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Elmunicipio.es, a petición de Sigfredo Hillers de Luque, ofrece a sus lectores los siguientes artículos, que llevan su firma

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1) El nombramiento de Franco sept. 1936 o el esporádico “descubrimiento del Mediterráneo” por parte de los pseudo-historiadores (carta a “La Razón”, no publicada).

Texto de la carta al diario “La Razón” del 12.10.2011, rebatiendo el cíclico “descubrimiento del Mediterráneo” o, como añade ahora el pseudo-historiador Stanley G. Payne de forma original: : “Un pequeño golpe de Estado dentro de un golpe de Estado.

N.B. De cuando en cuando, periodistas y pseudo-historiadores españoles y extranjeros (v.gr. Paul Preston o Stanley G. Payne…Por no hablar de Hilari Ragué… monje benedictino… ¡te lo juro por mi madre…!) saltan a las páginas de los periódicos, creyendo haber “descubierto el Mediterráneo”,  i.e. con peregrinos “descubrimientos”… como el que se describe mas abajo. A título de “botón de muestra” está la carta que dirigí el 12 Octubre 2011 al Director de “La Gaceta” (Cárlos Dávila entonces, que se negó a publicarla. En enero 2013 lo mismo ocurrió con su sucesor en el cargo José Javier Esparza):

* * *    * * *     * * *

Texto de la carta:.-

De un lado, felicitarles por sus “Documentos inéditos de La Gaceta”, pero por otro lado debo corregirles por los serios errores que contiene el cuadernillo editado el 25 septbre. ppdo.

Para empezar: “Una corrección de imprenta convirtió a Franco en Jefe del Estado“. Este titular será muy impactante desde el punto de vista periodístico, pero no corresponde a la realidad de los hechos. Este presunto “descubrimiento del Mediterráneo” fue ya realizado hace más de 20 años por un pseudo-historiador, de cuyo nombre no quiero acordarme, ya fallecido, que siempre tuvo a su disposición las páginas de “El Pais” abiertas de par en par, al igual que el acceso a las pantallas de TVE (¡menuda envidia! ¡Para mí lo quisiera!).  No tuvo gran éxito su “descubrimiento”, salvo el “impacto” periodístico de un primer momento.

Dicho  pseudo-historiador ocultó muy astutamente el texto que figura en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España del 30.9.1936, nº 32: “Decreto nº 138 de la Presidencia de la Junta de Defensa Nacional, nombrando Jefe del Gobierno del Estado Español al Excmo. Sr. General de División, don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado”. Así reza el encabezamiento del Decreto en cuestión. Sólo con ésto ya bastaría para desbaratar el presunto “descubrimiento del Mediterráneo”, en el que ahora, años mas tarde, Vds. vuelven a incurrir, al ignorar el texto de este Decreto.

En el tercer párrafo del largo preámbulo de este Decreto, explicando  los motivos que han llevado a  la Junta de Defensa Nacional a adoptar tal decisión, se indica: “Razones de todo linaje (sic) señalan la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos (poderes) que han de conducir a la victoria final, y al establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la Nación” 

De todos modos, y como no se trata de una mera errata de imprenta, el artículo 1º de dicho Decreto, vuelve a “remachar el clavo” :    “En cumplimiento del acuerdo  adoptado por la Junta de Defensa Nacional, se nombra Jefe del Gobierno del Estado Español (sic) al Excmo.Sr. General de División D. Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado“.

En la parte que se refiere al mando militar, el art. 2º de este Decreto, complementa los antedichos “todos los poderes del nuevo Estado”  de la forma siguiente:  “Se le nombra asímismo Generalísimo (sic) de las fuerzas nacionales de Tierra, Mar y Aire, y se le confiere el cargo de General Jefe de los Ejércitos de operaciones”.  

A título de “notas a pié de página”, añadir: a) Son los propios componentes de la Junta de Defensa Nacional quienes le nombran “Generalísimo”. Tenían sus motivos. Franco en esa fecha tenía, por antigüedad,  a dos miembros de la Junta por encima de él en el escalafón: el General Cabanellas y el General Queipo de Llano.  Aunque los tres eran de igual rango -General de División- en la milicia, la antigüedad es un grado.  b) Años más tarde resulta que -como se puede demostrar documentalmente- de los múltiples títulos con que se adornó Stalin al término de la II Guerra Mundial, el que más le gustaba era el de “Generalísimo”. En la Conferencia de Potsdam de julio-agosto 1945, Truman -que presidía las reuniones- se dirigía a Stalin, en tono muy amable,  con este título:  “Generalissimus” (sic).

La redacción original arriba citada tiene una explicación lógica. Los componentes de la Junta de Defensa Nacional en septbre. 1936 todavía no se habían puesto de acuerdo en la forma de Estado para la España del nuevo Régimen…i.e. si Monarquía o República.  Consiguientemente, en lugar de hablar de la “República Española” o del “Reino de España”, hablaban del “Estado Español”. N.B. A título anecdótico: es la fórmula que adopta en 1940 el Mariscal Pétain para Francia (la parte que los alemanes le dejan gobernar).  

Hasta 1947 Franco no toma la decisión de que la España del nuevo Régimen se constituya en Reino. Entre 1936-1947 España, en sus acuerdos internacionales, figuraba como “el Estado Español”. De ahí que en el texto del Decreto el nombramiento figura como “Jefe del Gobierno…del Estado Español”.

Se puede reprochar a los militares de la Junta de Defensa Nacional que no estaban muy “duchos” en Derecho Administrativo ni en Derecho Político. Tampoco los pseudos-historiadores que hicieron tal “descubrimiento del Mediterráneo”.  Para nada se habla en el Decreto de una dualidad de poderes entre Jefe de Gobierno y Jefe del Estado. Lo que sin embargo queda claro es que hay una unidad de mando, y así se hace figurar en el Decreto, v.gr. 1) ”…la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos (poderes)…”;  2)  “…quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado”.

