Por Eduardo López Pascual, portavoz de Falangistas ciezanos.
Su gozo en un pozo. Así habrán visto nuestros amigos social comunistas, el deseo de la familia del Fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, de exhumar privada e íntimamente los restos de su excelentísimo pariente que descansan en el Valle de Los Caídos, como una víctima singular del odio sectario practicado por responsables del Frente Popular de la Segunda República.
La familia Primo de Rivera, adelantándose a las intenciones del Gobierno, ha abortado con toda seguridad, el previsible aquelarre propagandístico y de agitación, que con toda probabilidad habrían utilizado como arma electoral.
José Antonio Primo de Rivera, ante su exhumación
Con esta petición, dirigida tanto al Prior de la Basílica de El Valle, como a las autoridades civiles pertinentes, los Primo de Rivera no solo evitarían una exhibición partidaria y por eso, rechazable, sino que serían consecuentes con el último deseo del Líder falangista que, en su testamento, y en una de sus cláusulas primeras, dejó escrito su deseo de ser enterrado en terreno sagrado de acuerdo con las normas de la Iglesia Católica y romana.
Algo que se debe de cumplir, puesto que este gobierno pretende, tras la mal llamada ley de memoria democrática, desacralizar todo el conjunto levantado para descanso de muertos de uno y otro bando en la trágica guerra civil sufrida por nuestra patria.
La posición de Falangistas Ciezanos
Nosotros, como falangistas, entendemos que es una solicitud muy correcta la de ese traslado, que nosotros demandábamos desde hace muchos años, para que José Antonio Primo de Rivera, descanse definitivamente. En una exhumación que, por su naturaleza, nunca debería de ser motivo de confrontaciones entre los españoles de hoy.