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Malestar en Guardia Civil y Policía: de la falta de material al desprecio de Pedro Sánchez
Malos días para algunos agentes de Policía Nacional y Guardia Civil. El malestar en el seno de ambos cuerpos es patente en los últimos días, y no por las jornadas maratonianas para hacer cumplir las restricciones decretadas por el estado de alarma o por tener que ir de un sitio a otro en apoyo del personal sanitario que combate la pandemia del coronavirus, sino por la falta de material con la que cuentan.
Las críticas son prácticamente unánimes entre los sindicatos y asociaciones profesionales de ambos cuerpos. Si en estos días falta el material para trabajar seguro en los centros médicos es un clamor, no lo es menos en las Fuerzas de Seguridad, donde denuncian la falta de guantes de nitrito, de mascarillas para protegerse del coronavirus o de los conocidos como EPI, equipos de protección individual, es algo habitual en el día a día.
Las direcciones generales de ambos cuerpos han realizado un importante esfuerzo para dotar del material necesario a los agentes, pero cuando en el mercado no hay recursos suficientes para encontrar el material necesario la realidad termina siendo que muchos de los agentes utilizan guantes o mascarillas donadas por ciudadanos o empresas, compradas de su propio bolsillo o diseñadas y cosidas de forma artesanal en sus propias casas.
La gran mayoría de los sindicatos policiales (JUPOL, SUP, CEP, UFP y ASP) han denunciado en las últimas horas que los agentes que no están realizando el trabajo con los medios necesarios, que hay mascarillas que tienen que compartir en varios agentes, que escasean los guantes y aún más los EPI, que la distribución del material es anárquica, pero sobre todo piden que no se impida a los agentes usar el material que han comprado o conseguido por sus medios.
El sindicato ASP va más allá en estos últimos hechos y ha denunciado que varios agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP), conocidos popularmente como antidisturbios, fueron amenazados por sus jefes con la apertura de un expediente si salían a patrullar con los guantes y las mascarillas que ellos mismos habían adquirido. El hecho habría pasado en Madrid, en los últimos días, en el Complejo Policial de Moratalaz.
En el Instituto Armado la situación es similar, y han sido asociaciones como APROGC, AEGC, JUCIL o AUGC las que han estado haciendo público el malestar que existe entre los agentes por esta ausencia de material.
Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la intervención el pasado sábado del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: «(…) En estos días han cambiado también nuestra forma de considerar los bienes públicos. A los profesionales de la salud, desde luego, a los que trasmito mi enorme gratitud. Pero también las Fuerzas Armadas, las Fuerzas de Seguridad del Estado, que ahora percibimos como un escudo insustituible y no como un gasto superfluo».
Unas declaraciones que han caído como una puñalada por la espalda para muchos agentes. Una muestra de ello ha sido la reacción del SPP (Sindicato Profesional de Policía), el más representativo entre los mandos del cuerpo, que ha considerado las palabras de Sánchez como una «humillación» a la Policía y ha exigido «una rectificación pública, clara y expresa pidiendo disculpas a las tres instituciones: Policía Nacional, Guardia Civil y Fuerzas Armadas».
La Unión Federal de la Policía (UFP) ha considerado que tal afirmación solo «puede provenir de alguien que no sólo desconoce el trabajo de esas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sino que además lo desprecia» y reta a Pedro Sánchez a que, «si tan superfluos nos considera», renuncie a la seguridad que le proporcionan la Policía Nacional y la Guardia Civil y renuncie, asimismo, a la que le seguirán dando como expresidente cuando abandone la Moncloa.
Destacable ha sido también la reacción de APROGC (Asociación Pro-Guardia Civil) que ha ironizado con que «después de 176 años –en alusión a los que lleva en activo el Instituto Armado– alguno se da cuenta ahora de que no somos un gasto superfluo» y que ha llegado a bromear con el nacimiento de un nuevo superhéroe: «Superfluo», que «lo mismo aparece con tricornio que con bata de hospital, uniforme de campaña o de azul policía».