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A propósito de Enrique Sotomayor

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A propósito de Enrique Sotomayor

Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es

A propósito de Enrique Sotomayor. Acabo de leer un sentido escrito del colaborador de este digital, Manuel Cepeda. Ilustre historiador de las vicisitudes de la Falange Española, que francamente, me ha sorprendido por el tono reivindicativo que expresa en sus últimas líneas dedicadas al siempre recordado Enrique Sotomayor, inspirador del Frente de Juventudes, muerto en acción bélica en los campos de Posdam, en Rusia comunista. Se despide nuestro maestro con un grito enérgico ¡Presente! por el camarada caído, y por todos los falangistas muertos por soñar con la Falange Española de Jose Antonio Primo de Rivera y, dónde Manuel Cepeda, se involucra como igualmente soñador de esa Falange revolucionaria.

Digo y escribo que me sorprende esa declaración por cuanto- y que me perdone o refute si lo interpreto mal-, el camarada Manuel Cepeda ha expuesto por activa y por pasiva a lo largo de sus cuidados textos y discursos en audio visuales, su convencimiento de que la Falange Española estaba más que periclitada y su mensaje obsoleto e impracticable. O sea, que ha pasado su tiempo y nadie- esto es de mi recoleto-, debía de gastar un solo minuto en intentar revivirla.

Naturalmente él “algunos seguimos soñando”. Se contradice obstinadamente con su palabra. De manera que sería conveniente que nos concediera alguna explicación. Por supuesto que lo decimos sin ningún ánimo de critica. Incluso me siento agradecido por coincidir conmigo en esa permanente reivindicación del mensaje nacional sindicalista. Que es a la postre el mensaje revolucionario (otra vez Aranguren) que soñaba José Antonio. Es bueno que hombres como Manuel Cepeda, mantengan vivo, no el sueño que siempre es aleatorio, sino, el propósito de aspirar a una España de Patria, pan y justicia, como afirmaba el fundador falangista.

Me interesa aclarar que escribo estas líneas quizá con la idea de abrir diálogos en torno a una idea. Siempre desde el respeto al otro, que al fin y al cabo, compone la base de avanzar en la misma.

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