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La derecha barre a Alexis Tsipras en Grecia con una apabullante victoria electoral

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Parlamento de Grecia
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La derecha barre a Alexis Tsipras en Grecia con una apabullante victoria electoral

No hubo sorpresas, ni remontadas históricas, ni vuelcos inesperados. Esta vez, las encuestas acertaron con precisión matemática. Kyriakos Mitsotakis, líder del partido de centro-derecha Nueva Democracia (ND), se ha anotado una victoria neta y rotunda en las elecciones generales celebradas este domingo en Grecia y será el nuevo primer ministro heleno. Su formación aplastó inmisericordemente, sin paliativos, a Syriza, el partido de izquierda radical que lidera Alexis Tsipras.

El Mundo / El recuento de papeletas, prácticamente finalizado así lo evidencia. ND se habría metido en el bolsillo el 39,7% de los votos, frente al 31,5% que se había anotado Syriza. Lo que traducido a escaños, significa la mayoría absoluta para los conservadores.

Dicho de otro modo: ND se haría con 158 diputados , de los 300 con que en total cuenta el Parlamento griego, logrando una sólida mayoría absoluta. Syriza, por su parte, se tendrá que conformar con 86 escaños.

Por su parte Kinal (el antiguo Pasok, el partido socialista griego) conseguiría sentar en el hemiciclo a 22 de sus miembros. KKE, el Partido Comunista Griego, a 15. MeRA25, el nuevo partido de Yanis Varoufakis, se estrenaría con 9. Y el partido ultraderechista Solución Griega haría otro tanto: entraría por primera ve en el Parlamento griego con 10 escaños.

Los que se han quedado fuera del hemiciclo son los neonazis de Amanecer Dorado. No han llegado al 3%, el porcentaje mínimo de votos requerido para poder entrar en la cámara legislativa.

Lo que es inamovible es que ND se ha hecho con la mayoría absoluta. De hecho, cuando aún no había acabado el recuento de votos, Alexis Tsipras comparecía en público reconociendo su derrota. «Syriza llegó al gobierno en el momento de mayor dificultad de Grecia», aseguraba, admitiendo que su gobierno había cometido errores pero apuntándose el tanto de haber liberado al país de la austeridad.

«Espero que el regreso de ND al poder no de pie a políticas revanchistas, especialmente en lo que se refiere a la protección de los trabajadores y de las minorías sociales», reclamaba.

Pocos minutos después era Mitsotakis el que daba la cara, contento pero contenido. «La sociedad ha mandado un claro mensaje a favor del crecimiento, de la creación de puestos de trabajo y de la seguridad», decía. «Trabajaré duro para representar a todos los griegos, somos demasiado pocos para estar divididos».

La victoria de los conservadores es tan nítida que Kyriakos Mitsotakis y sus ministros podrían jurar sus cargos ya mañana mismo y ponerse en seguida manos a la obra. El que será el nuevo primer ministro griego tiene tanta prisa en ponerse a trabajar que ya había anunciado que si ganaba las elecciones el Parlamento heleno no cerrará sus puertas este verano. «Hay reformas importantes que aprobar, no que irse de vacaciones», en sus propias palabras.

Los mercados financieros habían apostado claramente por él. La prueba fehaciente es que, cuando los sondeos volaban ya a favor de Nueva Demoracia, la Bolsa de Atenas ha crecido la última semana un 3%, hasta alcanzar su nivel máximo en 53 meses, y mañana se espera que vuelva a subir tras confirmarse la victoria de Mitsotakis. Además buena parte de la prensa internacional, especialmente la alemana y la estadounidense, también le había dado en las últimas semanas al nuevo primer ministro no sólo su beneplácito sino también su apoyo explícito.

Pero Mitsotakis también tiene por delante duros retos que afrontar. No sólo se ha comprometido a hacer crecer la economía griega al ritmo estrepitoso de un 4% anual (el doble que en la actualidad) ya en sus primeros 18 meses de Gobierno, sino que también está decidido a negociar con Bruselas para obtener una reducción del superávitpresupuestario que ahora mismo le exige Europa al país heleno. Las condiciones impuestas por los acreedores obligan a Grecia a mantener un superávit primario del 3,5%. Mitsotakis quiere bajar ese porcentaje para, de ese modo, dar un poco de oxígeno a la clase media, asfixiada de impuestos.

Impuestos que, por cierto, el próximo primer ministro griego también se ha comprometido a reducir: un 30% el impuesto que grava los inmuebles, un 20% el impuesto de sociedades, un 5% la cotización a la Seguridad Social…

Y el más difícil todavía: pretende hacer todo, dice, sin dar ninguna marcha atrás respecto a las ayudas sociales y sanitarias a los más desfavorecidos, sin llevar a cabo despidos en el sector público, sin recortar las pensiones a los jubilados (a los que ya se las han bajado en 22 ocasiones desde que comenzó la crisis).

¿Cómo lo hará entonces? Su objetivo es lograr atraer a Grecia 100.000 millones de euros en inversiones extranjeras, hacer grandes reformas para optimizar los recursos ya existentes y luchar con mano dura contra la corrupción y la evasión fiscal.

«La idea que subyace en el programa de ND es la de crear un ambiente económico más favorable. Y lo pueden lograr, porque hay amplios márgenes de maniobra al respecto», opina Panos Tsakloglou, profesor en la Universidad de Atenas de Economía y Empresariales.

Si no lo consigue, si no logra llevar a la práctica sus promesas, el Gobierno de Mitsotakis correrá entonces el riesgo de que le suceda exactamente lo mismo que le ha ocurrido a prácticamente todos y cada uno de los gobiernos que han desfilado por Grecia desde que comenzó la crisis (y van siete): que no sea reelegido para un segundo mandato.

Tsipras, por su parte, ha sufrido una derrota, sí, pero se da por sentado que no será el fin de su carrera política. Para nada. A sus 44 años (cumplirá 45 a finales de este mes) es demasiado joven para no tener aún por delante un largo recorrido político, máxime cuando Syriza va a ser el principal partido griego de la oposición.

La troika está además tan contenta de cómo el antaño ‘enfant terrible’ de la extrema izquierda ha gobernado durante los últimos cuatro años que no se descarta que le ofrezcan algún cargo en la Unión Europea, en la ONU o en algún otro organismo internacional. Si hasta ha sido nominado por el Parlamento Europeo -junto con Zoran Zaev, primer ministro de la República de Macedonia del Norte- al premio Nobel de la Paz de este año, por el acuerdo firmado entre ese país y Grecia respecto al uso del nombre de Macedonia. Un pacto que a Tsipras sin embargo le ha costado una sangría de votos.

Pero no parece probable que Tsipras acepte un cargo institucional fuera de Grecia. Tiene aún fuelle para seguir jugando un papel importante en la escena política griega. Y todo indica que eso es lo que piensa hacer.

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