Los pseudos-historiadores en su afán de pasar a la Historia como presuntos “descubridores del Mediterráneo” manifiestan su desconocimiento del Derecho e ignoran sus fuentes. El Decreto del nombramiento de Franco emana de la Junta de Defensa Nacional. En él se especifica claramente que se le transfieren “todos los poderes” que ostentaba la Junta, concentrándolos en una sola persona.  Si se equivocan en la denominación (“Jefe del Gobierno del Estado Español”) es algo disculpable, dado su desconocimiento de Derecho Administrativo/Derecho Político.  Ya no es tan disculpable en los pseudos-historiadores que celebran alborozadamente, 50 años después, el “descubrimiento”  de que “Jefe de Gobierno” y “Jefe del Estado” no es lo mismo.

No hay dualidad de poderes en el traspaso de poderes de la Junta de Defensa Nacional –mando colegiado- a Francisco Franco –mando único, unipersonal.  Los militares que componen la Junta, en lo que respecta al “mando militar” lo ven muy claro de inmediato y lo hacen patente con la creación  para el General elegido (Franco) de una jerarquía inexistente en sept.1936  en el escalafón del Ejército español: “Generalísimo”.  Podían haberle nombrado “Capitán General” o “Mariscal”.  Prefieren este nuevo e inequívoco título..

En lo referente a la esfera del “poder civil”, los componentes de la Junta creen equivocadamente que con decir “Jefe del Gobierno” es mas que suficiente para que se entienda, máxime cuando luego añaden la correspondiente explicación de cuál es su jurisdicción: “… quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado”.  Del mismo modo que para el mando militar acuñaron el nuevo e inequívoco vocablo de “Generalísimo”,  para la figura del  “poder civil”  podían haber acuñado el vocablo de “Cesar Imperator”… pongamos por ejemplo… La Junta de Defensa Nacional en sept.1936 tenía plenos poderes para nombrar  Jefe de Gobierno, Jefe del Estado o “César Imperator”… Su decisiones eran omnímodas; no se sujetaban a norma jurídica pre-existente alguna…  

Por reducción al absurdo, también podríamos aducir –siguiendo la equivocada lógica de los pseudo-historiadores-  algo que  tardarán probablemente otros 30 años  en “descubrir”, dados sus muy escasos conocimientos del Derecho Administrativo  El nombramiento de Francisco Franco  carece de validez jurídica, porque –desde el punto de vista juridico-legal para el nombramiento de un Jefe de Estado es preciso que la norma jurídica  tenga  rango de Ley  y no de Decreto. 

Me anticipo a refutar tal absurdo. La fuente de poder (la soberanía) del nuevo Estado, i.e. en aquella parte del territorio español donde ha triunfado el Alzamiento, radicaba en la Junta de Defensa Nacional, que no seguía las normas jurídico-administrativas de la República implantada en 1931, i.e. había “roto” tal sistema jurídico y se había “alzado” con el poder, si bien fracasando en las principales ciudades españolas (Madrid; Barcelona; Valencia, Bilbao, etc.). Lo que hace ahora la Junta de Defensa Nacional por este Decreto es traspasar “todos los poderes”  que ostenta, a una sola persona (aunque se equivoque en su denominación): De órgano colegiado se pasa ahora (sept. 1936) a mando único, en la persona de  Francisco Franco. La Junta ni siquiera se reserva el derecho de revocación de este nombramiento. Es de una vez y para siempre. La prueba es que tal Junta de Defensa Nacional se auto-disuelve. Ninguno de los pseudos-historiadores que hacen el antedicho “descubrimiento del Mediterráneo”, buscándole “tres pies al gato”, se percata de este “pequeño detalle”.

Cuando Franco asume “todos los poderes”, incurre en el mismo error juridico-administrativo, i.e. legisla por “Decretos”, aunque cambia la nomenclatura y la numeración del anterior “Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional”. Ahora es “Boletín Oficial del Estado” y empieza por el nº 1 fechado el 2 de octubre 1936. Francono forma Gobierno sino que crea una “Junta Técnica del Estado”, como “estructuración del nuevo Estado español” (sic), compuesta por “Comisiones” en lugar de “Ministerios” En el B.O.E.  nº 2 y ss. se efectúan los correspondientes nombramientos –también por Decreto, pero corrige el “gazapo” anterior, diciendo “Para la ejecución de la Ley (sic)…por la que se organiza la  Administración del Estado (sic)…”.   Los cargos de las personas que ocupan  las “Comisiones” se denominan “Secretarios”…

Sin quererlo, Franco establece un curioso paralelismo con Lenin. Cuando Lenin, mediante un “golpe de mano” se hace con el poder en 1918 (sic… y no en Octubre 1917 como escribe tanto pseudo-historiador), no nombra “Ministros”, sino  “Comisarios”. No creyó conveniente utilizar el pomposo nombre de “Ministro” para que sus subordinados no se envanecieran ni se aburguesasen…

En cuanto a la “maniobra” de Nicolás Franco (Tte. Coronel de Ingenieros de la Armada, nombrado por el Decreto nº 12 “Secretario General” del nuevo Gobierno o Junta Técnica) de hacer insertar a mitad de la tirada del  B.O.E. la conjunción “y”, i.e. en lugar de “Jefe de Gobierno del Estado español”,  transformarlo en “Jefe del Gobierno y del Estado español”, tampoco hubiera pasado nada si  no lo hubiera hecho. La prueba es que no se retiraron  los ejemplares ya impresos sin la “y”, a pesar de no estar aún distribuídos. Lo importante era el ya citado “…quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado”  Eso no fue nunca una “errata de imprenta”.

