Elecciones Locales y el voto de Falange Auténtica
Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Respetables vecinos, después de las pasadas elecciones municipales del domingo 26 de mayo, en las que mi partido, Falange Auténtica (Falange), ha cosechado los peores resultados de su historia democrática, es de obligado cumplimiento. por nuestra parte, estudiar con rigor nuestra situación política. Para muchos, y es lógico, que en un censo próximo a los veinticinco mil electores, y una participación de casi 15.000 votantes hayamos obtenido unos escasos cincuenta votos, sería causa más que suficiente para plantearse la desaparición de Falange Española, de sus símbolos, banderas y hasta de sus principios. Realmente, nuestros resultados, en este 26 M, son casi una ofensa a su continuidad como partido o que algunos lo calificasen como un evidente ridículo. Esto, sin duda, sería el análisis normal de unos y el deseo malévolo de otros, pero no dejaría de ser una visión positivista de nuestra presencia.
Ocurre, sin embargo, que los falangistas, los auténticos, pues queda demostrado que en gran medida hay quien no lo son, no nos movemos por conveniencias personales ni por ambiciones, legítimas, pero materiales, sino que nos sirve para exigirnos una convicción moral, ética, que entra de lleno en lo calificado como valores inmateriales. La lealtad y la fidelidad a unos principios que creemos permanentes. Empero, los falangistas somos conscientes de que no estamos de moda; es más, nos consideramos víctimas de una manipulación ideológica, y política, que de alguna manera explica nuestro fracaso. Pero esto lejos de anonadarnos nos impulsa a caminar con la cabeza bien alta.
No parece natural que un partido sin un solo caso de corrupción (todos los demás si), que un partido como Falange Auténtica que ha demostrado a diario su compromiso democrático (otros no), que un partido (FA), con un programa basado en la convivencia y en la justicia (hay quienes trabajan en el sectarismo), que un partido nítido defensor de una patria unida y libre (frente a otros cuya ambigüedad o incluso “comprensión” separatista es palpable) sea castigado con unos pobres 50 votos entre 20.000 posibles, nos parece un despropósito difícil de digerir; pero reconocemos que es lo que hay, producto sin duda de una constante y a veces inconsciente opinión dañosa.
Hoy, los falangistas estamos desacreditados y no por nuestros errores- que los tenemos como otros muchos-, sino por la inercia de una propaganda lesiva a la verdad y a la historia, pues olvidan a conciencia todo lo que Falange Española con sus equivocaciones y aciertos han conseguido para Cieza, y España desde su fundación en 1933, por Jose Antonio Primo de Rivera, uno de los hombres más respetado en la política española en los últimos dos siglos. No importa. No nos moverán, porque estamos seguros de que antes o después, el talante fraternal y de solidaridad que emana el mensaje falangista tendrá el favor de los españoles. Hoy, Falange Española bebe un vino amargo, pero pronto amanecerá un día en que Patria, pan y justicia, nuestra primera consigna, vuelva a ilusionar a nuestros ciudadanos.