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«Analfabetos ha habido siempre pero nunca habían salido de la universidad»

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Imperiofobia y Leyenda Negra [Siruela], el libro de Elvira Roca Barea supone una inyección de autoestima en el ánimo lacónico que caracteriza a los españoles, a quienes se les podría aplicar una versión de la máxima de Pareto: la gente no se cuestiona individualmente lo que colectivamente no le importa cuestionar. O sea España y su Historia.


El Mundo / Algunos sectores de la izquierda se niegan a celebrar el 12 de Octubre porque no se conmemora el descubrimiento de América sino un genocidio.

Respuesta / Ése es un tópico que figura en el organigrama de la Leyenda Negra desde el inicio de la guerra en los Países Bajos (1568) con Guillermo de Orange. Luego se incorporó a la Ilustración y más tarde, lo asumieron el liberalismo y la izquierda. Posteriormente, lo adoptaron los movimientos indigenistas. Y seguirá existiendo porque permite echarle la culpa a otro de las desdichas del presente, ya sea ese presente el de la España decimonónica o actual o el de Hispanoamérica. Es mucho más cómodo culpar a la Historia que asumir la propia responsabilidad.

Pero se habla de genocidio…

Algunos autores sostienen que había en América cuatro millones y otros 20 cuando se produjo el descubrimiento. Pero esas cifras no tienen base histórica porque no había censo alguno. Lo que sí se sabe es que cuando llegaron los españoles hubo epidemias devastadoras (como el sarampión) que se pudieron controlar más gracias a que se desarrolló una política activa de control de epidemias, lo que evidencia que el Imperio se preocupaba por la salud de los indígenas.

Usted pone el ejemplo de Juan de Oñate, fundador de San Juan de los Caballeros, la primera ciudad fundada en lo que hoy es EEUU.

Oñate llevaba en su expedición mujeres, niños, ovejas y va estableciendo cuarentenas para prevenir contagios cuando contactase con las nuevas poblaciones indígenas. Eso no lo hicieron los ingleses.

Siempre que se habla de las atrocidades que cometieron los españoles se cita la Brevísima (1551) de Fray Bartolomé de las Casas, a quien usted otorga un papel similar al que tiene hoy Chomsky en EEUU.

Las cifras de Fray Bartolomé son falsas. Para que fueran verdad, cada español que hubiera pisado América desde el 12 de octubre de 1492 hasta el inicio de las guerras de la Independencia (1810) tendría que haber matado 14 indios al día. ¿Y qué es lo que hizo famoso a Fray Bartolomé? Que lo utilizaron los rivales del Imperio Español, esencialmente orangistas y los ingleses. ¿Y qué ha hecho famoso a Chomsky? Su posición de renegado interior de EEUU. La particularidad es que Chomsky, como Fray Bartolomé en el siglo XVI, nunca ha sido represaliado por ese imperio que tanto critica sino que ha obtenido enormes beneficios.

¿Fray Bartolomé no conocía bien América?

Su estancia más duradera fue cuando le nombraron obispo de Chiapas (1544-1550), pero sólo estuvo allí unos meses y en ese tiempo, como cuentan sus contemporáneos, ni se preocupó por conocer a los indios ni su idioma. En cuanto pudo, se volvió a España y se pasó el resto de su vida en la Corte.

¿Fue la conquista de América más sangrienta que otras?

¡Al contrario! Fue mucho menos sangrienta. La mayor parte de la expansión de los españoles en América se hizo pactando con indios.

Cortés desembarcó con 500 hombres y acabó con el imperio Azteca.

Y ni aunque todos ellos hubieran sido Rambos redivivos, hubieran podido tomar solos por ejemplo, Tenochtitlan (1521), la capital, en donde vivían al menos 80.000 personas. Lo que tuvo que hacer Cortés fue pactar con las poblaciones sometidas por los aztecas que soportaban una tiranía espantosa. En los documentos de los totonacas sobre la caída de los aztecas, ellos consideran que fue Cortés quien les ayudó a ellos. Ellos son los protagonistas, no los conquistadores españoles. Y lo mismo pasó en el resto de Iberoamérica.

¿No hubo exterminio?

