Cataluña es el 23-F de Felipe VI, la mayor crisis política a la que se enfrenta el país desde el golpe de «Timón» de hace 26 años.
Esdiario / Con la Generalitat y detrás de ella más de dos millones de independentistas catalanes sublevados contra España y su orden constitucional, y la sociedad de Cataluña rota en dos para décadas, el Rey estaba obligado a ponerse delante de los españoles para dirigir un mensaje nítido a la nación.
Y estuvo a la altura. En un momento crítico, el jefe del Estado arremetió con firmeza contra la Generalitat de Carles Puigdemont y demás autoridades de Cataluña por proclamar «ilegalmente la independencia de Cataluña». En ningún momento contra los catalanes.
El monarca, con una contundencia y claridad inusitadas, acusó a todas ellas de una «deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado» con su incumplimiento sistemático de la Constitución y el Estatuto de Autonomía.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando, desgraciadamente, a dividirla», se lamentó Felipe VI. «Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada».
Y aún más, habló de «conducta irresponsable» por poner en riesgo la estabilidad económica de Cataluña y el resto de España. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común», sostuvo.
El jefe del Estado dio vía libre al Gobierno y al resto de poderes del Estado para que tomen cuantas decisiones sean necesarias para «asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía».
Incluida, se lee entre líneas, la aplicación del artículo 155 y la Ley de Seguridad Nacional, por si al PSOE le pudiera quedar alguna duda. De hecho el mensaje fue una forma de allanar el camino a Mariano Rajoy hacia tan inevitable desenlace.
Don Felipe concluyó enviando un mensaje de «tranquilidad, confianza y esperanza» a la nación y sobre todo a los catalanes que estos días pudieran sentirse solos, porque no lo están. «Son momentos difíciles pero los superaremos», prometió.
Y en última instancia proclamó el «firme compromiso» de la Corona con la Constitución. Y el suyo como Rey «con la unidad de España». En la España del futuro Cataluña sigue teniendo su sitio.