De nuevo, los líos internos enturbiaron una semana teóricamente feliz para el Ejecutivo. La crisis en la fiscalía anticorrupción, que desembocó en la dimisión de Manuel Moix, dejó en un segundo plano la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Un hecho que, a ojos del Gobierno, demuestra su talante «dialogante» y abre la puerta a una «legislatura larga», en voz de Íñigo Méndez de Vigo. Y todo a pesar de que en Moncloa se preparan para un PSOE a cara de perro, aunque Pedro Sánchez haya aclarado que no habrá fisuras en la defensa de la unidad nacional.
LD / Solucionadas las cuentas públicas de 2017, al Gobierno le toca volver a negociar, por ejemplo el techo de gasto. Y aunque Mariano Rajoy está satisfecho por la breve llamada de Sánchez, su equipo ve bastante improbable que en página económica pueda contar con los socialistas. No esperan acuerdos en la comisión del Pacto de Toledo con el principal partido de la oposición. «Sí creemos que estarán en los denominados asuntos de Estado, también en política exterior», zanjaron fuentes gubernamentales.
En este contexto, Méndez de Vigo compareció el viernes tras el Consejo de Ministros con el mensaje de que el «sí» a las cuentas públicas ofrece un escenario de estabilidad. «Es importante que se imponga esta dinámica positiva, porque ya había en la sociedad española un pesimismo de pregoneros, de los especialistas en las políticas del niet, de políticas estériles», declaró el portavoz del Gobierno.
La lectura que, a juicio de la Moncloa, cabe sacar es que el Ejecutivo está dispuesto a dialogar y esa negociación tiene sus frutos. Un mensaje dirigido, principalmente, a sus aliados para sacar adelante los Presupuestos. Esto es, Ciudadanos, PNV, Nueva Canarias, Coalición Canaria, Foro Asturias y Unión del Pueblo Navarro. El presidente se muestra especialmente cómodo con los nacionalistas vascos, aunque Méndez de Vigo se vio en la obligación de desmentir, una vez más, que no se está pensando en un acercamiento de presos de la banda terrorista ETA a cárceles próximas de Vascongadas.
«Gana el realismo, la moderación y la centralidad política», sacó pecho Méndez de Vigo en su intervención inicial, antes de que Rafael Catalá y Moix centraran las preguntas de los periodistas. Según proclamó, la aprobación de las cuentas del Estado supone un «significativo hito político» que sitúa a España como un país «fiable y solvente».
