Juantxo García para elmunicipio.es
Juan Moreno Yagüe diputado andaluz por el partido político Podemos ha declarado recientemente en una entrevista de Ander Cortázar, para el informativo en la red EL BOLETÍN, que se necesita poner fin al dinero en metálico para «librarnos de los bancos».
A la pregunta de Cortázar: «Otra de las medidas de las que habla en su documento es de la necesidad de poner fin al dinero en metálico…», Moreno Yagüe responde: «Claro. Mira, ahora mismo somos todos consumidores, tenemos el dinero en los bancos y estamos en sus manos. Mira lo que pasó en Grecia. Los bancos privados controlan el movimiento del dinero para cualquier cosa. Lo que yo propongo es que no haga falta banca. Que podamos bajarnos el dinero directamente al móvil, que lo tengamos en la nube. Usted, Banco de España, abre el sistema de pagos a todo el mundo, me verifica, me autoriza, y yo tengo mi dinero, no el banco».
Esto, que parece tan encantador y revolucionario, es justamente, junto a la aceleración de la robotización en las sociedades occidentales, uno de los grandes proyectos a corto y medio plazo del Club Bilderberg.
El problema de Moreno Yagüe es que ese banco público («Banco de España»), ayuno de bancos privados, no está, ni de lejos, en los planes de quienes rigen a la luz del día o en la sombra los destinos de las sociedades capitalistas contemporáneas, como por ejemplo el señor George Soros, curiosamente uno de los patrocinadores de la formación morada (¿les suenan las siglas AECID?).
Para que exista el capitalismo se necesitan bancos y para el capitalismo (y los bancos) es una bendición del cielo la desaparición del papel moneda. De hecho, es lo que está haciéndose ya de manera hiperacelerada: más inputs/outputs por telefonía móvil, tablets y ordenadores que presencia física en las sucursales, de ahí la reducción salvaje de locales abiertos al público y proliferación de EREs poniendo a los bancarios de patitas en las colas del paro.
La desaparición del papel moneda impediría, de facto, cualquier tipo de autonomía a las personas que no tuviera un caracter «pecuario», ya que, tanto de manera privada (tal es la dirección actual del proyecto de desaparición del papel moneda) como de manera pública (la «nube» podemita), los inputs/outputs en un aparato electrónico tipo teléfono móvil o tablet están controlados al 100% (todo número telefónico y toda cuenta bancaria tienen un titular). Dicho de otra manera: tanto si te vas a comprar una bolsita de chuches como si te vas a hacer con una muñeca hinchable o una katana, todas esas adquisiciones de marchamo «económico», suponen también actos «ideológicos», que serían de inmediato registrados por la «inteligencia central» que controla los movimientos del dinero no metálico, pero sí «virtual» e, insisto, la «huella ideológica» de las transacciones.
Ya sea la unidad de «inteligencia central» privada (como quiere el Club Bilderberg) o pública (como sueña ilusoriamente el señor Moreno Yagüe), lo que sí está claro es que Big Brother, con la desaparición del papel moneda, será infinitamente más poderoso que hogaño.
Control económico, control ideológico, control de la sociedad-ganado… Podemos, definitivamente, huele mal. Muy mal.
Postdata: Si el lector quiere ahondar en el tema de una manera más profunda debería recurrir a la lectura del interesantísimo ensayo «Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder», del surcoreano radicado en Alemania Byung-Chul Han, publicado por la editorial barcelonesa Herder.
