Reivindicación Falangista
Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Quienes nos sentimos falangistas observamos con increíble sorpresa como una sociedad que casi siempre habla de oídas, sin conocer la auténtica verdad sobre un partido que nació para la defensa del hombre como portador de valores permanentes, la vida, el honor, la justicia social ofreciendo un cambio fundamental en las relaciones de trabajo de forma que los empleados fueran dueños de la empresa, y el compromiso irreversible de una España unida y libre entre las naciones del mundo.
Pues bien, esta filosofía de vida, este mensaje político, a raíz de su desaparición oficial -que nunca estuvo en el deseo de sus fundadores al menos como se produjo-, viene siendo vapuleada, criticada y lo que es peor, manipulada por quienes por venganza o resentimiento han encontrado en este tiempo, la ocasión para descargar un rechazo tan injusto.
Además tienes que ver la siguiente información relacionada pinchando en el enlace —¿Qué es Falange Española?—
A Falange Española -sin pensar que ha habido una utilización falsificada por muchos-, se la culpa hoy hasta del tsunami de Japón o la muerte de Manolete, y aunque es verdad que se cometieron equivocaciones y muchos errores, es cierto que aun no estando en un Estado Nacional sindicalista, fue protagonista de casi todas las aportaciones sociales que perviven en nuestro entorno, (grupos de viviendas, Seguridad social, red de hospitales, infinidad de obras públicas como Pantanos, aeropuertos; de instituciones como el INI o el Servicio Agrario, etc.), evidenciaban la realidad de su alternativa política que, incluso hoy mismo, no se ha superado digan lo que digan, aunque es cierto que el país, España, ha progresado en algunas áreas porque la historia, entre otras razones, siempre camina hacia adelante.
Ahora gran parte de nuestra sociedad quizá, saturados de una neo-propaganda absolutamente desmesurada, y manipulada, los falangistas sufrimos la incomprensión y el no reconocimiento por todo lo hecho, que no fue poco, a pesar de las pésimas condiciones por las que atravesaba la nación (posguerra, cerco internacional, autarquía impuesta…)… olvidando que gracias al espíritu que impulsaba Falange, recuperamos el orgullo de ser español, restituimos con ardor el nombre de España internacionalmente entrando en la ONU, UNESCO, Europa del carbón, etc., siendo considerado como un país moderno y una potencia industrial (la novena del mundo) que ahora hemos perdido.
Pero, sobre todo, con la impronta falangista, se procuró sinceramente una auténtica reconciliación ciudadana que ya propuso José Antonio Primo de Rivera desde la prisión, y ratificaba Manuel Hedilla en las Navidades de finales de los años treinta y que muchos aprendimos en el Espíritu del Frente de Juventudes y Sección Femenina, entre otras acciones. Como fue también la defensa de la Familia: los famosos puntos, la ayuda a Familias numerosas, y el convencimiento de que la vida debe de ser preservada desde su concepción, rechazando tanto el aborto como la eutanasia.
En fin, Falange Española trajo de nuevo la alegría de servir a un proyecto de nación en paz y convivencia, lejos del consumismo capitalista y el determinismo marxista, como corresponde a la gran historia española. Por todo ello, nosotros los falangistas de hoy, reivindicamos la Falange de siempre, la Falange de patria, pan y justicia. Solo esperamos que los demás sepan lo que quiere la Falange Española y se recupere la fe en ella. Después de casi noventa años de su nacimiento, su mensaje y su filosofía política, permanece intacta. Lamentablemente otros programas nos traen el engaño y la mentira. Ah, si Orwuel estuviera entre nosotros. Pero eso es otra historia, a nosotros nos toca reivindicar el buen nombre de Falange Española, y trabajar en ello es el gran reto del futuro inmediato.