Con la llegada de Serrano Súñer a Zona Nacional, en febrero 1937, huyendo de Zona Roja y escapando de una muerte segura (dos hermanos suyos son asesinados en la España “libre y democrática” –Aravaca   novbre. 1936- por ese grave delito: ser hermanos suyos) ya cambian las cosas. No sólo porque fuese con-cuñado de Franco (el “cuñadísimo” comienzan a llamarle) sino porque es todo un Abogado del Estado., que va corrigiendo lo que hasta entonces era un Estado “campamental”.  Así p.e. el 31 enero 1938 se promulga por LEY (y no por Decreto) el primer Gobierno de la España  Nacional.

Mención aparte merece el extenso artículo de Stanley G. Payne. Rizando el rizo, nos “descubre” que el nombramiento de Franco es “Un pequeño golpe de Estado dentro de un golpe de Estado” . ¡Ahí queda eso!  Al no saber analizar un texto jurídico, se salta a la garrocha el  citado Decreto  nº 138 de la Junta de Defensa Nacional, como si no existiese.  Siguiendo su metodología habitual, se va por las ramas en lugar de ir a la raíz, al fondo del asunto. Aunque cita al General Kindelán, no sigue el relato que nos hace en sus “memorias” sobre la secuencia de la reunión extraordinaria de la Junta de Defensa Nacional en septbre.1936,  promovida por el propio General Kindelán, 

La preocupación suya y la de otros miembros de la Junta (entre ellos el General Mola) es que se estaba perdiendo la guerra por culpa del sistema de “mando colegiado”,  y que era necesario nombrar un “mando único”. Este es el primer punto del “orden del dia”.  El debate o discusión dura mas de 3 horas. El principal oponente a la propuesta de Kindelán es el Presidente de la Junta, el General Cabanellas. Se celebra una primera votación. No hay unanimidad, porque persiste el voto en contra del General Cabanellas, pero se aprueba la propuesta del General Kindelán. Se pasa al consiguiente punto del “órden del día”, i.e. a quién se le traspasan los poderes… todos los poderes… de la Junta de Defensa Nacional.  Si el debate sobre el punto anterior había durado más de 3 horas., este segundo punto no dura ni 3 minutos. El indiscutible es Franco. Tampoco se aprueba la propuesta por unanimidad porque el General Cabanellas vota en contra, si bien matizando que no es por oposición a Franco,  sino por ser consecuente con su anterior planteamiento de no creer conveniente el sistema  de “mando único”.

Payne afirma que el acuerdo de la Junta se refería únicamente al “mando militar”. No es cierto. Quien se lea el citado Decreto puede desmentírselo con facilidad. La Junta de Defensa Nacional no se reserva el “mando civil”. No hay dualidad de poderes. Hay un traspaso de todos los poderes al nuevo “mando único” que se ha nombrado.  Una prueba más de ello la tenemos en que el art. 1º se refiere precisamente al “mando civil”, mientras que deja para  el art. 2º el referirse al “mando militar”. Por si ésto fuera poco,  como hemos visto mas arriba, el amplio preámbulo del Decreto confirma el relato del General Kindelán, i.e “… la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos (poderes)…”.  Por lo tanto, no existe dualidad o separación de poderes.

Huelga lo antedicho si  Payne se hubiera leído el texto del Decreto y hubiera sabido interpretarlo, empezando por la raíz del asunto –y no por las ramas, i.e. la ya citada e inequívoca frase de “…quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado”, refiriéndose a Franco, a quien se cita por su nombre y dos apellidos…

También peca este autor de superficial cuando escribe en su extenso artículo que Franco pasa a formar parte de la Junta de Defensa Nacional  el 3 de agosto 1936, “Tras haber transferido su puesto de mando desde Marruecos a la Península…” .  Payne se coloca con este artículo a nivel de su colega británico Preston. No se percata de que también es incorporado a la Junta en esa misma fecha el General Queipo de Llano… y radicaba en Sevilla.  El asunto de la exclusión inicial de Franco –la de Queipo de Llano tuvo otro motivo-  tiene un mayor calado, que ni Payne ni Preston han llegado todavía a comprender.  Franco quedó excluido del Decreto nº 1 del 25.7.1936 de la Junta, como “castigo” por haber rechazado inicialmente la “invitación” a adherirse que se le hizo por parte del General Mola.

No obstante, el proyecto de sublevación siguió adelante.  Famosa es la frase del General Sanjurjo desde su exilio en Estoril cuando se enteró de tal negativa:  “Con Franquito o sin Franquito, nos sublevaremos”.  No. No fue la distancia geográfica (Canarias y luego Marruecos) la razón por la que Franco no figuró en la composición inicial de la Junta. Mas lejos estaba el General Sanjurjo (en Portugal). No solo figuraba en la Junta, sino que era su Presidente “in pectore”.  Franco no ve claro el proyecto del General Mola y todavía quiere quemar sus últimos cartuchos, antes de romper el “sagrado voto de disciplina” de un militar.  Ha dirigido una carta personal al Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra Casares Quiroga, advirtiéndole de la situación tan grave en que se encuentra España en general y el Ejército en particular.  El destinatario casi lo considera un “ultimátum”.  Sin embargo, cuando se produce el asesinato de Calvo Sotelo, 13 julio 1936, a Franco se le acabaron las dudas. Sigue sin gustarle el proyecto de Mola pero le separa un abismo del régimen del Frente Popular. Decide entonces sumarse al proyecto de Alzamiento del General Mola  (N.B.  sumarse a… y no a dirigirlo…  Eso no ocurre hasta el 29.9.1936 con el mencionado Decreto…. ¡Y algunos siguen sin enterarse!… Sin embargo, sus compañeros de armas no olvidan sus “vacilaciones”. De ahí su rechazo inicial, y por ello no le incluyen en la Junta de Defensa Nacional. Luego, llega a los dirigentes de la Junta  la “extrañeza” por parte de  Alemania e Italia, que no comprenden la “ausencia”  de Franco. El 3 de agosto deciden incorporarle junto a Queipo de Llano.

