España se acerca a 2007: lo que augura la caída del empleo
Un mes más, los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social confirman que la desaceleración se acentúa cada vez más. No se trata de exageraciones, pues nadie dice que estemos en un momento de hundimiento económico, ni que el empleo se esté destruyendo a borbotones, pero así comenzó la crisis de 2007, de manera que debemos aprender de la misma y hacer reformas que permitan minimizar el impacto de la caída económica.
LM / En este sentido, desde que se produjo la moción de censura se ha instalado un clima de desconfianza e inseguridad económica en España que espanta a los inversores y que hace que los agentes económicos, ante el empeoramiento de expectativas, no consuman ni inviertan. Eso está haciendo que la actividad económica se ralentice. Y si hay menos actividad, hay menos empleo, especialmente en una economía en la que la productividad, pese a las ganancias obtenidas entre 2012 y 2017, sigue siendo baja, descendiendo, además, según los últimos datos publicados por el INE.
Pues bien, esa desaceleración continúa y vuelve a reflejarse en el mercado de trabajo. Así, sube el paro en agosto en 54.371 personas respecto al mes anterior:
- Sube en Industria en 7.756 personas.
- Sube en construcción en 11.365 personas.
- Sube en Servicios en 45.707 personas.
Es, además, el peor mes de agosto en términos mensuales en paro registrado desde 2010 en términos absolutos y desde 2009, en términos relativos.
En términos interanuales, también es el peor mes de agosto en paro registrado desde 2013. Por otra parte, si analizamos el desempleo por sexos podemos observar lo siguiente:
- Sube en 31.051 personas entre los hombres.
- Sube en 23.320 personas entre las mujeres.
Asimismo, los jóvenes también se ven afectados por el aumento del paro, al subir el desempleo juvenil en 6.182 personas.
Y si hablamos de contratos, nos encontramos con dos registros preocupantes. Por una parte, se reduce un 5,15% el número de contratos interanual, y por otra, cae el número de contratos indefinidos por séptimo mes consecutivo.
De esa manera, los contratos indefinidos descienden un 19,91%, mientras que el mes en el que el PP dejó el Gobierno subían un 19,62%.
Así, no sólo hay menos empleo, sino que es, además, más precario.
En cuanto a la Seguridad Social, el número de afiliados a la Seguridad Social cae en 212.984 personas respecto al mes anterior. Es decir, se destruye empleo. Ese dato es el peor dato de afiliación en términos mensuales desde 2008, hasta quedarse la cifra final de afiliados en 19.320.227 personas.
Eso es sumamente preocupante, porque el empleo siempre es un indicador retrasado de la actividad económica, pues la decisión de contratar o despedir se produce cuando se consolida la recuperación o la desaceleración, respectivamente, en una economía, por los costes que contratar y despedir conllevan. Y lo que es muy preocupante es que la desaceleración ya ha llegado al empleo, de manera que es mucho más intensa en la actividad económica.
Así, estos datos (los de agosto) confirman lo avanzado antes por la evolución del empleo de los meses de junio y julio, así como por los de la última EPA (la del segundo trimestre de 2019), que reflejaban claramente también esa desaceleración en el empleo, y que recogían la desaceleración de toda la actividad económica, como queda puesto de manifiesto en el dato que publicó el INE de avance de PIB de 2019, donde el crecimiento económico se ralentiza 2 décimas trimestralmente, con ralentizaciones importantes en la práctica totalidad de todos los componentes de la demanda y de la oferta, con caídas en la inversión.
Urge aplicar reformas estructurales que permitan que la economía esté mejor preparada para este nuevo momento de posible retroceso económico. Si no se hace nada, las consecuencias pueden agravarse. Y si, además, se hace lo contrario, como las medidas de expansión del gasto, subida de impuestos, incremento del intervencionismo y elevación de déficit y deuda que propone el PSOE en su propuesta a Podemos, entonces dichas consecuencias se agravarán exponencialmente, con el duro impacto en el empleo que ello puede suponer.