El torero José Antonio Canales Rivera (43 años) ha vivido en su tierra uno de los «episodios más desagradables de su vida», según ha reconocido él mismo a EL ESPAÑOL. El pasado 20 de mayo, después de acompañar durante todo el día a su hija Carmela en su primera comunión, se desplazó a Zahara de los Atunes (Cádiz) para cenar con una chica con la que tenía una cita. Pero el día acabó de la peor forma que podían esperar.
Mientras cenaban en el hotel-restaurante La Almadraba, oyó varios comentarios ofensivos en relación a su profesión desde la mesa de al lado, donde cenaba un grupo de cinco jóvenes, dos chicos y tres chicas. Prefirió «hacer oídos sordos», según cuenta el torero. Poco después, cuando se dispusieron a pagar, uno por uno se acercó a la mesa y le llamaron «matador de vacas asesino». También le instaron a «salir a la calle si tenía cojones». Varias personas que comían en el restaurante pidieron a los jóvenes que «dejaran de insultar al torero y tuvieran la fiesta en paz».
El local estaba repleto de gente, porque durante esos días se celebraba la IX Ruta del Atún en el pueblo gaditano, fiesta en la que todos los restaurantes elaboran tapas con este ingrediente. Algunos testigos, entre ellos los camareros del restaurante, corroboran la versión del torero.
Pero lo peor llegó después: Canales Rivera salió a la calle y se montó una dura pelea entre todos. El torero cuenta que lo primero que vio fue cómo una de las mujeres «tenía agarrada por los pelos a su acompañante». Después, otro de los antitaurinos propinó un puñetazo a Canales y le dejó «el ojo morado». Los testigos presenciales aseguran que los golpes fueron en las dos direcciones y que el torero también dio golpes a quienes minutos antes le habían increpado. La Guardia Civil, que estaba por la zona, tardó muy poco en llegar y tomó declaración a todos.
El dueño del local donde ocurrieron los hechos no conoce la identidad de los amigos que insultaron al torero, tan solo que «son de Marbella», porque ya habían visitado el restaurante en alguna otra ocasión.
José Antonio Canales ha presentado una denuncia en el juzgado de Barbate, su localidad natal, a muy pocos kilómetros de Zahara de los Atunes. Después de la pelea tuvo que ir al médico porque tiene placas en dos vértebras del cuello por accidentes previos y temía haberse lesionado. Hasta hace pocos días ha tenido un derrame en el ojo y fuerte dolor de rodilla.
«Hay gente a quien le gustan los toros y gente a la que no, pero yo nunca me había encontrado con una situación tan desagradable», explica el torero a EL ESPAÑOL, que días después del suceso le da por pensar qué hubiera pasado si hubieran estado presentes sus dos hijos, con los que compartió todo el día, o sus hermanos y amigos. «Ahí si que se habría montado, porque mi hermano es escolta y mi íntimo amigo, con el que me paso casi todos los días, es profesor de jiu-jitsu», piensa en alto el torero.
También siente que su compañera aquella noche tuviera que presenciar una situación tan dantesca. Hace 14 meses que se separó de Carmen Fernández, su mujer durante 12 años y madre de sus dos hijos, Pancho y Carmela, y desde entonces no ha tenido ninguna relación. Precisamente aquella noche era la primera vez que salía acompañado por una cita y acabó de la peor forma.
El torero vive un buen momento profesional, los últimos años ha cerrado unas 18 corridas por temporada y se «enorgullece de seguir viviendo del toreo como pocos pueden hacer ya». En agosto y septiembre tiene previsto torear en Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León.