
Por Inma Sequí para elmunicipio.es
He dejado pasar cinco meses. Aludo al día en que remití mi carta a Santiago Abascal solicitando mi baja del partido y que decidí hacer pública. Mi luto político ha terminado. C’est fini.
Pero, por si todavía no lo tenía del todo claro, ayer, y después de que un digital castellano-manchego se percatase de mi nueva camiseta granate con la que tan cómoda me sentí el pasado 12 de octubre en Barcelona, me escribió el director de El Municipio invitándome a escribir sobre mi paso por VOX y mi “cambio” a Respeto. Entre comillas, sí, todavía no estoy afiliada. Sirva esto como mi solicitud de adhesión al partido de Ripoll.
Así que, empiezo por el final, por la carta a Santiago. En ésta citaba varios los motivos de mi decisión: personales, profesionales o de formación, y políticos. Estos últimos fueron los que más peso tuvieron, pero más o menos acertada, opté por no enumerarlos en ese momento. Ahora sí. En el párrafo en el que hablo de ideas que yo considero lejanas a los intereses de España y a quienes los procuran, me refiero al liberalismo salvaje que recoge el programa, el constitucionalismo sin más crítica que el catastrófico Estado de las Autonomías, la visión internacional o el recelo a hablar de la justicia social. VOX y al contrario que Respeto, sí, invoca a la nación, a la Patria, pero es insolidario con el hambre del pueblo. Las derechas.

Lo demás, historias cientos y lecciones mil. Con VOX me presenté a la Alcaldía de mi ciudad, Cuenca, cuando tenía los dieciocho casi recién cumplidos. Novel en la vida, novel en la política y novel en la democracia, porque mi primer voto fue para mí, segura de que no me defraudaría. Y de aquello, pese a los previsibles resultados, guardo el mejor recuerdo; fue el mayor reto personal que me he marcado hasta ahora. Tuve que lidiar con los grandes, aprender a encajar el ataque y a devolverlo por tres, a hablar tras un micrófono sin que los nervios me jugasen una mala pasada y acostumbrarme a que ni en clase ni por la calle me mirasen igual. Tras esto, a Madrid. Nuevos aires, nuevas gentes y todavía ilusionada. Cuarta al Congreso de los Diputados con Abascal a la cabeza. Un honor, pero pasado.
De VOX me marché sin rencor pero por coherencia. No se puede defender la identidad española y europea y al tiempo aliarse con quienes tratan de destruirla. No se puede hablar de soberanía e independencia nacional y dejar nuestra economía en manos de Bruselas y nuestra defensa en las de la OTAN, dominada por Estados Unidos. Por todo esto, Respeto y no VOX. Por esto, y porque a Rafael Ripoll, como a Marine Le Pen, también le votan en los barrios obreros.
Hace muy bien, es más, el sector más limpio de VOX debería de hacer lo mismo e integrarse en Respeto. FE-JONS y lo que va a ser PUEBLO, gente del MSR… deberían hacer lo mismo. El sector de lo que fue el franco-falangismo, Andrino, Alianza Nacional, DN… no van a unirse nunca con Respeto y España 2000 o PxC, más que nada por que no son identitarios o social-patriotas, son más radicales
Mientras que en VOX esté Bardají, no hay nada que hablar con ellos
el problema es que hoy VOX es un chiringito para que 3 comediantes sigan viviendo del cuento estos han hecho de VOX su cortijo propio engañando a los afiliados y simpatizantes,vease autonomicas en galicia 2016 ,caceres,zaragoza,leon etc. un largo de despropositos avalado por la cupula de VOX
Tras muchos años en el intento de servir a España y a los españoles sostengo que es en el pensamiento joseantoniano…y en las obras, donde están los mejores proyectos para nuestra convivencia. Dando ejemplo de ello se puede ir envejeciendo con dignidad y esperanza. Porque, como dijo el filósofo Von Schiller: » Solo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás no envejece nunca».
Arriba España.