El crecimiento de la población en Iberoamérica fue espectacular. México capital tiene en 1621, 7.700 casas y en 1650, 30.000. Y Lima tiene en 1619 25.000, y en 1687, 80.000. Y según el Archivo de Indias, hasta 1700 sólo viajaron a América unos 200.000 españoles. Así que tuvieron que ser los indios o mestizos. Francisco Guerra estudió la Lima virreinal y demostró que había una cama de hospital por cada 101 habitantes.

Podemos defendió el asalto a la capilla de Rita Maestre con un Seguimos siendo las brujas que no pudisteis quemar.

Caminamos hacia un periodo áureo de indigencia mental. Hablando de cosas serias: ése es un mito que siempre ha estado muy contrastado. En España las persecuciones de brujas fueron algo muy insólito. Sobre todo, si consideramos que las persecuciones masivas de los protestantes causaron miles de ejecuciones por brujería sin proceso legal alguno. Por España existió Zugarramurdi y pare de contar.

¿Y por qué no existieron persecuciones de brujas en la España Imperial?

Porque existía la Inquisición, que era un sistema legal y reglamentado para todo lo que se consideraba delito o disidencia religiosa. La Inquisición no sólo perseguía la disidencia del catolicismo sino también delitos como el proxenetismo, abuso de menores, falsificación de moneda… Desde 1560 hasta 1700, sólo resultaron condenados a muerte 1.300 procesados en España. Y considerando que no sólo eran asuntos relativos a la fe sino que también se juzgaban a individuos que habían cometido delitos muy graves. Por ejemplo, hubo un tipo en Valencia al que sentenciaron a muerte por brujería. En el sumario había constancia de que había matado a varios niños…

Pero 1.300 condenados parecen muchos.

Pues tenga en cuenta que en los 20 años que Calvino mandó en Ginebra se mataron a 500 personas, en una ciudad de 10.000 habitantes. Y hoy tiene una estatua. O los miles de ejecutados en los primeros años de reinado de Isabel I de Inglaterra.

¿La Inquisición era entonces más fiable que otros tribunales?

Desde luego. Mucho más. La Inquisición ofrecía más garantías al reo. De hecho, el derecho procesal en el mundo católico le ha debido mucho a la Inquisición porque instituyó un sistema judicial con instrucción de casos, jueces, abogados defensores…

Su libro desmonta los tópicos de la Leyenda Negra española y de otros imperios. De hecho, sostiene que en su mayoría responden a la propaganda.

En el caso español, la Leyenda Negra parte de las oligarquías de los territorios que estaban bajo dominio español o que se enfrentaron a su poder. En Roma, por ejemplo, decían que todas las prostitutas eran valencianas, porque el papa Borgia lo era. Y Lutero hizo miles de grabados para denigrar a los españoles. Incluso encargó uno en el que aparece Carlos V practicándole una felación a la Iglesia representada como la Ramera de Babilonia.

El protestantismo tenía mucho de nacionalismo.

El auge imperial español coincidió con el nacimiento de varios nacionalismos y chocó con ellos. El primero fue el germánico que no encontró la forma de articularse políticamente. Los príncipes alemanes se apoyaron en el protestantismo para poder luchar contra Carlos V y su idea de una Europa unida. El protestantismo creó iglesias nacionales mientras que España se apoyó en la idea multinacional de la religión católica, que era en un sistema moral en el que podrían convivir diferentes naciones.

¿Cuál es el recorrido de la hispanofobia?

La hispanofobia nace en cuanto comienza la expansión territorial de España hacia Italia. Choca de plano con el humanismo italiano que son los primeros en decir que somos ignorantes, bárbaros… y vive en el repertorios de las autojustificaciones de las iglesias protestantes, Ilustración, etcétera, siempre preparado para reforzar la autoestima del norte. En la crisis de 2007, la prensa internacional recurrió a los viejos tópicos de la Leyenda Negra: España siempre ha sido un lugar atrasado y raro, un país que casi no puede considerarse europeo, bárbaros y medio africanos. Ya en grabados del siglo XVII nos representan como PIGS.

Claro, los españoles eran cerdos, esto es, marranos, judíos, a pesar de su expulsión en 1492.