Por último, concluir diciendo  que esta es mi forma “resumida” de entrar en el tema… y pido disculpas por ello. Sin embargo, a quien quiera ampliar datos, le remito al vol. IV de mi obra “Derecho-Estado-Sociedad” (…1.600 págs.).  

Atentamente le saluda,

Prof.Prof. Dr.Dr. S. Hillers de Luque -Universidad Compl. Madrid (Fac.Derecho) Apartado 52– 28280 El Escorial/M

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2) Un pseudo-historiador llamado Stanley G. Payne (mi réplica a Alfonso Basallo de la ONG católica “Actuall”)

Comentarios al mensaje de Alfonso Basallo (“Actuall” y “HazteOir” –ONGs católicas) elogiando a Stanley G. Payme, calificándole de “historiador especialmente riguroso” (sic) y de hispanista (sic) – ver más abajo; al final.

He leído sus elogios respecto a Stanley G. Payne y no salgo de mi asombro.  Más bien parece que estamos hablando de dos Payne distintos… 

Para Vd. es un historiador especialmente riguroso… y un hispanista, en tanto que para mí es un pseudo-historiador y un pseudo-hispanista. Me explicaré… Una persona que habla de “Fascismo español” refiriéndose a la Falange de José Antonio, evidencia palmariamente que no tiene la menor idea de lo que es el Fascismo ni de lo que  fue la Falange. Es como confundir un huevo con una castaña…..  o siguiendo el sabio refranero español: “lo mismo le da jabón que hilo negro, porque dice que, al fin y al cabo,  todo es para la ropa”´.

A poco que se haya leído algo de la doctrina fascista, bien a través de alguno de los discursos del propio Mussolini, o algunas páginas de autores contemporáneos suyos, como p.e. Costamagna, sabrá sin gran esfuerzo, porque nunca lo ocultaron, que el Fascismo se basaba en el paganismo, i.e. la gloria del Imperio Romano tanto de las legiones romanas  (conquistas militares) como de lo que significó el Derecho Romano (transmisión de su avanzada cultura), en tanto que la Falange de José Antonio se basa en el Derecho Natural cristiano; en la Teología católica

Esto dicho a grandes rasgos, en una par de pinceladas. Ni que decir tiene que lo tengo expuesto con mayor detalle… a modo de sendos capítulos dentro de un “manualito” de 1.200 páginas publicado en 1985, titulado Derecho-Estado-Sociedad (vol. II) – Derecho Constitucional y Doctrinas políticas. Más tarde (2010 y 2012) en forma monográfica: Falange y Fascismo – 312 págs. Ya me figuro que a Vd. no le sonará de nada pero a un presunto historiador, y máxime sobre el tema del “Fascismo español” , necesariamente tendría que haberse “tropezado” con estos libros porque eran libros de texto en mis clases en la Facultad de Derecho (y en cursos de Doctorado) en la Universidad Complutense.

En fecha reciente, un joven sacerdote (teólogo por Roma)  y  ya reputado historiador, con libros basados en investigaciones inéditas e irrefutables,  me encargó un trabajo bajo el título de “Falange y Teología católica”, que luego publicó, i.e. equivalente a decir que lleva su “nihl obstat”.  Creo que hasta ahí nunca llegó su admirado Payne.

A mayor abundamiento… que dirían los abogados en ejercicio… ¿Le suena a Vd. el nombre de García de Cortázar, historiador y sacerdote (s.j.)? Recientemente en ABC, a página completa, nos dedicó un elogioso artículo titulado “Falangistas incómodos” … y   no “fascistas españoles” como hubiera titulado su admirado Payne. ¿Lo llegó Vd. a leer? A su disposición, por mi parte…

Este conocido historiador se refería a un grupo de falangistas fundado en 1963 por Maestú (q.e.p.d.) y por mi, que él llegó a conocer a través de un alumno suyo en Deusto, que tenía la “desfachatez” de cobrarle la modesta revista a ciclostil editada por el FES. Seguro que Payne, pseudo-historiador para mí, repito, se “tropezó” en su época con dicha organización falangista, pero no sabría cómo insertarla dentro del “Fascismo español” y optó por “saltársela”… Y Vd., sin embargo, le califica como “historiador especialmente riguroso”.    En otro caso, dígame en cuál de sus 10 ó 15 libros (he perdido la cuenta) Payne incluye un estudio “riguroso” de esta organización falangista, o “fascista” para él.

Sigo justificando mi consideración de pseudo-historiador de Payne y mi asombro por los elogios de Vd. Este pseudo-historiador, repito,  ni conoce la doctrina del Fascismo ni la doctrina de la Falange de José Antonio. Más todavía, ni siquiera conoce ni ha estudiado el entorno histórico donde nacen o se fundan una y otro doctrina.  Para empezar… ignora que p.e. las Brigadas Internacionales… 1936…guerra civil española…  sus centros de reclutamiento en los distintas partes del mundo, fueron organizados por los respectivos partidos comunistas, bajo el lema universal de venir a España “a luchar contra el Fascismo”.  Consiguientemente la España Nacional era para la poderosa maquinaria de propaganda soviética “el Bando fascista”… los fascistas… equivalente a decir que el General Sanjurjo era fascista; el General Cabanellas era fascista;  el General Mola era fascista, el General Franco -a partir del 1 octubre 1936- era fascista, etc. 

