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Valoración de la “semana del orgullo”

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Norberto Pico
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Por Norberto Pico Sanabria

La exaltación de la Ideología de Género con motivo de la “semana del orgullo” adquirió este año -se supera cada vez- proporciones desorbitadas. Instituciones públicas y privadas, ayuntamientos, comunidades autónomas y empresas multinacionales desplegaron toda su potencialidad para apabullar a los españoles con la propaganda homosexualista.

Pocos acontecimientos reciben el tratamiento mediático de este evento. Al menos dos televisiones privadas nacionales y una pública de carácter autonómico retransmitieron en directo el sábado 3 de julio el acto central, como colofón a una semana en la que variaron su programación para dedicar diariamente espacios informativos, además de ciclos de cine de temática homosexual y un sinfín de espacios encaminados a promocionar las actividades programadas. El despliegue es muy superior, por ejemplo, al que en su día merecieron las manifestaciones de apoyo a las víctimas del terrorismo o en favor de la familia, y es solo ya comparable con eventos deportivos como el Mundial de Fútbol o la Eurocopa. En Madrid, por ejemplo, no se recuerda una inversión de tal magnitud en publicidad institucional. El arco iris estaba por todas partes en vallas, carteles, banderolas, marquesinas y autobuses.

Con astucia, el lobby gay ha sabido transformar una reivindicación minoritaria en una fiesta popular y esta en un enorme negocio, consiguiendo atraer para su causa, por convicción o por interés, a las administraciones públicas y a las grandes empresas.

En su lectura política, el Orgullo 2017 nos dejó como novedad la participación por primera vez en su historia de los representantes del Partido Popular en el desfile-manifestación pues, si bien llevaban décadas apoyando mediante subvenciones a las asociaciones homosexualistas, hasta ahora no habían estado en la cabecera de la manifestación junto al resto de partidos del arco parlamentario. La presencia del PP en el desfile del orgullo debe valorarse muy positivamente, ya que contribuye a aclarar la postura de un partido casi siempre ambiguo y que, por su actuación oportunista cuando estaba en la oposición, adhiriéndose a las manifestaciones a favor de la familia o recurriendo la Ley del Matrimonio Homosexual ante el Tribunal Constitucional, podría entenderse que mantenía posiciones disidentes respecto a la imposición de la Ideología de Género. Nada más lejos de la realidad.

Frente al apabullante despliegue propagandístico homosexualista, Falange Española de las JONS se desmarcó del discurso dominante -la Ideología de Género ha adquirido ya estatus de religión oficial- mediante una modesta campaña en defensa de la familia coincidiendo con la Semana del Orgullo Gay. El despliegue de una pancarta en su sede con el lema “Defiende la familia, es lo natural” y el reparto de adhesivos con idéntico mensaje fueron rápidamente interpretados como una provocación y la organización falangista descalificada como homófoba.

Y es que los grupos de presión homosexualistas, los partidos políticos y los medios de comunicación niegan ya cualquier posibilidad de cuestionar su ideología. En nombre de la libertad, cómo no, pretenden que este sea ya un debate cerrado y sin posibilidad de argumentaciones disidentes. Por eso, por si su asfixiante propaganda no fuera suficiente para modificar en unos pocos años las creencias y valores mayoritarios de la sociedad, preparan un entramado legislativo represor.

La sede de Falange fue atacada mediante el lanzamiento de pintura, dañando parcialmente la fachada y los cristales. Igualmente fueron atacadas las oficinas de Hazte Oír. Los adhesivos falangistas a favor de la familia fueron arrancados con saña. Y mientras, los representantes de todos los partidos clamaban contra la discriminación que, aseguran, siguen sufriendo los homosexuales.

¿Quiénes son los discriminados? ¿Quiénes son realmente los perseguidos? Bienvenidos los tiempos difíciles.

Norberto Pico Sanabria

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