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Padilla, tres orejas y puerta grande en su despedida de Pamplona

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Padilla reaparece en pamplona tras su brutal percance con el toro
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Padilla, tres orejas y puerta grande en su despedida de Pamplona

Un pañuelo de bucanero negro cubre la cicatriz fresca que surca la sien de Padilla en su llegada a Pamplona.

Con su clásico grito de guerra aclaman las peñas a su ídolo en la clamorosa bienvenida. Entre la ferviente multitud y los vítores de «¡Illa, illa, illa, Padilla maravilla!», se abre paso el Pirata, como en 2012 lo bautizó la afición pamplonesa.

Una atronadora ovación estalla al arrancar el paseíllo. Los cánticos de «¡Illa, illa, illa, Padilla maravilla!» reverberan de nuevo con fuerza cuando el Pirata pisa el ruedo.

Primer toro

Los oles suenan con fuerza en las cuatro largas cambiadas que libra Padilla, con las rodillas hundidas en la tierra, en el saludo a Decano. Como en el quite por navarras. Tras el tercio de banderillas marca de la casa, Padilla brinda a su afición talismán y se clava de rodillas en el tercio. Cinco pases por alto, de hinojos, componen el prólogo. Decano se da con largura y franqueza en la diestra de Padilla, que lo cita ya desde los medios. Por allí tres tandas medidas antes de sacar la izquierda. Un ramilletes de naturales coreado por las peñas. Y vuelta a la derecha. Padilla se enrosca en un circular larguísimo mirando al tendido. Abrocha por arrebatadas manoletinas y arma el estoque en la misma boca de riego. Un espadazo fulminante hace rodar a Decano sin puntilla. La plaza, hecha un hervidero, pide con fuerza las dos orejas. Que pasea Padilla entre el clamor.

Segundo toro

Observador sale suelto de los lances de Cayetano. Destacan Iván García en la brega y Joselito Rus en un buen par de banderillas. Tras el brindis al público, Cayetano se agarra a las tablas en los pases por alto de inicio. Y logra encelar la embestida huidiza a izquierdas. Por donde firma los pasajes de mayor brillantez. Tras los naturales a pies juntos del cierre, pincha y entierra la espada en la suerte de recibir. Saludos.

Tercer toro

Por lances a pies juntos saca Roca Rey a Incauto hasta la boca de riego. Forma un lío en el quite en dos tiempos: caleserinas primero; gaoneras, después. Totalmente hundido en los talones, la testa de Incauto le pasa por la faja. Roca Rey brinda a Padilla y cita al toro de largo en un prólogo explosivo. Con toda la inercia de la arrancada lo arrolla el toro en una voltereta terrorífica. Por el vientre los pitones. El capote de San Fermín… Se recompone y vuelve por el mismo palo: dos cambiados por la espalda son inverosímiles. Los muletazos se suceden largos y preñados de hondura. Por abajo embarcada la embestida del jandilla, que descuelga por ambos pitones. Acompañada con pecho y cintura. Tan encajado y ceñido el conjunto. Abrocha por manoletinas. Un pinchazo hondo en lo alto precede al espadazo. Oreja.

Cuarto toro

Jugoso, negro mulato, de 510 kilos, es el toro de la despedida de Padilla en Pamplona. Asoma la lluvia cuando salta al ruedo y El Ciclón opta por no poner banderillas. Tras el torero brindis a la Casa de Misericordia, echa rodillas a tierra en el inicio. Busca el torero el redondo cuando tiene que recuperar la vertical para librarse del arreón. Va a más el buen toro de Jandilla, que Padilla embarca con templanza y ligazón por ambos pitones. La plaza vuelve a corear su grito de guerra cuando Padilla pide el estoque. «¡Illa, illa, illa, Padilla maravilla!», aclaman las peñas a su héroe tras las manoletinas del epílogo. Y el abaniqueo por la cara. De nuevo en la boca de riego, Padilla arma el estoque y lo entierra hasta los gavilanes. Cae la oreja, que pasea, bandera pirata en mano, bajo la lluvia y el fervor de Pamplona.

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