En la muerte de Juanjo de Mendoza. La triste despedida de un señor
Fue Secretario General del Movimiento Falangista de España en aquellos turbulentos tiempos del relevo del Presidente Jareño en Junio del 2.015. Sabía dar la cara con valentía, honor y elegancia. En un entorno político eminentemente gañán -en el que cualquier trilero se hace pasar por un graduado de Eaton– Juanjo de Mendoza era un caballero.
Un caballero de verdad. Un hombre elegante por dentro y por fuera que, ante la enormidad de cualquier problema, sabía encontrar el tono mesurado y la palabra justa para hacernos salir del embrollo.
Era un buen abogado, un gran amigo, un excelente padre y un falangista de aquella generación valiente de la renovación de los setenta. Los jóvenes que, a la sombra de Narciso Perales, se desmarcaban del franquismo para dotar a la Falange Española del desarrollo político independiente, original y único que -tal vez- ya se había perdido para siempre. Juanjo nos ha legado su experiencia y su forma tranquila y educada de andar por la vida. Juanjo nos deja un enorme bagaje de señorío y un espejo en el que mirarnos en momentos de vacilación o duda. Los que le quisimos hoy hemos perdido, otra vez, algo de nosotros mismos en este desagradecido y azaroso camino.
Juan José de Mendoza “Juanjo”… siempre PRESENTE en nuestra lucha y en nuestro corazón.