El discurso de Año Nuevo del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, ha vuelto a poner de manifiesto la firme voluntad del país por contar con un programa nuclear que les permita el uso de armas capaces de alcanzar territorio estadounidense. Ayer, el régimen anunció estar ultimando los preparativos para llevar a cabo un ensayo con un misil balístico intercontinental (ICBM). En 2016, Pyongyang se mostró «vibrante en el desarrollo de armas avanzadas», apuntó el mandatario en su alocución. Con dos ensayos nucleares y el lanzamiento de más de 20 misiles a lo largo del año, la nación coreana confirmaba la expansión de su arsenal. Para 2017, el objetivo principal es equipar de ojivas nucleares los misiles de larga distancia para alcanzar Estados Unidos.
La Razón / «Hemos estado activamente involucrados en la investigación y desarrollo de armamento avanzado», afirmó Kim al tiempo que amenazaba con detonar artefactos atómicos si Washington y Corea del Sur no suspendían las maniobras militares conjuntas previstas. Precisamente, diversos analistas de la región coincidieron en señalar que aprovechando los cambios de liderazgo en Estados Unidos y Corea del Sur, con la salida inminente de Barack Obama y Park Geun Hye, respectivamente, Pyongyang podría llevar a cabo una prueba próximamente.
Thae Yong Ho, un ex diplomático norcoreano de alto rango que desertó al Sur a finales de julio, explicaba que para el régimen norcoreano el año nuevo es el «momento oportuno», ya que, debido a la situación política interna, tanto Seúl como Washington no podrían emprender acciones que traten de disuadir sus aspiraciones nucleares. En esa misma línea expertos del exterior destacaban el carácter bélico de una alocución en la que Kim presumió de ser el líder de «un poder militar de oriente que no puede ser tocado por ni siquiera el enemigo más fuerte».
