Cada vez son más los jóvenes que viven en pareja sin hijos
Son jóvenes, viven en pareja pero no tienen ninguna perspectiva de tener hijos desde una temprana siendo muy jóvenes, ya que cuando se suman sus ingresos, apenas ganan el equivalente a un salario único decente. Son los «sinkies» (acrónimo del inglés «single, income, no kids», que significa «solteros, con ingresos y sin niños»), un nuevo fenómeno social acuñado a los más jóvenes por Cáritas Europa para alertar sobre el riesgo de exclusión social que amenaza a tres de cada diez jóvenes en nuestro continente.
El estudio sobre los jóvenes sin hijos «Sinkies»
ABC / Según un estudio sobre pobreza de los jóvenes realizado por Cáritas en 17 países europeos, por primera vez en las últimas décadas es probable que «las nuevas generaciones tengan menos oportunidades y vivan peor que la generación precedente», ya que los empleos son más escasos, los salarios son más bajos y las condiciones laborales son peores. Entre otras constataciones, este informe sobre los jóvenes presentado recientemente en el marco de la Cumbre Social Europea, revela que los jóvenes europeos tienen graves dificultades para acceder a derechos sociales tan básicos como la protección social, la vivienda o la educación.
Lo contrario son los jóvenes «dinkies»
«A diferencia de los “dinkies”, un término acuñado en la década de los 80 para describir a las parejas jóvenes que ganan un doble ingreso y eligen no tener hijos, los “sinkies” en realidad podrían plantearse formar una familia desde jóvenes, pero simplemente no pueden pagarla», explica a este periódico el secretario general de Cáritas Europa, Jorge Nuño. Este nuevo fenómeno social —advierte el informe— tiene «un efecto devastador en la demografía y en el futuro económico europeo».
Desde el inicio de la crisis en 2008, las oportunidades de empleo estable y los niveles salariales «se han reducido drásticamente forzando a los jóvenes europeos a establecerse en un universo de precariedad antes desconocido y a sufrir una mayor vulnerabilidad a la pobreza», alerta esta institución de la Iglesia. En Reino Unido por ejemplo, la generación actual de jóvenes, apodada «millenials», con edades entre 21 y 30 años, «no han visto un aumento de sus ingresos durante los últimos cinco años para mantenerse al día con la inflación», subraya el documento.
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«Es la primera generación en ganar menos que la generación anterior», apunta Nuño, quien recuerda que la situación de los jóvenes españoles aún es peor, ya que después de la crisis ser mileurista en España se ha convertido en un privilegio. «Hemos pasado de los mileuristas que eran los pobres hace diez años a sueldos de 600 euros. Este cambio que algunos ven como normal, no es normal porque un joven con 600 euros no puede proyectar una familia», apunta.
Menos autonomía financiera para los jóvenes
En su informe sobre los jóvenes, esta institución de la Iglesia advierte también de la brecha creciente en la edad de emancipación de los jóvenes entre los estados miembros más acomodados y los de la periferia más golpeada por la crisis. En ese sentido, la edad en que los jóvenes salen de la casa de sus padres ha caído en países como Alemania y Bélgica, pero ha aumentado en España, Italia, Irlanda y Grecia, donde ya se sitúa entre los 29 y los 30 años. «Se interrumpe una trayectoria que vitalmente es la que corresponde y esto trae consigo una falta de motivación y de esperanza de cara al futuro», apunta Lorenzo.
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Este retraso en conseguir la autonomía económica desde jóvenes también está muy relacionada, según Cáritas Europa, con las dificultades para acceder a viviendas asequibles para los más jóvenes. En general, los gastos de alquiler, se están convirtiendo en una parte cada vez mayor de los gastos mensuales de los jóvenes en países como Bélgica, Austria, Reino Unido. En España, subraya Lorenzo, el acceso a la vivienda en propiedad «se ha convertido en una montaña difícilmente escalable».
La advertencia para los jóvenes
Tanto Nuño como Lorenzo advierten de que cercenar a los jóvenes su esperanza en el futuro es la mejor manera de alimentar los populismos. «La falta de confianza en las instituciones debilita los niveles democráticos y pueden aparecen los populismos de todo tipo y color dando soluciones fáciles a problemas complejos», alerta el secretario general de Cáritas Europa para los más jóvenes.