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Errejón acusa a los radicales de manipular el vídeo de su escrache
Más de ocho de años después de que un joven Íñigo Errejón -acompañado de una multitud entre la que se encontraban también Pablo Iglesias y Rita Maestre- acosara a la por entonces portavoz de UPyD, Rosa Díez, durante una conferencia de en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, el candidato de Más Madrid a la Comunidad se topó con la horma de su zapato a la salida de un acto de Hortaleza. Una treintena de personas, pertenecientes al grupúsculo de extrema izquierda Frente Obrero, abordaron al exdiputado de Podemos y su equipo para acusarles de «traidores», «oportunistas» y «vendehúmos».
ABC / En un vídeo difundido por el Frente Obrero, de más de 4 minutos de duración, se puede ver a un Errejón desbordado ante la escalada de tensión. «Os habéis ganado un sillón en el Congreso y habéis dejado a los trabajadores en la calle», le espetan, impidiendo en varias ocasiones la réplica del candidato regional. «¿Y tú que propones, “compa”?», pregunta el antiguo número dos de Podemos, ante las continuas acusaciones del grupo: «Yo lucho por unos principios, vosotros lucháis de una forma oportunista por cuestiones de dinero».
Tras hacerse público el enfrentamiento, desde el entorno de Errejón se apunta que el vídeo está «cortado» para que las respuestas del equipo electoral no aparezcan. En concreto, el diputado de Podemos Emilio Delgado, presente en el escrache, recalca que explicaron a sus inesperados interlocutores que «han sido el grupo que más ha trabajado para frenar el descontrol de las casas de apuestas», además de «haber pedido explicaciones en la Asamblea ante la saturación del centro de menores de Hortaleza», otra cuestión criticada por el grupúsculo.
El escrache se produjo a su salida del espacio asociativo del barrio de la UVA, donde los miembros de la nueva formación de Manuela Carmena habían acudido a visitar la escuela de boxeo de Julio Rubio, instalada en un local de la Agencia Social de la Vivienda -el antiguo Ivima- que, tras años de cesión gratuita, deben hacer frente a la orden de desalojo. Tras conocer de primera mano la situación del proyecto, Errejón tuvo su particular «baño de masas». Lejos de recibir el apoyo de los que en otro tiempo fueron sus mejores aliados, los radicales, muchos de ellos del «barrio de toda la vida», culparon al político del auge de «partidos fascistas: «Si los obreros votan a Vox es por algo».
La aparición de las casas de apuestas y el consumo de drogasentre la juventud son otras de las reivindicaciones que el grupúsculo echó en cara: «Queremos saber exactamente qué es lo que estáis haciendo vosotros y la gente de vuestro partido mientras lucháis en una batalla de egos para ver quién la tiene más grande dentro del Congreso». También tienen tiempo de recordarle la «inacción» municipal que, a su juicio, ha mantenido el Gobierno de Ahora Madrid: «Aparte de poner carril bici, huertos y otras gilipolleces, la vida de los trabajadores no ha cambiado absolutamente nada». Os dedicáis a poner parches a un sistema que no se puede parchear».
Pero ahí no acaba el encontronazo. «Engañáis a la gente por la tele y acaban hartos. Solo os importa lo vuestro. Os lucráis a base de la miseria de los trabajadores. Sois unas garrapatas», prosigue otro de los jóvenes. La secuencia termina con el malestar de Errejón y su séquito, que terminan marchándose mientras reciben una lluvia de gritos, entre los que se puede escuchar: «Fuera vende obreros de los barrios de Madrid» y «la lucha está en la calle y no en el Parlamento».
Las reacciones entre algunos de sus excompañeros de partido no se hicieron esperar. Mientras el que fuera uno de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, expresó que pese a sus «muchas diferencias políticas» es «una barbaridad que le acosen unos muchachos que ni le dejan hablar cuando visita una asociación a la que Podemos apoyó antes», la portavoz parlamentaria, Irene Montero, aseguró que el deber del representante público es «escuchar la crítica, ser capaz de responderla y tener un diálogo con los ciudadanos».