Nada digamos después del triunfo de la Unión Soviética de Stalin en mayo 1945… la poderosa maquinaria de propaganda se centuplicó… todo régimen político de cualquier país del mundo, enemigo de la URSS era tildado de “fascista”… Y Payne seguía sin enterarse… la España de Franco era fascista… el Portugal de Salazar era fascista, etc.  La sublimidad de la maquinaria de propaganda soviética llegó hasta tal punto que hizo “desaparecer” del mundo de las ideas (después de la II GM)  la doctrina Nacional-Socialista y/o su forma apocopada de “Nazismo”… convirtiéndolo en “Fascismo alemán”… Y de  todo esto, un presunto historiador como Payne… sin enterarse… ¡Cómo hubiera disfrutado Mussolini… con lo que él admiraba a Hitler…  que gracias a la maquinaria de propaganda soviética…   a Hitler le habían convertido en discípulo suyo y que el Fascismo, como doctrina, se había “engullido”  la doctrina nacional-socialista, haciéndola desaparecer y convirtiéndola en “Fascismo alemán”.   Y Payne, vuelvo a repetir, sin interarse de este pequeño “detalle”…

Si al menos Payne… ya que estudiar, nunca estudió…  ni siquiera superficialmente…la doctrina Fascista ni la doctrina Falangista… hubiera viajado algo… p.e. a  la Alemania comunista (1945-1990) -DDR- y en concreto al Berlin comunista (Zona Militar de ocupación soviética)… ya que él con su pasaporte estadounidense podía hacerlo con toda libertad y tranquilidad…al ser USA uno de los vencedores, hubiera podido contemplar un hecho singular… el Monumento a los Caídos en la I GM, se convertía en “Monumento a las Víctimas del Fascismo” en la famosa avenida “Unter den Linden”, a unos 300 mts. de la famosa Puerta de Brandenburg…   En el callejero de Berlin-Este y en otras ciudades alemanes de la DDR podría haber leído las placas de marmol en honor de las víctimas del “Fascismo alemán”…                 

Otro dato singular que a cualquier alevín de historiador le hubiera hecho “sospechar”… menos a Payne que no se entera de nada… El libro, que Vd. cita, “Falange. Historia del Fascismo español” (1965) fue publicado (dato que Vd. silencia) por “Ruedo Ibérico”, una editorial del Partido Comunista español en el exilio, que lo financiaba.   Y Payne ni siquiera llegó a preguntarse la razón de ello… Seguramente se pensó que por su valioso  contenido… En absoluto…  Por la sencilla razón de que encajaba con su línea editorial.  Desde el Kremlin se llega a la conclusión de que ideológicamente, i.e. doctrinalmente, no es rentable combatir en diversos frentes. Es más rentable unificar los frentes, combatir a un solo enemigo: el Fascismo. Sirve lo dicho anteriormente. Más todavía, cuando se produce el rompimiento ideológico-estratégico de la URSS de Krutchov con la China de Mao, los insultos recíprocos que se intercambian fueron los de “fascista”… ¿Lo sabía Vd.?  Seguro que Payne tampoco. Pregúnteselo.

Por si todavía no queda claro, la consigna desde Moscú es suficientemente clara. Todo régimen político, toda corriente de pensamiento político-ideológico (Weltanschauung (*) que vaya contra la URSS y/o contra el comunismo (marxismo-leninismo) era tachado de Fascismo.  Así de sencillo.  Esto que escribo no es fruto de mi imaginación. Lo tengo contrastado con destacados profesores de Universidades comunistas, antes de la “caída del muro” y del desmembramiento de la Unión Soviética. 

(*) Weltanshauung se utiliza en Filosofía tomando el vocablo alemán… o “cosmovisión”, en errónea traducción al español, porque el “cosmos” jamás fue el mundo de las ideas, sino el mundo de los astros…

Hace más de 45 años, por diversas circunstancias, tuve el singular privilegio, de conocer al entonces joven Director del Museo de Historia Contemporánea –también situado en la avenida “Unter den Linden”, en un histórico edificio- que amablemente quiso servirme de guía de su Museo, mientras me iba “adoctrinando ligeramente”… y me confirmó el dato anterior. Por otra parte, me añadió que en el caso de Alemania era también conveniente, de cara a las nuevas generaciones, i.e. eliminar de su doctrina enemiga la palabra “Socialismo” (i.e.“Nacional-Socialismo”)”, vocablo para ellos “quasi sagrado”, a fin de evitar “confusiones” lingüisticas.  Era necesario hacerlo desaparecer y meterlo en el mismo saco: el Fascismo (si bien acompañado del adjetivo “alemán”, i.e. “Fascismo alemán”). Y de todo ésto, Payne sin interarse. Fíjese Vd. si le llevo años de ventaja.

Disculpe Vd. mi vanidad, pero quiero destacar “algunas diferencias” con su admirado Payne.  Soy el primer profesor extranjero que ha tenido la insólita ocasión de pronunciar una conferencia… con coloquio… en la  Facultad de Derecho de la Universidad Lomonossov de Moscú, cuando todavía era la capital de la URSS, i.e. del imperio soviético (en inglés y traducida al ruso por un joven profesor auxiliar)… época de Gorbachov. Y ya después del desmembramiento de la URSS, puedo añadir que he sido el único profesor extranjero que lo ha conseguido.   

También añadir que  fui el primer y único  profesor extranjero que pudo pronunciar dos conferencias -con coloquio-  en la famosa Universidad Humboldt del Berlin comunista  Una para un círculo de profesores y otra para alumnos de los últimos cursos (seleccionados por las autoridades académicas de allí).  Esta vez directamente en alemán, tanto la conferencia como el coloquio… porque para eso soy profesor titulado de Alemán desde hace más de 60 años… El tema ya se puede Vd. imaginar… tanto en la Universidad Lomonossov de Moscú como en la Universidad Humboldt del Berlin comunista…  un ataque directo al sistema y doctrina comunistas… Me tiré “a pico”… De sobra sabía yo que no volverían a invitarme.   Acerté,  aunque por razones bien diferentes…. Todo dentro de la legalidad, ya que mi Universidad Complutense tenía firmados sendos convenios de intercambio de profesores con estas dos Universidades. N.B. 4 años antes había organizado yo un viaje a nivel particular a estas dos Universidades, acompañado  de unos 15 alumnos del 2º curso de la Facultad de Derecho, que yo impartía.

