Estos son 5 alimentos prohibidos que ahora son legales tal y como investigó el Economista Cabreado para el Salto Diario y que publica el portal «Play Ground«:
- Carne de pollo con cloro
En Canadá no hay ningún problema si la carne de vaca o de pollo se lava y se procesa con agua clorada. Algo terminantemente prohibido en Europa. Se sabe más bien poco de sus efectos en la salud, pero lo más importante aquí para los políticos es que habrá precios más bajos gracias a una industrialización de las granjas. El consumidor comprará carne más barata pero de menor calidad y con un posible ingrediente sorpresa en el proceso de producción: el cloro.
- Carne de cerdo con hormonas de crecimiento
La ractopamina es un fármaco que estimula el crecimiento y que está prohibido en 160 países, incluidos los de la Unión Europea. En Canadá está permitido como droga veterinaria que se inyecta al ganado bovino, cerdos y pavos. Este estimulante se inyecta a los animales justo antes del sacrificio, pero permanecen residuos en el alimento final que se pone a la venta en los supermercados.
- Maíz modificado genéticamente
La UE permitía solo el 0,1% de material modificado genéticamente (GM) en alimentos de consumo humano, pero Canadá es uno de los tres grandes productores de alimento transgénico del mundo. Lo que antes era etiquetaje obligatorio para cualquier alimento de la Unión Europea ahora no requerirá esa obligación (voluntaria en Canadá). Maíz, soja y remolacha modificados genéticamente serán algo normal en los estantes de tu supermercado.
- Snacks con colorantes
La regulación canadiense permite que los fabricantes puedan etiquetar alimentos simplemente con el aviso de “colorantes”. Muchos de ellos no están permitidos en la UE como señala Yago Álvarez: “podremos encontrar en nuestros alimentos el Fast Green FCF, el Citrus Red 2, 18 Allura Red, Ponceau SX, Brilliant Blue FCF, indigotina y tartrazina”. Algunos de ellos son comunes en snacks e incluso en guisantes congelados.
- Salmón clonado
El salmón fue el primer animal genéticamente modificado aprobado en Canadá para consumo humano. Las empresas que lo producen en Canadá no están obligadas a etiquetarlo una vez llega al supermercado. Así que es imposible que el consumidor pueda diferenciar el salmón salvaje del de piscifactoría o del modificado genéticamente. Antes se pagaba un 15% de tasas para entrar este salmón en Europa. Con el nuevo acuerdo CETA, la tasa se ha eliminado por completo.