Por Carlos León Roch para elmunicipio.es
No, no son nostálgicos de la República, de esa «ilusión del 14 de abril» que pregonaba José Antonio. No lo son de los republicanos Besteiro, ni de Lerroux, ni de Gil Robles… Son nostálgicos del Frente Popular, ese que se apropió de los comicios de febrero de 1936; de ese que régimen de terror que asesinó -entre otros muchos más- a 8.000 curas y 12 obispos Son nostálgicos de esos que -ahora- llaman demócratas y que ponían grandes retratos de otro «demócrata» (Stalin) en las plazas de España, al grito de «viva Rusia; muera España».
Muchos de nosotros, nada «frentepopulistas», defendimos en 1931, y lo hacemos también ahora, la prioridad de los méritos biográficos sobre los genéticos y los genealógicos; el ideal «gobierno de los mejores», pero no podemos sentirnos vinculados, ni nostálgicos, con un régimen de terror.
Tampoco sentimos nostalgia de otros regímenes, con muchas luces y muchas sombras, que ya quedan muy atrás, y que la Historia juzgará.
Pero nuestra ilusión permanece.
Como dijo Von Schiller: «Solo la fantasía permanece siempre joven. Lo que no ha ocurrido jamás no envejece nunca.»
