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Mi ocho de Marzo
Va caminando sola por la calle, y
escucha atónita gritos en la noche,
gritos al calor de un amor
que se ha perdido en la memoria.
Nota también como mujer, los ojos
airados del desprecio, el trato soez
contra su dignidad y su ética, venida
en los actos de hombres sin moral,
como si fuera material de derribo.
Ella no asumió el feminismo radical,
que es tal vez otra lectura del Ojo
por ojo bíblico, y ahora tristemente redivivo en estos ocho de marzo,
inquietos versos en un largo drama
que nos conmueve. Y nos repugna.
Porque todas las hijas, y las novias,
todas las madres requieren el respeto
que nada, nadie, ni la mirada lasciva,
ni el porte personal fuera una excusa
impía y deleznable ante el mundo.
No vagará en la soledad inhóspita
que algunos dibujaron para ella,
porque miles de almas blancas y en luz
han querido poner a la mujer en lugar
preeminente, para que los hombres
al fin, entendieran su dolor y su valor.
Eduardo López Pascual
Mi ocho de Marzo
Cieza, marzo de 2022
