Por Carlos León Roch para elmunicipio.es
La exhibición de un autobús por las calles de Madrid proclamando la obviedad de que los niños tienen pene y las niñas vulva, ha desatado la inquina de las organizaciones «progresistas», de las de homosexuales, lesbianas, etc tachándolo de «incitación al odio». Y es que, en la actualidad, está permitido -y en ocasiones alentado- la «elección» del sexo por parte de cada persona, lo que resulta relativamente asequible dados los avances y las capacidades quirúrgica, todo ello referido, naturalmente, a los «atributos sexuales externos», esto es a los testículos, la vulva, el pene, la distribución del vello, entre otras. Además de esos atributos externos modificables, están los internos, como el útero, los ovarios, etc. cuya modificación es más compleja, aunque posible. Con todo ello, y con la manipulación hormonal es evidente que, en la actualidad cualquier persona está en condiciones de elegir el aspecto externo de su condición sexual, masculino o femenino.
Pero, junto a los atributos sexuales externos y a los internos existe otro, inmodificable, irreversible y definitivo, que está presente en cada uno de las billones de células del organismo: la llamada cromatina sexual. Ésta es una substancia situada en el núcleo de cada una de las células y que forma parte de y de los dos cromosoma X que caracterizan al sexo femenino, y que no está presente en los del masculino (que es siempre XY).
Nadie puede cambiar la cromatina sexual de todas las células del organismo que son las que permiten un diagnóstico del sexo en los primeros meses de vida fetal. Nadie `puede cambiar el sexo cromosómico.
«No es ningún acto de odio afirmar que «los niños tienen pene; las niñas vulva».
Carlos León Roch