Un grupo transexual llama «transfóbica» a una transexual por apoyar a HazteOír
Hace unos días Charlotte Goiar, la primera persona española a la que el Supremo le permitió cambiarse de sexo, salió en apoyo de la campaña de HazteOir.org para denunciar el adoctrinamiento de género en las aulas. Goiar declaró que “el bus de HazteOír es lo más normal del mundo; los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”. Además, señaló: “Creo que transexual es una etiqueta ambigua y politizada por el lobby LGTB. Sólo hay dos posibilidades en la biología humana demostradas científicamente: hombre o mujer, no hay término medio. Los niños con pene y las niñas con vulva son el 99% de la población. Y, si como yo, quienes sufren estos síndromes congénitos terminan adecuando físicamente su sexo a la normalidad, nos acercamos al 100% de la población”.
La asociación Arelas llama ‘transfóbica’ a Goiar
OUTONO / Hace unos días el diario Faro de Vigo publicó unas sorprendentes declaraciones de Cristina Palacios, presidenta del colectivo Arelas, una asociación gallega formada por familias de menores transexuales. Según Arelas, Charlotte “es una persona transfóbica, como tantas otras”. Es más, considera que la “transfobia” que atribuye a la transexual viguesa se debe a que “para ella es una enfermedad y hay que operarse sí o sí, porque no cree que haya hombres con vulva”. Es decir, tacha de “transfóbica” a Goiar simplemente porque no comulga con los dogmas de la ideología de género, que sostienen que el sexo no tiene nada que ver con la biología y que es una mera construcción social.
Comparan a Goiar con las ‘resistencias’ de ‘cualquier revolución’
Pero la cosa no se queda ahí: desde Anelas afirman que “cualquier revolución tiene un montón de resistencias, incluso dentro de su propio colectivo”. Leer esto me hizo sentir un escalofrío, pues ya he visto en los libros de historia cómo han tratado otras “revoluciones” a los disidentes, incluso a aquellos revolucionarios que llegado un momento manifestaban cualquier discrepancia frente a sus líderes. Con mucha frecuencia, históricamente ese dogmatismo revolucionario ha tratado a los discrepantes como enemigos del pueblo, burgueses y reaccionarios, lanzando contra ellos el odio y la intolerancia de muchos, y a menudo persiguiendo su muerte civil, cuando no su eliminación física. Por supuesto, no estoy diciendo que dicho colectivo transexual quiera liquidar a Goiar, pero que hablen así de revoluciones y de resistencias es muy desafortunado y da miedo. Le recomiendo al colectivo LGTB que empiece a practicar al menos una pizca de esa tolerancia que siempre está exigiendo al resto de los mortales, porque con la excusa de combatir la intolerancia, el lobby LGTB está manifestando unas altas dosis de fanatismo y de intolerancia.
Las feministas de Podemos Galicia, ‘furiosas’ con la discrepante
Mención aparte se merece el caso de Podemos. El partido de ultraizquierda publicó el lunes un sorprendente comunicado en la página de Facebook de su círculo Feminismos Galicia. La autora del comunicado -el texto usa la primera persona del singular, como si fuese una carta-, se declara “atónita, indignada, ofendida y furiosa” por el apoyo de Charlotte Goiar al autobús de HO. Es un claro signo de intolerancia y de escaso espíritu democrático que a las feministas de Podemos les ponga furiosas que una transexual tenga una opinión distinta a la suya. Además, en el texto adjunto al comunicado, las feministas de Podemos atribuyen a Goiar “una falta de generosidad y solidaridad”, y todo por el mero hecho de no opinar como ellas. Menuda toletancia…
Charlotte Goiar junto a Ignacio Arsuaga en la pancarta de cabecera de la manifestación convocada por HazteOir.org en Madrid la semana pasada, en defensa de la libertad de expresión
¿Quiénes son los que de verdad ejercen el odio y la intolerancia?
Es realmente pasmosa la incapacidad de esta gente para asumir la libertad de pensamiento y la libertad de expresión que son características de una sociedad democrática. Al final va a resultar que cuando acusan de “odio” a HO, lo único que están haciendo es retratar el odio real de los ideólogos de género a todo aquel que no suscribe sus planteamientos. Un odio que, como estamos comprobando últimamente, ha pasado de los insultos, las amenazas y las peticiones de censura a la agresión física contra los que no opinan como ellos, unas formas de violencia que, además, son justificadas sin tapujos por los podemitas en las redes sociales, como si discrepar de ellos justificase que te agredan. ¿Y aún se atreven a hablar de odio y de intolerancia?