Sigo disculpándome por la vanidad…. pero el Berlin comunista lo conocí antes del muro; durante el muro y después del muro…  A diferencia de Payne, con mi pasaporte español, antes de la construcción del “muro”, literalmente me la “jugaba” ya que en nuestros pasaportes figuraba un enorme sello, ocupando más de media página, en el que se leía: “Válido para todos los paises, excepto Rusia (sic) y países satélites”, con lo cual cualquier español quedaba “desamparado”, sin cobertura diplomática, en territorio soviético.  En dos ocasiones la policía comunista examinó mi pasaporte y … sería muy largo de contar cómo logré zafarme (… y con la ayuda de Dios, por supuesto). 

Para su información, añadirle otro dato. Como quiera que tanto Payne como su “paralelo” Preston (británico), gozaban de una buena acogida por parte del Rectorado de mi Universidad, concediéndoles generosamente -¡menuda envidia!- su inclusión en los cursos de verano de El Escorial, envié un escrito al entonces Rector, por conducto reglamentario, para que quedase constancia oficialmente, proponiéndole un debate público con uno y otro en sus respectivas Universidades (Wisconsin-Madison y Londres), delante de sus alumnos, en Inglés por supuesto, (…resulta que, entre otras cosas, soy profesor titulado de Inglés desde 1953), para poner al descubierto su mediocridad y que se les cayera “la cara de vergüenza”, al destaparles públicamente ante sus alumnos los serios errores que cometían estos dos pseudo-historiadores. No se aceptó mi “amable” sugerencia. Ignoro si por parte del rector o parte de los pseudo-historiadores… o por ambas partes.

Dados sus elogios a Payne, que debemos considerar muy sinceros, pero “ligeramente” equivocados, le hago una sutil sugerencia.  Repásese Vd. el relato que hace Payne sobre el histórico encuentro en Hendaya entre Franco y Hitler (octubre 1940), donde, entre otras minucias, se burla descaradamente de Franco Comprobará Vd. que no indica las fuentes de donde ha tomado el relato… como si él hubiera estado allí presente… Todo el mundo sabe que lo ha tomado de los libros y diversas entrevistas (incluso de t.v.) de Serrano Súñer. Sin embargo Payne no le cita nunca, queriéndonos hacer creer que son fuentes propias; una propia investigación de los hechos históricos.  Un presunto historiador que oculta celosamente sus fuentes, no tiene para mí la categoría de historiador. Sin embargo, Vd. le califica de riguroso historiador; “un observador que analiza los hechos…” y mas abajo en sus elogios, Vd. añade que Payne “cuenta lo que ve”… Pregúnteselo  ¿Estuvo él en la histórica reunión? ¿con sus 5 añitos?    Yo, desde luego, ni en las fotos ni en las imágenes que conozco, nunca vi a un niño de esa edad correteando por el andén de la estación f.c. de Hendaya, ni en el vagon de f.c. donde Franco se reunió con Hitler, acompañados de Serrrano Súñer y de von Ribbentrop.

Otro dato más del pseudo-historiador Stanley G. Payne. El intercambio epistolar entre Franco y Churchill.1944-1945. Arrancando del ya fallecido Javier Tusell (luego Xavier Tusell…(*) quien tenía todas las puertas y ventanas abiertas -¡menuda envidia!- tanto en TVE como en “Prisa” (dirigida y gobernada por los antiguos falangistas Jesús de Polanco y Juan L. Cebrían), y demás m.c.s., pasando por el binomio Payne – Preston y gran muchedumbre de “anti-franquistas viscerales” (i.a. Hilari Ragué… fraile benedictino de Montserrat… como se decía en el barrio golfo de Madrid donde yo me crié, cuando alguien no nos lo creía… “…te lo juro por mi madre”…).

(*) a quien yo conocí y conversé varias veces con él, trabajando pared por pared, en una entidad de carácter histórico-científica de las Cajas de Ahorro.

Resulta que todos ellos, como común denominador, entresacando párrafos sueltos de la carta de Franco a Churchill, se burlan, se mofan y se carcajean de Franco, como iluso y pretencioso; un iluso “militar ignorante” que pretendía dar consejos o lecciones de política internacional a un Churchill, reconocido internacionalmente por su preclara y lúcida inteligencia. Una pregunta ¿Conoce Vd. el texto completo de dichas cartas? Subrayo lo de “completo” y no retazos. No lo encontrará Vd. en ninguno de los libros… decenas y decenas… de los mencionados autores. “Modestamente”… podrá encontrarlo Vd. en el vol. II de mi citada obra, publicada hace 35 años. Y en el vol. IV, publicado hace 30 años, lo encontrará Vd. también en su texto original en inglés, que yo, por suerte, pude localizar (largo de contar) investigando este tema…

La pregunta obligada a dichos pseudo-historiadores ¿y por qué hurtan estos autores al curioso lector la lectura del texto completo de este intercambio epistolar Franco-Churchill?   De ese modo, los lectores podrían acompañar a coro las carcajadas ante tamaña petulancia e insensatez de un General Franco “dando lecciones” a un eminente político” como Churchill.

