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Vade retro, Podemos (la Semana Santa de Elena)

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Por Laureano de Grande-Caballero para elmunicipio.es 

Feliz Semana nueva católica, españoles. Kareen Semana. Aloha, cristianos de España, pues llegó nuestra Semana, impregnando las calles de nuestra Patria con el inefable aroma de un incienso que parece desprendido de las esferas divinas con el fin de fumigar nuestros solares de las miasmas podemitas, a la vez que majestuosos himnos litúrgicos salen de nuestros templos exorcizando a las mesnadas del inframundo con su poderoso grito: «Vade retro, Satana».

Los nerones podemitas se remueven nerviosos en sus poltronas municipales, en sus conventíkulos okupas, en sus cavernas sulfurosas, mientras un escalofrío recorre sus coletas y desmaya indefectiblemente sus grotescos puños en alto. ¡Qué les gustaría prohibir la Semana Santa ―como hicieron durante la Segunda República―, mandar a sus demoníacas gestapos contra nuestras procesiones, quemar nuestras imágenes como hicieron durante la satánicas persecuciones republicanas, gritando con sus mandíbulas desencajadas por el odio luciferino eso de que «España ha dejado de ser católica»!

¡Cuánto desearían que los nazarenos desfilaran en autobuses naranjas para mandar contra ellos sus séptimos de caballería, sus Femens blasfemadoras, sus orcos arcoirisados! ¡Cómo sueñan con convertir nuestras plazas de toros en coliseos, nuestros templos en patios okupas!

Es cierto que las farolas de nuestras calles no exultarán con carteles de la Macarena, el Gran Poder, o Jesús el Pobre ―mientras que sí lo hicieron con el Año Nuevo Chino o el Ramadán―, pero tendrán que comulgar con hostias como ruedas de molino, tendrán que escuchar nuestras espectaculares tamborradas, les daremos procesiones como panes, les arrollaremos sin piedad con nuestras salmodias, mientras ellos se muerden las uñas de sus garras luciferinas, aúllan de rabia en sus deprimidos akelarres en noches insomnes, y escuchan los pasodobles con las que nuestras bandas musicales acunan y mecen a Cristos y Vírgenes.

Nosotros no hacemos Kabalgatas, no desplegamos banderas gays en las instituciones madrileñas oficiales, pero nuestra semana Santa es un invencible escrache a los demonios de las ciudades podemitas; nuestras procesiones son irreductibles manifestaciones con las que decimos a esa horda que aquí estamos, que aquí seguiremos, que no nos moverán, que no pasarán; que la Semana Santa siempre será la tumba del Señor de las Moscas y sus acólitos, hasta que un día podamos gritar «urbi et orbe» aquello de «Vade retro, Podemos»; que Madrid ha sido tomada por nuestros victoriosos ejércitos de nazarenos, que Madrid ―en una apoteósica Azaña― «ha dejado de ser podemita»,

Y ojo al dato, porque el próximo 14 de abril no será el día de la Repúblika, sino el Viernes Santo. Viernes que se anuncia con las victoriosas banderas de nuestras cofradías y hermandades, donde los pasos procesionales serán nuestros carros blindados; donde los nazarenos serán nuestras tropas de liberación, marchando como salvífica legión, desfilando como un arrollador ejército de salvación que ocupase una ciudad en manos enemigas, acaudillados por Cristos y Vírgenes, cantando una paráfrasis de lo que decían las tropas nacionales cuando liberaban una ciudad en manos de los rojos: «¡Entra Dios!»; donde los cielos de las ciudades podemitas serán tomados por las huestes angélicas, que desarrollarán una performance triunfal que a los infiernos hará temblar.

Así que tendrán que irse ―cautivos y desarmados― a sus pudrideros, a sus pestilentes madrigueras, a sus zugarramurdis azufrados, montados en sus escobas derrotadas, protagonizando un jalouin grotesco, mofa, befa y bufa de la catolicidad desencadenada.

En los días previos al Alzamiento Nacional del 18 de julio 1936, el general Mola ―el organizador de la sublevación militar― cursó el siguiente telegrama a los conjurados: «El pasado día 15, a las 4 de la mañana, Elena dio a luz un hermoso niño». El mensaje cifrado indicaba que la rebelión comenzaría el 18 julio a las cinco de la mañana en el Protectorado de Marruecos, mientras que las guarniciones militares de la península tenían que secundarla al día siguiente (15+4=19).

Si: España ha dado a luz a una hermosa Semana Santa.

Y la Semana Santa ha dado a luz un hermosísimo Viernes Santo.

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