimonárquico quedaba muy pequeño y no reflejaba esa pulsión suicida, taifa o neocantonalista que amenaza al país (…) no hay ambiente republicano». No, no se atisban guillotinas en la Plaza Mayor.

El País dice que «el Rey admite el desencanto y llama a la regeneración». Claro, como últimamente está muy de moda lo de la regeneración se ha apuntado al carro, no le vayan a acusar de carca. Dice el editorial que Felipe VI es consciente que «vivimos tiempos de profundos cambios y que la permanencia de la monarquía dependerá de su capacidad de adaptarse a esa nueva realidad social y de demostrar su utilidad como jefe del Estado». Cebrián siempre lanzando pellizquitos de monja a Felipe. ¿Qué quiere, otro 23-F? Y alaba las referencias a la Transición que recuerdan a su querido rey emérito Juan Carlos. «Muy de agradecer en unos momentos en que los mensajes de odio y del miedo han vuelto a aparecer en el escenario político español e internacional». Hijo, es lo que da votos, qué le vamos a hacer. Ahora si no eres un tarado dando alaridos e insultado a todo lo que se menea no te comes un colín en las urnas. Rubén Amón tampoco ve ningún peligro inminente para el Rey y familia. «No cuajó la rebelión republicana en sentido incendiario». Y el discurso fue «aséptico, prudente, desapasionado». Vamos, un coñazo, que diría Rajoy. Luz Sánchez-Mellano cuenta que «Podemos estaba preocupado porque las niñas ser perdían un día de clase. No consta si pidieron a Pastor justificante de falta para el director del cole». ¡Adiós! Lo mismo les quitan a Felipe y Letizia la custodia de las niñas y acaban en una casa de acogida.

ABC dice que «el Rey pide a sus señorías estar a la altura tras el ‘desencanto’ del bloqueo». «El mensaje que transmitió Don Fellipe no pudo ser más certero, al destacar que la primera tarea de los diputados es servir de la mejor forma posible a los españoles», dice el editorial. Esto contrasta con «el bochornoso espectáculo que, otra vez, ofrecieron Podemos y los nacionalistas de distinto pelaje con su salidas de tono». Bueno, es que estos no están aquí para servir a nadie. Los podemitas, en concreto, para servirse a sí mismos y a algunas televisiones. «Lo mejor es despachar sus infantiles desplantes con un par de líneas». Seras tu, porque Ferreras se puso las botas. Al Rojo Vivo más que un especial apertura de legislatura parecía un especial Podemos. Carlos Herrera entiende que tiene que ganarse la vida y lo que vende son las chorradas de estos «elementos». «Los chavalotes de Iglesias han llegado para establecer performances». No podía faltar «el Tonto Con Bandera Republicana, el Tonto con Camiseta Reivindicativa, ni la Tonta del Tuit Perfectamente Estúpido (…) Estamos rodeados por perfectos mamarrachos». David Gistau estuvo allí. Y se aburrió como una mona. Felipe VI «es tan mecánico y frío al interpretar los discursos que todo se pierde en un tono mortecino». «Este rey necesita que su personalidad desborde mas». Vamos a tener que apuntarle a clases de teatro. En cuanto a los cotilleos posteriores, cuenta Gistau que se comentó mucho el careto avinagrado de Letizia. «En las conversaciones livianas del patio, los letziólogos de la información de Zarzuela aseguraban que la máscara contrariada de la Reina era ayer aún más severa de lo habitual». Lo mismo es que tuvo que perderse la clase de yoga. ¿Qué fue de la chica vivaracha del ‘déjame terminar’? Qué duro debe ser ser Reina.

La Razón dice que «el Rey alerta del desencanto de la política y pide diálogo permanente». Marhuenda sí vibró con el discurso del Rey. «Un discurso que, a nadie se le escapa, respondía en su fondo y en su tono a una coyuntura extraordinaria en la vida política y social española como la actual». «La cámara puesta en pie, se volcó en una larga ovación. Atronadora, porque la España de la inmensa mayoría también estaba allí. Conviene no olvidarlo», dice a modo de advertencia. El Submarino critica «el hambre de foco» de Pablo Iglesias. «Salió a la carrera de hemiciclo en busca de cámaras de televisión» para quejarse que los del PP les habían quitado sus asientos. «Un gesto con el que Iglesias únicamente pretende saciar un hambre de foco desmedido». Pues ayer con Ferreras se pegó un atracón de indigestión.

La Vanguardia dice que «el Rey llama a los políticos a actuar contra el desencanto». En el editorial muestra su hastío con las payasadas podemitas. «Produce cierta fatiga tanta gesticulación, tanto exhibicionismo, que quizás sirva para cohesionar la propia militancia, o para captar a la audiencia televisiva, pero que causan en la mayoría de los ciudadanos un efecto opuesto al deseado». Habrá que mirar las ventas de periódicos de hoy. Si El Mundo es el más vendido es que lo que la gente quiere son gesticulaciones, exhibicionismo y tontunas varias y el desencanto del Rey se la trae al pairo.

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