La respuesta es muy sencilla y la conocemos a través del propio Churchill (lo que en Derecho procesal se conocería como “prueba testifical” y “prueba documental”). Resulta que estos pseudo-historiadores no pueden negar los hechos, a pesar de su inquina contra Franco, a saber:

1) 1946 (5 marzo). Discurso de Churchill en la Universidad de Fulton, USA, donde acuña el meritorio y significativo término “telón de acero” (iron curtain), pero silenciando que dos años antes Franco se lo había advertido. 2) 1944 (oct.) Carta de Franco a Churchill advirtiéndole del peligro que representaba para Europa la Unión Soviética de Stalin y exponiéndole sus argumentos, razón por la cual los citados pseudo-historiadores, incluyendo a Payne, ocultan u omiten el texto de esta carta y, por el contrario, Franco es objeto de “mofa y befa” ante la “gigantesca figura” de Churchill como `político. 3) 1945 (enero) Carta de respuesta de Churchill a Franco, rechazando su opinión negativa contra Stalin y acusándole de la intervención de la División Azul en la Unión Soviética de Stalin. 4) 1945 (febrero) Discurso de Churchill en el Parlamento británico (Cámara de los Comunes) defendiendo y elogiando a Stalin (sic) por su honorabilidad y fidelidad a la palabra dada frente a cualquier insidia (no menciona aquí para nada la advertencia de Franco en su carta de oct. 1944). Anteriormente Churchill ha realizado un viaje exprofeso a Moscú, a pesar del riesgo que entrañaba un viaje en avión Londres-Moscú en plena guerra, para hacer entrega a Stalin de la “espada de San Jorge” como homenaje en honor y gloria al Ejército Rojo. 5) 1945 (julio). Conferencia de Potsdam (a 50 km de Berlin) con Truman (USA), Stalin (URSS) y G.B. (Churchill). Francia todavía no participa con los “Tres Grandes”.  Churchill se enfrenta a Stalin, en su petición de invadir España… petición personal de la Pasionaria, como sabemos… (luego lo reduce a “represalias” contra España). Churchill efectivamente no lo hace por amor a España, sino defendiendo los intereses de Gran Bretaña, ya que en la Conferencia de Yalta (feb. 1945) en el reparto de zonas de influencia, bajo la presidencia todavía de Roosevelt, se había acordado la concesión a Gran Bretaña de Europa Occidental como “zona franca” de influencia. Churchill sabía sobradamente… por la experiencia de Polonia… que en cuanto se admitiese la celebración de “elecciones libres y democráticas” en España, el partido comunista “por arte de birli birloque” se haría con el poder en España… y adiós Gibraltar… En su primera intervención para oponerse a la petición de Stalin, Churchill deja bien en claro que su Gobierno odia el régimen de Franco (literalmente. Utiliza el verbo “to hate”) y “comprensivamente” se hace cargo de que Stalin esté molesto por la intervención de la División Azul en territorio soviético. Stalin rechaza de forma brusca dicha alusión. (“No. Eso no tiene nada que ver aquí”).

N.B. En una de mis incursiones en el Berlin-Este (capital de la Alemania comunista o República Democrática Alemana), tuve la suerte, la inmensa suerte de localizar este texto de la confrontación entre Churchill y Stalin dentro del texto completo del desarrollo de la Conferencia de Potsdam…. i.e. la traducción literal de las notas taquigráficas de la delegación soviética en Potsdam. Le sugiero a Vd. que intente encontrarlo entre las decenas y decenas de libros de los arriba citados pseudo-historiadores, Stanley G. Payne incluido. Y yo lo tengo publicado hace más de 35 años… ¿qué le parece?

Sigamos analizando la categoría de Payne como historiador y concretamente con el tema de su presunta especialidad. La Falange (lo que él denomina “Fascismo español”). Como quiera que Vd. es un fiel lector y admirador suyo, ayúdeme en un punto concreto. Dígame en qué libro o entrevista suyos hace mención Payne de un hecho singular protagonizado por los falangistas de post-guerra. 20 novbre. 1957. Solemne conmemoración en el Monasterio de El Escorial del funeral por José Antonio, presidido por Franco.

A la salida del funeral, en la Lonja del Monasterio, cuando Franco pasaba revista militar a la centuria falangista que le rendía honores (Centuria de Montañeros, compuesta entre otros por excombatientes de la División Azul y dentro de los más jóvenes, por quien suscribe, ya con el servicio militar hecho…)… enfrente estaba formado el Batallón del Ministerio del Ejército, con bandera y banda de música, con escuadra de gastadores…. la Centuria de Montañeros, en pleno, dio media vuelta y le volvió la espalda… públicamente, delante de las más altas jerarquías civiles, militares y eclesiásticas de la Nación, presente el Cuerpo Diplomático acreditado en España…

Como digo, este hecho histórico de falangistas (y no “fascistas”) ante Franco ocurrió el 20 de novbre. 1957. Se trata de un hecho singular, expuesto aquí no por un testigo presencial, sino por un partícipe en el citado hecho histórico. Ni que decir tiene que no se dio a conocer a la opinión pública por los m.c.s. españoles. Sin embargo, se difundió por “Radio Moscú” esa misma noche.   Desconozco la versión de Payne, como historiador, especializado precisamente en el tema de la Falange (lo que él denomina “Fascismo español”). Caso de que Payne no lo haya tenido en cuenta en ninguno de sus libros, dígame si Vd. se replantearía su calificación de “historiador especialmente riguroso”.  

Pasemos a otro tema. Vd. califica además a Payne de “hispanista”. Por lo que a mí respecta, ignoraba que Payne tuviese escrita ninguna obra sobre el tema de la Hispanidad ni que hubiese realizado ninguna investigación sobre las Leyes de Indias. Tengo curiosidad por conocer el planteamiento de Payne. O sus explicaciones respecto a las leyes promulgadas por Isabel la Católica; Carlos V o Felipe II.

