Amarna Miller ha vuelto a meterse en un jardín. El pasado 13 de junio, una usuaria de Twitter compartía un vídeo en el que se veía un extracto de la aparición que la actriz porno hizo en el canal de YouTube de The Tripletz hace unas semanas. Allí, sentada en un sofá, esta «diva del porno, del feminismo y del pensamiento», tal y como estos jóvenes la definen, habló sobre las mentiras y los mitos que rodean a la industria del porno.
También te puede interesar —La actriz porno Amarna Miller sobre Podemos: “Soy errejonista”—
El Español / Sin embargo, el extracto que ha recuperado esta usuaria ha desatado las iras de algunos sectores feministas. En el mismo, Amarna Miller no se muerde la lengua a la hora de defender el sexo sin ganas dentro del mundo del porno. «Cuando se habla de sexo, cuando se habla de porno, parece que a los actores se les exige que siempre tenemos que disfrutar con nuestro trabajo y que tenemos que hacerlo por placer. Y no está mal dedicarse al porno por necesidad. En un tanto por ciento muy alto de los casos, se dedica a la pornografía por necesidad y no es algo malo. Tú trabajas por dinero. Si tú estás friendo patatas fritas en un McDonald’s, no es porque te encante freír patatas, es porque tienes un curro para poder ganar dinero», dice la actriz en el vídeo.
Con la intención de aclarar su argumentación, Amarna Miller deja una frase que ha levantado verdaderas ampollas y ha desatado una ola de indignación: «La gente piensa que si una persona no quiere follar es que la están violando, están forzándola. Y no. A ti te puede no apetecer follar en ese momento y lo haces. Eso quiere decir que tienes un mal día y estás haciendo algo que te da un poco igual, para poder tener un dinero, para poder pagar tu casa y tu comida. No está mal».
Tras las primeras reacciones, Amarna Miller quiso matizar sus palabras a través de su cuenta de la red social Twitter y defender su posición como trabajadora sexual ante el «acoso» que estaba sufriendo en las principales redes sociales.
Algunas compañeras y trabajadoras sexuales como María Riot o Natalia Ferrari han querido salir a defender la posición de Amarna Miller y su libertad para defender el sexo por trabajo o por necesidad.
Por otro lado, sus argumentos no han conseguido frenar el aluvión de críticas contra Miller, que se enfrenta a menudo a un sector del feminismo que se opone a la mercantilización del cuerpo de la mujer y que critican que se erija como defensora de las mujeres en una industria eminentemente machista de la que participa.