Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
En 1934, de la mano de José Antonio Primo de Rivera, los falangistas salieron a la calle para declarar su respeto a las leyes vigentes y su rechazo completo y absoluto al intento secesionista del Gobierno catalán, en su deriva separatista. Miles de españoles se sumaron a este llamamiento que certificaba el principio de unidad de España ante la perversa decisión de romper a un país con más de cinco siglos de existencia y, sin duda, el más antiguo de Europa. Hoy, más de ochenta años después, los falangista ven con estupor y con tristeza como algunos catalanes, nublados por un potente aparato político y económico, se ve en el deber nacional de clamar contra el nuevo proyecto de romper esa unidad no solo territorial de España, sino la de toda nuestra sociedad, en sus lazos de familia, trabajo, amistad.
Por eso la actitud de los falangistas además de clara en su oposición a tamaño disparate histórico, tiene que ser expuesta en todos los foros de la nación, en las plazas y calles, en declaraciones oficiales, y al paso, denunciar a quienes de manera sibilina ayudan con su permisividad o su comprensión, que parecen estar al lado de los secesionistas Puigdemont y Junqueras, más que con los españoles. Las palabras, por ejemplo, del jefe de Podemos, Pablo Iglesias: “Visca catalumya lliure i sobirana”, pronunciadas en un acto de En Comú, el lunes 11 de septiembre, demuestra hasta la saciedad quiénes son estos pseudo españoles de fácil coincidencia con los que pretenden romper nuestra patria. ¿Serían capaces los podemitas de apoyar la independencia de Cataluña, la tierra del Bruch, de Palafoz, de Dalí, Tarraga o Miró, de la Sagrada Familia, de Antonio Gaudí,?
Es posible, al fin y al cabo estos podemitas se declaran filo-marxistas o comunistas y esto, claro, es sinónimo para mucha gente, de odiadores de la España histórica, algo verdaderamente increíble viendo el perfil de bastante de ellos. De otra parte los socialistas juegan a un equilibrio defraudador, y encima disperso, por lo que es difícil contar con el PSOE, en una defensa integral de lo que es España. Los demás, Ciudadanos, con buena voluntad, carecen de la fuerza necesaria para gritar su negativa al aquelarre separatista, pero nosotros valoramos su españolismo.
Nos queda a nosotros, falangistas, tomar la voz anónima de la calle, el sentimiento de millones de compatriotas que sufren con la posible ruptura de la patria, un clamor que ya hace muchos años, Falange Auténtica, exponía en consignas, en pancartas, en pegatinas, advirtiendo del peligro que suponía en abandono de tantas competencias a los que, seguramente, las usarían para desmembrar a España. Volvamos pues, al espíritu falangista del 34 para oponernos con todas nuestras energías a liberar al país de un nueva propuesta de secesión. Falange, como en el 34, a la cabeza.
«Primo se limitó a recordar que aquella fecha, 7 de octubre, era la fecha de Lepanto, e invito al Gobierno a hacerse cargo de la, magnífica coyuntura histórica que se le venía a las manos. Las palabras de Primo de Rivera fueron inexpertas, ingenuas y candorosas.»
«Este no podía limitarse a colaborar en la acción defensiva o represiva de un Gobierno como el de Lerroux, sin plantearse con la misma intensidad, con el mismo apremio, el problema de su estrategia contra esa misma situación victoriosa.»
«Falange debió plantearse con toda audacia el problema de la toma del Poder, y la lucha, a fondo, contra el Gobierno demoburgues de Lerroux.»
Fascismo en España?. 1935
Ramiro Ledesma Ramos.
Edu no nos quieras vender octubre de 1934 como una posición acertada de FE del marqués de Estella. Si vas o vais hacer el trabajo sucio al PP como entonces a la CEDA quédate o quedaros en casa.