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Ante estas próximas elecciones ¿y los falangistas?
Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Una vez anunciado con bombo y platillo la celebración de unas elecciones generales para el 10 de noviembre próximo, todas las fuerzas políticas se han apresurado a montar sus respectivos equipos electorales con el claro propósito de conseguir los mejores resultados posibles. Bueno, todos no, porque que se sepa, salvo mejor información, los falangistas no han movido un dedo en este sentido, quizá pensando que lo más sensato debe de ser el abandono de la lucha electoral y no acudir ni siquiera a poner un voto en las urnas. No sé si algún partido de signo azul habrá pensado en participar en esos comicios, quizá algún grupúsculo de lo más extemporáneo que haya en la nación, aunque me temo que no estarán los que por historia y herencia pudieran mantener la llama del nacional sindicalismo como oferta válida para los españoles.
Claro que la situación en recursos humanos y materiales es francamente paupérrima y difícilmente se contaría con elementos suficientes en cantidad y calidad (a las listas electorales no van todos los que son y no son todos los que están), como para cubrir con excelencia las candidaturas mínimas para salir a la calle, prueba inequívoca de la realidad falangista en 2019; pero eso no debe, o no debería, sustraer la obligación – política-, de dar la cara ante un electorado que sabemos muy adoctrinado, y sin embargo hartos de la demagogia y torpeza de nuestros parlamentarios actuales.
Por eso, la pregunta no parece inoportuna: ¿Y los falangistas? ¿Qué harán, qué haremos? Misteriosa pregunta para una misteriosa respuesta. ¿Tendremos que asistir a la triste decisión de no poder presentar una lista en estas elecciones? ¿Dejaremos pasar otra oportunidad de ofrecer nuestra alternativa social y política? ¿Nos someteremos al dolor de desaparecer finalmente? ¿Seremos incapaces de buscar una candidatura de síntesis que haga posible nuestra presencia? Cuando uno observa la cantidad de asociaciones y grupos de clara tendencia falangista: Avance Social, Hermandad del F. de Juventudes, Milenio Azul, Defensa Social, por no decir los incontables partidos llamados falangistas, desde Falange Española de las JONS, hasta Mesa Nacional, la verdad, a uno se le caen los palotes al comprobar no solo ya la división que sufrimos, sino la absoluta inoperancia y trascendencia que damos a la sociedad española. Queda aquello de Votar lo menos malo, pero eso no deja de ser pura resignación. Vale la pregunta: ¿Qué harán, haremos, los falangistas?
Muchos hasta dirán que lo mejor de las urnas es romperlas, como se dijo en otro momento muy distinto a los actuales parámetros democráticos, – hoy impensables en reproducir-, pero que se mantienen en el subconsciente de demasiada gente, obvio es decir que nada amigos de lo que es la democracia aceptada en el mundo civilizado aun sabiendo sus muchas deficiencias.
Pero la cuestión es la misma: ¿Qué haremos los falangistas? ¿Votar al menos malo, como aconsejaba nuestro fundador? Tal vez sea esa la mejor solución más cual es el menos malo. Otra incógnita que dividirá aun más a los camaradas y ya sin solución de continuidad, retirarse a casa, y ver como todos los demás cantan alegres su mensaje y nosotros nos vemos escondidos por nuestra propias deficiencias. Me gustaría que al menos, una voz autorizada, nos indicara un camino para marchar.
