«…Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire; tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional…» * artículo 8 de la Constitución Española…
Soldados de España, nos encontramos ante una situación límite: la patria, heredera de siglos de historia y por la que tantos españoles entregaron sus vidas, ha recibido un golpe de muerte.
Unos dirigentes políticos, traidores al conjunto de la Nación, han lanzado un órdago a todos los españoles que no puede quedar sin respuesta.
Siglos y siglos de un pasado glorioso se ven amenazados por la deslealtad y la traición de unos dirigentes canallas.
¿Cuál debe ser la actitud de un soldado ante esta situación? ¿Debe permanecer, en posición de firmes, esperando las órdenes superiores que, con toda probabilidad, acaso jamás se produzcan? ¿O debe ser fiel a su juramento, anteponer el amor a la patria a ningún otro condicionamiento y cumplir con su compromiso de defensa de la Sagrada unidad nacional?
De vuestra actitud, soldados de España, depende que la patria siga o no sigue existiendo
El Gobierno de España aún está a tiempo de actuar con lealtad, aún está a tiempo de no pasar a la historia como los cobardes que consintieron la tropelía separatista catalana.
Si así lo hiciere, si de manera inmediata se aplicara el artículo 155 de la Constitución sólo debéis, soldados de España, acatar con disciplina las órdenes de vuestros mandos y reponer la legalidad allá dónde ha sido conculcada.
Pero si por el contrario y como parece, el Gobierno de España claudica ante la provocación chulesca al resto de los españoles vosotros, soldados de España, tenéis un compromiso con el honor y con la verdad que está, incluso, por encima de vuestra obligada disciplina.
Por eso me dirijo a vosotros, miembros de los tres Ejércitos, tropa, suboficiales, oficiales y jefes del glorioso ejército español, a vosotros soldados de España, para reclamar vuestra defensa de los valores patrios ante la situación límite que sufrimos.
Apelo a vuestro sagrado juramento, soldados de España.
No podéis permanecer sordos y ciegos ante lo que está ocurriendo amparandoos en la obediencia debida y en el sentido de la disciplina.
Ante la quiebra del orden constitucional, ante el disparo de muerte contra todo aquello que jurasteis defender, la patria reclama, soldados de España, nuevamente el concurso de la milicia.
El ejército es ante todo la salvaguardia de «lo permanente».
Y cuando es «lo permanente» lo que está en peligro, cuando lo que está en riesgo es la misma permanencia de España, vosotros, soldados de España, debéis decidir de qué parte estáis: si de la parte de la disciplina que por obedecer al mando acaso mañana se encuentre sin nada a lo que servir, o si estáis de parte de los valores que os hicieron entregar vuestra vida y vuestros destinos a la más noble de las misiones: la milicia
Soldados de España limpiar bien vuestras armas y ajustar bien vuestros correajes.
Decía Calderón de la Barca: «al rey la hacienda y la vida tienes que dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios»
Mensaje emitido por el periodista y escritor Josele Sánchez en las ondas de Radio Ya, el miércoles 31 mayo de 2.017
Cuando hace ahora cuarenta años iniciamos esta democracia, quién nos iba a decir que transcurrido tal tiempo son muchos los españoles, como el autor de esta proclama, Josele Sánchez, que pensamos en ese recurso último cual es invocar a los Ejércitos de España ante la duda de que ésta no esté ya, otra vez como en los tiempos de aquella fratricida guerra civil del 36, en trance vital. Ahora no existe, como entonces, una lucha de clases en el sentido marxista puro. Ahora lo que hay es una lucha de castas que no son de derechas ni de izquierdas sino, simplemente, grupos ambiciosos de poder sin sentido de Patria. A tal extremo, que algunos de esos grupos lo forman antipatriotas, izquierdistas de nombre, dispuestos a trocear la vieja nación; otros, los derechoides, compuestos de felones que hablan de España como tapadera de sus ambiciones políticas pero a los que la Patria, la nación, no les importa mucho más que un mercado en el que se venden y se compran en una operación de mercachifles. Unos y otros, y cuántos son, pertenecen a ese tipo de ciudadanos que toda nación debe excrementar como desecho de una mala digestión. Por eso, quizá y otra vez, sean el momento de los ciudadanos con honor, amantes de su Patria, a los que apela Josele Sánchez ante el riesgo de su destrucción.