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Cataluña se despeña

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Fuga de empresas
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Por Erik López Encinas para elmunicipio.es

Cataluña sigue empeorando su situación. Es de extrema gravedad y sin precedentes recientes. Nuevos datos económicos que han derivado del «procés separatista», revelan que 2.471 empresas se han marchado de la comunidad, y 1.000 de ellas han trasladado su sede fiscal. Además se pierden 40 autónomos al día y se ha conseguido ser la región española donde más sube el paro.

El prófugo Carles Puigdemont, con un gobierno de la Generalidad cesado y con la mitad de los ex consejeros en la cárcel, no podía haber desertado en un peor contexto político, social y económico para Cataluña. Y es evidente que por un lado deja tirados no únicamente a los no independentistas, sino también a los suyos, para alargar así al máximo su rendimiento de cuentas con la Justicia Española.

La actitud de Puigdemont es la de un golpista cobarde y jeta, al que no le queda ni una pizca de credibilidad. Eso sí, ha sido perfecto para llevar a la sociedad catalana a una desavenencia, que da lugar a un problema mucho más complejo y meta político, y que provoca sin la menor duda una gran conflictividad en las diferentes capas sociales, dividiendo cualquier tipo de relaciones por este tema.

Por lo tanto, es innegable que nadie desea un escenario tan espinoso y que comporta soluciones de alto calado, dada la situación excepcional en el que encuentra en estos momentos Cataluña.

Y todavía a día de hoy existe un elevado porcentaje de policías que pertenecen al cuerpo de los Mossos, y encima ganan más dinero que en los cuerpos de policía de ámbito nacional, pero que sin embargo sirven a aquellos que se saltan las leyes continuamente, a la vez que mienten de manera descarada, creyéndose que están en la buena dirección o sobre el marco jurídico, cuando realmente se equivocan, porque el imperio de la Ley debe ser igual para todos, pero claro al estar abducidos son incapaces de ser conscientes de ello, negando así el nacionalismo supremacista, excluyente y con una realidad paralela por el que se han dejado llevar sus mentes. Unas características sectarias que ha infundado el separatismo catalán y que deberán ser atajadas por el bien común de Cataluña y el resto de España.

Las próximas elecciones catalanas convocadas para el 21 de Diciembre de este año son una forma de empezar el cambio político a través de unas urnas de verdad, pero ya veremos hasta qué punto son de utilidad y significan una alteración considerable, porque son ciertamente precipitadas y todo está muy caldeado. Además, aunque no sea de mucho antojo, sino de mucha pesadumbre, lo que está ocurriendo hay que seguirlo con algo de frialdad y seriedad en la toma decisiones, con el objetivo precisamente de plasmar mejor la realidad catalana, ya que los políticos son fundamentales para solucionar los problemas reales, pero no se olviden que está terrible situación ha tocado a otros sectores públicos y privados, y esto último será difícil de que vuelva a la normalidad, por lo menos a corto y medio plazo.

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