Sagrada Familia: Amenaza de atentados terroristas islamistas
La basílica de la Sagrada Familia, situada en la ciudad española de Barcelona, ha destinado dos millones de euros a mejorar la seguridad del templo católico, con la instalación de diez arcos detectores de metales, escáneres y doce agentes de seguridad más, medidas adoptadas tras los atentados de agosto en la Ciudad Condal y que están inspiradas en las del Vaticano.
Así lo explicaba en rueda de prensa ante los medios de comunicación el nuevo director general de la Fundación de la Sagrada Familia, Xavier Martínez, que aparecía junto al director de seguridad y operaciones del templo, Marc Martínez para explicar las nuevas medidas de seguridad, en funcionamiento desde el 1 de enero de este año 2018.
Las mismas medidas antiterroristas que en los aeropuertos
Similares a las empleadas en los aeropuertos, estas medidas, explican, no son “consecuencia directa” de los atentados terroristas del pasado mes de agosto en Barcelona y Cambrils -cuando se supo que la Sagrada Familia se barajó como uno de los objetivos de los yihadistas-, pero sí, evidentemente, se han tenido en cuenta.
Del registro manual al arco de seguridad
Con anterioridad a la instalación de las nuevas medidas de seguridad, que se han inspirado en los controles que se realizan en los accesos a la Ciudad del Vaticano, los registros a los más de 1.500 visitantes a la hora que visitan el templo se hacían de forma manual y visual. Registros que ahora serán más exhaustivos y en los que se han llegado a encontrar cuchillos de diversas dimensiones, sprays de autodefensa e incluso pistolas eléctricas.
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De los diez nuevos escáneres, seis se han situado en el acceso al templo de las personas individuales y los otros cuatro al de los grupos, y son suficientes, según los responsables del templo, para absorber la multitud de turistas que cada día acceden a la iglesia y también a los fieles que quieran asistir a una celebración religiosa.
Mayor seguridad en las entradas a la Sagrada Familia
De hecho, el pasado 30 de diciembre de 2017 se realizó una prueba con la asistencia de más de 2.000 personas a una misa, y el acceso “fue muy bien”, ha asegurado el director de Seguridad.
Martínez también ha explicado que desde que el pasado día 1 de este mes de enero de 2018 se comenzó a aplicar el paso por los arcos metálicos de forma obligatoria, y no se han registrado colas de visitantes más largas de las habituales.
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Las cintas distribuidoras de los visitantes ayudan a ordenar el flujo de los que desean acceder a la Sagrada Familia, si bien hoy un número bastante elevado ocupaba parte de las aceras más cercanas al templo, antes de situarse en las colas.
El nuevo sistema de seguridad no incluye la tecnología del reconocimiento facial o de retina, pero sí se han instalado más cámaras en todo el recinto.
