Pedro Sánchez desplegará una táctica defensiva
Que al socialista Pedro Sánchez le sobra la campaña electoral es una realidad que constatan desde hace semanas sus más allegados.
Con la expectativa de voto fijada por las encuestas en el 30%, la única estrategia de campaña razonable es no hacer nada.
Así lo explican miembros de su entorno que preparan desde este domingo gráficos, fichas y datos para armar la defensa de Pedro Sánchez en el doble e inédito debate televisivo.
Porque es precisamente eso, una buena defensa y no un buen ataque lo que se prepara en Ferraz 70.
Ante los «insultos y la crispación de las derechas» que lleva denunciando el candidato socialista desde que comenzó la campaña electoral el pasado viernes 12 de abril, el presidente del Gobierno se presentará como la víctima de una campaña radical y extrema de las derechas, cargadas de fake news como haberse vendido al independentismo pese a no haber aprobado los Presupuestos Generales del Estado.
Estrategia de victimización con la que apelará al voto al PSOE como opción moderada, sensata y cabal en tiempos de radicalización. Poco más. Los estrategas socialistas confían en ‘que pase’ rápido -asumiendo su propio lema de campaña-, con la máxima aspiración puesta en la «desesperación» de PP y Ciudadanos que buscan en el debate un revulsivo de la campaña, lo cual les puede llevar a cometer errores de bulto.
Frente a ello, un Pedro Sánchez esquivo, comedido y resistente cuyo máximo objetivo es «no pisar charcos, no entrar en provocaciones», en definitiva, dejar hacer su papel de moderado a las derechas cuya campaña es «todo lo que no se debe de hacer» en un periodo previo a elecciones: El «felón» de Pablo Casado, los neandertales, Díaz-Ayuso con la inclusión del no nacido en la unidad familiar y Cayetana Álvarez de Toledo con el «si, si, si».
«Cuando el enemigo se equivoca, no le distraigas», se ha convertido en el lema alternativo de la campaña electoral socialista en donde no creen que las acusaciones de manipulación y utilización de RTVE pueda dañar sus intereses electorales porque creen que los votantes perciben este asunto como una cuestión «corporativista o gremialista».
Y porque la exclusión de VOX de la doble contienda beneficia a la formación de Santiago Abascal en su estrategia de victimización al tiempo que evita su exposición y perjudica al PP, partido de quien recibe su mayor caudal de voto. La amenaza de la suma de las derechas y el voto útil al PSOE ante el «riesgo de involución» es y será el eje central de su discurso pero con especial cuidado en las formas: guante blanco, ‘perfil zen’ en una campaña de riesgo cero en la que al PSOE le sobran los debates y tendrá que ponerse de perfil por partida doble para mantener su holgada ventaja demoscópica.