Sí. Pero eso era absolutamente habitual en la Europa de entonces. Y claro que decían que estábamos mezclados con los judíos. Nos llamaban marrani. Marranen en alemán. Y luego, según el territorio aplicaban diferentes formas para denigrar a los españoles. La hispanofobia tiene un vínculo fortísimo con el antisemitismo. Posteriormente, a los Países Bajos e Inglaterra les funcionó el tópico de que éramos unos bestias, para lo que el relato de Fray Bartolomé fue fundamental. En 1578 se editó en Holanda y Francia con el subtítulo: Tiranías y crueldades perpetradas por los españoles en las Indias Occidentales. Para que sirvan de advertencia a los Países Bajos. Era propaganda.

¿Eso es imperiofobia?

La imperiofobia es un fenómeno racista. Lo entendemos mejor cuando el grupo humano sobre el que recae el racismo es un grupo minoritario, periférico y marginal… Pero es que eso puede pasar a la inversa. Esto es, un grupo humano que ocupa una posición sobresaliente en un continente o a nivel mundial y que por eso, tiene que ser moralmente inferior, bárbaro. Como ha sucedido con los rusos, con los españoles y ahora con los americanos. ¿Por qué triunfa? Porque provoca un alivio moral.

Pero los propios españoles hemos terminado asumiendo los tópicos de la Leyenda Negra.

Todos los imperios tienen un sistema interior de autocrítica constante que es muy eficaz porque hace que mejoren las cosas y evita degradaciones.

La generación de 98 legó a los españoles un constante cuestionamiento.

Las generaciones a las que les tocó perder los territorios de ultramar no fueron capaces de enfrentarse a ese hecho con valentía y se pasaron la vida buscando culpables del desastre. Y para no echarse la culpa a ellos mismos, intentaron situar el problema de la responsabilidad tres siglos atrás. Ahí viene el problema de la asunción de los tópicos de la Leyenda Negra. Por ejemplo: ¿por qué perdimos el Imperio? Porque fuimos bárbaros, intolerantes… Todo para no asumir la propia culpa.

Los españoles tenemos falta de autoestima.

Pues no tenemos motivos. Es curioso que teniendo, por ejemplo, la escuela de Salamanca que sentó parte de las bases de lo estudios de economía o la expedición de Balmis, que sirvió para vacunar de viruela a cientos de miles de personas sigamos sintiendo que somos inferiores. Ni somos más corruptos, ni más inútiles, ni más ignorantes.

¿A qué se debe?

A España le ha pasado una cosa muy rara con sus élites intelectuales. A partir del siglo XVIII, esas élites asumieron todos los tópicos de la Leyenda Negra. Y eso se ha repetido generación tras generación. Se nota viendo la televisión.

¿Los Países Bajos del Imperio Español tienen semejanza con Cataluña?

Todo nacionalismo necesita un enemigo para crecer. En los Países Bajos se produjo un proceso de segregación que llevó a una parte de la población (los católicos holandeses) a vivir en un estado de apartheid durante siglos. Y reinventaron la Historia. Hay que tener en cuenta que había más holandeses luchando en los tercios del duque de Alba que en el ejército de Guillermo de Orange que usaba mercenarios. En Cataluña hay una gran parte de la población que vive en el exilio interior y el nacionalismo lleva más de 40 años inventándose la Historia.

Pues los holandeses se independizaron.

Porque les apoyaba Inglaterra, Francia… Nadie en Europa apoya la independencia de Cataluña.

¿Cuál es el problema de Europa?

No ha sabido aceptar su posición subsidiaria en el imperio hegemónico que es EEUU. También que se ha acabado con la gran educación europea que producía ese sustrato de clase media culta que garantizaba la pervivencia de la democracia. Siempre ha habido analfabetos pero ahora salen de las universidades.

Usted ha enseñado en Harvard. ¿También allí?

Bastante. Gente que sepa expresar por escrito lo que sabe empieza a escasear en todas partes.

Ahora en los colegios ingleses no enseñan a Kipling para no ofender sensibilidades. ¿Un nuevo índice de los libros prohibidos?

También ingleses y franceses prohibieron libros. Desde que las iglesias han dejado de elaborar la moral social, han aparecido una serie de administradores de la moral que son los que vienen a decirnos qué tenemos que creer y pensar.

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