Pablo Casado diseña su estrategia para acabar con VOX
Pablo Casado no quiere un choque con Santiago Abascal, pero deja claro que el Partido Popular aspira a aglutinar a todo el votante de centro-derecha.
LD / Un día después del acto de fuerza de VOX, en Génova constataron la posibilidad de que esta formación le robe los votos suficientes para perder escaños sin que ellos los ganen, por ejemplo en la Comunidad de Madrid. Los famosos «restos», explicaron. Y de ahí que el líder de la oposición insistiera una y otra vez: «Con el Gobierno que tenemos ahora, hay que optimizar esfuerzos para tener una mayoría suficiente y echar a Pedro Sánchez cuanto antes».
La irrupción de VOX monopolizó la comparecencia de Casado en Barcelona, donde presidió la Junta Directiva del PP catalán. «Tengo una excelente relación con Abascal», empezó el líder de los populares, que rechazó hablar de extrema derecha. «Solo puedo decir que todos aquellos militantes que acudieron a Vistalegre tienen mi respeto», añadió. Y no dudó en proclamar que «compartimos muchos principios e ideas» con la «nueva derecha», aunque «no» todos. En una entrevista en Antena3, su número tres, Javier Maroto, fue bastante más duro y acusó a Santiago Abascal de «desconocer profundamente la realidad española» a tenor de algunas de sus propuestas, como por ejemplo en materia de inmigración.
Dicho esto, el mensaje que quiso lanzar Pablo Casado es que sólo con un PP fuerte habrá un cambio de Gobierno en España. Y volvió a defender el «bipartidismo imperfecto» y la necesidad de «mayorías suficientes». «Aspiro a liderar el centro-derecha», se reafirmó el líder de los populares. «Votar a VOX significa tener a Sánchez cuatro años más en Moncloa», añadió Maroto. «Que haya un partido de ultraderecha era un sueño de la izquierda», llegó a decir Rafael Hernando, hoy portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso.
«Legué un espacio unificado y Casado lo ha heredado troceado en tres», lamentó José María Aznar, en referencia a la formación de Abascal y Ciudadanos. Un nuevo dardo dirigido a Mariano Rajoy, aunque precisó en la Cope: «Hay una oportunidad de reconstrucción y la elección de Casado es un gran acierto. Hay muchas esperanzas puestas en él». En este sentido, el nuevo líder de los populares insistió en que primero hay que ganar en las urnas y «entonces podremos hablar de la refundación, que evidentemente es necesario».
Un objetivo para el que volvió a enarbolar los principios del PP de siempre, como la unidad de España y una política de inmigración clara. Así, reiteró la necesidad de que el Estado tome el control en Cataluña con la intervención de los Mossos, TV3 o instituciones penitenciarias.
Los cuadros intermedios del PP, mientras tanto, se mostraron intranquilos. En Génova recordaron que el acto de VOX «era nacional, no exclusivo de Madrid» y dieron a entender que llenar así Vistalegre no es tan difícil. Pero cargos de distintas estructuras consultados por este diario admitieron que están preocupados. «La mayoría de quienes ahora miran a VOX son votantes que antes eran nuestros, yo en mi círculo de amigos y familia tengo a gente que ahora dice que les van a votar», en palabras de un dirigente madrileño.
«Esperanza Aguirre mimó mucho a Abascal, incluso cuando ya nos atacaba», lamentó otro cargo, no sin recordar que le nombró director de la agencia de protección de datos y después gerente de la fundación mecenazgo y patrocinio social. «Entre la gente que se ha ido a Ciudadanos y quienes puedan estar mirando a Vox, el agujero es importante», constató un barón autonómico, que se alineó con Casado. «Tenemos que ser de nuevo el partido que convenza a todo el que esté a la derecha del PSOE». Según Génova, el efecto Casado ya se empieza a notar en sus encuestas internas.