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El Hotel Ritz de Madrid cierra sus puertas

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Fachada del edificio del famoso y lujoso Hotel Ritz de Madrid
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El día de la inauguración, el 2 de octubre del año 1910, pasar una noche en una «habitación iluminada, con baño y calefacción» del esperadísimo hotel Ritz madrileño costaba siete pesetas. Y si se optaba por pensión completa, la cifra ascendía a 20 pesetas. Un dineral para la época, pero es que el mismísimo rey Alfonso XIII ejerció de padrino en la fiesta de la noche de autos mientras sonaba de fondo la orquesta Cíngaros en el hall. Han pasado desde entonces 108 años, tiempo suficiente para poner otro punto y seguido en la historia, ya que cerrará sus puertas el próximo 28 de febrero durante casi dos años (hasta finales del año 2019) para acometer una reforma integral.

El Mundo / Todo con tal de seguir siendo uno de los hoteles más famosos del planeta (la asociación como tal existe y el Ritz madrileño está dentro de ella). Por algo en el edificio han dormido, escondido, merendado churros (un clásico que se combina perfectamente con la hora del té, igual de mítica), casado, ejercido de espías durante la I Guerra Mundial (Mata Hari la primera) o bailado personalidades como Ava Gardner, Grace Kelly, Fidel Castro (quien, por cierto, se quejó del precio elevado de las habitaciones), Luis Buñuel, Federico García Lorca, Richard Gere (ni un solo paparazzi se enteró de que estaba dentro), el sha de Persia o Bill Clinton.

Los últimos días del hotel Ritz de Madrid

Incluso muchos tuvieron que mentir para pasar una noche aquí, ya que durante los años dorados de Hollywood los actores no estaban bien vistos en el Ritz, donde preferían alojar a la realeza. De ahí que algunos artistas como Laurence Olivier tuvieran que tirar de su título de lord para poder reservar noche. Y lo mismo le pasó a James Stewart, quien indignado tras rechazarle el ingreso, se fue directo a la Embajada de Estados Unidos a poner una queja. Volvió enfundado en su traje militar argumentado su condición de héroe de guerra. Y fue aceptado.

Toda esa historia se congelará el miércoles 28. El objetivo del cierre es, según James Riley, director ejecutivo del Mandarin Oriental Hotel Group al que pertenece el establecimiento, «asegurar su posición como uno de los hoteles más legendarios del mundo». Para ello, han invertido 99 millones de euros, destinados a elevar la exclusividad del lugar con nuevas instalaciones como un gimnasio completo, una piscina cubierta y un spa de primera categoría, seña de identidad de la cadena.Dos imágenes, una antigua y otra actual, del hall del establecimiento.

Porque mucho ha llovido desde aquel 1910, cuando el ya citado Alfonso XIII consiguió dotar por fin a la capital de un «auténtico hotel de lujo». No podía ser que Londres, París y Roma tuvieran sus bastiones en el universo del glamour hotelero y que él no hubiera encontrado un lugar digno para hospedar a los invitados de su boda con Victoria Eugenia de Battenberg en mayo de 1906. No le quedó otra que acogerlos en los palacios que le cedió la nobleza. Pero desde entonces lo tuvo claro: había que construir un referente a nivel mundial. Su asesor y amigo, el marqués de Guadalmina, le animó a contactar con un tal César Ritz, un suizo con hoteles de excepción en Londres y París. Y así surgió la Compañía de Desarrollo Ritz. Inversión inicial para poner en marcha el proyecto: cuatro millones de pesetas más 1.155.288,40 del terreno.

Con el tiempo también llegarían días aciagos al hotel, como los de la Guerra Civil, cuando el edificio se convirtió en un hospital. «Había camas donde hoy está el restaurante y una sala de operaciones donde el Salón Real Academia», asegura uno de los antiguos conserjes, José Castex. Aun así, hubo partes que siguieron funcionando con normalidad. Hasta el punto de que 35 de sus 106 habitaciones (hay que sumar 47 suites) estuvieron siempre ocupadas durante la contienda.La suite 327, la llave de una habitación y un mayordomo caminando dentro de una de ellas.

La nueva etapa intriga a los fans de toda la vida, que no saben si les convencerá o no el nuevo hotel Ritz.. Y que se acercan curiosos a la Plaza de la Lealtad, 5. «Cada día viene gente a preguntar qué se va a hacer, si pueden comprar un trozo de alfombra, una cortina, un plato… Incluso llegó una señora de 94 años muy apesadumbrada con una foto de su comunión, que la había celebrado aquí», comenta Javier Caballero, maître del hotel. También hay quien le pregunta, preocupado, qué ocurrirá con los empleados estos dos años. Lo aclaramos: la propiedad les ha ofrecido una especie de ERTE en el que cobrarán hasta el 95% del sueldo bruto y que incluye cursos de formación o asignaciones temporales en otros establecimientos del grupo.

Por su parte, el objetivo de la renovación es restaurar muchos de los elementos arquitectónicos del edificio enmarcados en el estilo Belle Époque y reinstalar algunos ya desaparecidos como la cubierta de cristal del hall, que permitirá que la luz inunde el salón de la manera en la que lo hacía cuando nació. Goya, el restaurante principal se trasladará a su lugar original, con acceso directo a la terraza ajardinada, una de las joyas de la corona del lugar. También se incorporarán piezas de la colección privada del Ritz como candelabros de cristal, pinturas, frescos y esculturas. El arquitecto español Javier de la Hoz y los diseñadores franceses Gilles & Boissier se encargarán de todo.

La cúpula del Hotel Ritz de Madrid volverá a lucir de nuevo en la zona centro del Hotel Ritz

No en vano, el valor del edificio reside precisamente en detalles como los artículos de cuero de Loewe (que sigue presente en las amenities del baño), las sábanas de lino bordadas a mano, las alfombras confeccionadas por la Real Fábrica de Tapices, las 15.000 piezas de cubertería de plata inglesa de Goldsmith o las 20.000 de vajilla de porcelana francesa Limoges con las que se inauguró en 1910. Y que todavía se siguen usando. En el concurrido brunch dominical, por ejemplo. «Empezamos a ofrecerlo hace 30 años, cuando no existía en ningún sitio, así que somos pioneros», asegura el camarero Daniel Gordo mientras sirve en el salón Goya un escapole de foie-gras a la parrilla con salsa bordalesa, uno de los cinco platos que integran el menú homenaje creado para despedir al hotel y que se puede degustar hasta el día 27 por 135 euros (sin bebida).

Los componentes se han elegido teniendo en cuenta los platos que más han triunfado a lo largo de la historia del hotel Ritz. Al escalope se suma el carpaccio de carabineros, el parmentier de caviar o la suprema de pularda de Bresse trufada. Faltaría el bogavante en salsa bique, el único que se mantiene actualmente en la carta. En cuanto a los postres, han ganado las milhojas que pedía siempre Alfonso XIII. «El cochinillo desgrasado durante 12 horas o la merluza rebozada son dos de los platos más pedidos, pero se ha optado por no incluirnos en el menú degustación», añade Gordo.

El desayuno del hotel Ritz es uno de los más emblemáticos de la capital.También se ha quedado fuera el Dalitini, el cóctel que apuraba Salvador Dalí en el bar Velázquez. En realidad, lo que pedió un buen día fue el mejor combinado de la casa. El camarero le puso un martini normal y corriente, pero la copa estaba rota y el pintor se cortó, cayendo una gota de sangre en la bebida. Desde entonces, el Dalitini lleva cereza en su lugar. Las nuevas andanzas del Ritz vendrán dentro de dos años..

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