Resulta que da la casualidad de que yo tengo escrito en 1964 un trabajo titulado “La Obra Social de España en América” (publicado en 1974 con sucesivas reediciones). Su mayor mérito es que estuvo dirigido por un prestigioso y veterano hispanista ya fallecido, el Prof. Viñas Mey, con publicaciones que se remontan a la década de los años 20 del siglo pasado. Comparado con él, a mí nunca se me habría ocurrido titularme “hispanista”. Más todavía en la contraportada de mi citado libro dejo constancia que más que discípulo de este insigne hispanista, soy “un aspirante a discípulo suyo”. El hecho de que Payne haya vivido en España un determinado número de años, igual que también su congénere Preston, no les faculta para considerarles “hispanistas”. Antiguamente se los denominaba “turistas”.

Para ir terminando… Felicitarle por el último párrafo de su elogioso artículo en favor de Payne. Queriéndolo o sin querer, retrata Vd. perfectamente a este pseudo-historiador. En efecto, Vd. le reprocha que era excesivamente benévolo con Santiago Carrillo. Él, a modo de excusa o coartada, le responde: “Soy historiador”. En realidad está confesando, sin quererlo, que es un historiador muy mediocre. Confunde el papel de un historiador con la de un periodista. Recuerdo alguna de las entrevistas de Payne a falangistas históricos. Se limita a poner el magnetofón en marcha y a transcribir lo que le dicen. Es incapaz de repreguntar, de entablar un debate o precisar alguna matización con el personaje entrevistado. No por respeto, sino sencillamente porque no domina ni de lejos el tema. No lo ha estudiado anteriormente. Solo lo conoce superficialmente. Lo he podido comprobar en el contenido de dichas entrevistas. En alguna de ellas –quizás por lapsus linguae al ser tan extensas- se desliza alguna barbaridad doctrinal por parte del entrevistado. Payne es incapaz de detectarla y por lo tanto no interrumpe al entrevistado ni le solicita una necesaria matización. Repito, no por respeto, sino por ignorancia del tema central de la entrevista.

No conozco las entrevistas que ha podido hacer Payne a Santiago Carrillo, pero dado su “modus operandi”, seguro que le ha sucedido lo mismo. Cualquier avezado periodista, sin llegar a ser historiador, pero con suficientes conocimientos sobre las matanzas masivas de Paracuellos, podría haber puesto a Carrillo en apuros. Payne, no. Es incapaz. Porque carece de conocimientos, al igual que le ocurre con la doctrina de la Falange de José Antonio.

Bien es verdad que… dicho sea en descargo de Payne… es el estilo de gran parte de los historiadores estadounidenses, salvo contadas, contadísimas excepciones (*).   Razón por la cual Payne pasa desapercibido. Saben “nadar”… i.e. nadar en superficie; de ahí que sean superficiales… pero no saben “bucear”… no saben investigar; nadie les ha enseñado.   La diferencia con los historiadores alemanes es abismal. Desconozco si Vd. sabe el suficiente alemán como para hacer un análisis comparado.   Refiriéndonos al caso concreto de España (tema guerra civil, doctrinas políticas de aquella época, etc.) una tesis doctoral de un licenciado alemán en Historial, i.e. un aspirante a historiador y/o aspirante a llegar a ser profesor en las Universidades alemanes, daría cien vueltas a Payne y Preston juntos.   Refiriéndome a una tesis doctoral concreta de hace años, i.e. de un aspirante a profesor alemán, decía yo en una de mis clases en la Facultad a los alumnos… Si esta tesis doctoral (en alemán) la pudiese leer Javier (o Xavier) Tusell… entones vivía, hoy ya fallecido… de aquí sacaría material para publicar no menos de 40 libros suyos.

Para terminar, una anécdota personal. Hace algunos meses se dirigieron a mí (a través de intermediario español) dos profesores estadounidenses de dos distintas universidades USA, que tenían la intención de publicar un libro sobre el mismo tema que Payne, i.e. Spanish Fascism. Pedían mi autorización para insertar varios pasajes de uno de mis libros. Puse como condición que o bien cambiaban el título (por las razones aquí expuestas) o, si por razones económicas (de marketing) lo mantenían, era necesario una introducción o explicación interior que yo mismo redactase. No obstante les recomendé mi libro antes citado: “Falange y Fascismo”, que por supuesto desconocían.

(*) A título de ejemplo…   El tema de la tragedia de Pearl Harbor, escrita por Robert B. Stinnett: “Day of Deceit. Subtítulo: The truth about F.D.R. and Pearl Harbor. Lo publica en 2001 como novedad editorial… Un importante hecho histórico sucedido en 1941. ¡¡ Labor de investigación muy interesante e importante para EE.UU. y para el mundo… que aparece 60 años después…!! Y eso que sobre la tragedia de Pearl Harbor existe toda la documentación habida y por haber… y desclasificada desde hace muchos años …

Mientras espero sus comentarios… un saludo cordial,

Prof.Prof. Dr.Dr. Sigfredo Hillers de Luque – Facultad de Derecho- Universidad Compl.Madrid (jubilado)

                         * * *           * * *                           * * *                         * * *

Conozco personalmente al catedrático e hispanista norteamericano Stanley G. Payne desde hace 20 años y he tenido la oportunidad de entrevistarle más de una vez acerca de temas tan apasionantes como el papel de Falange, la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, las conexiones del Partido Nacionalista Vasco y ETA, o las figuras de Alfonso XIII, Franco, Carrillo, Suárez o Felipe González.

Si me tuviera que quedar con un rasgo de su personalidad de historiador, señalaría uno que le honra especialmente: el apego a los hechos. Ya sabes, “comment is free, but facts are sacred”, la famosa frase de C.P. Scott, el editor del diario ‘Manchester Guardian’, sobre el carácter sagrado de los hechos.

A diferencia de algunos historiadores que distorsionan la realidad o manipulan los acontecimientos del pasado, Payne es especialmente riguroso en el manejo de los datos, y jamás da opiniones que no estén sustentadas en hechos comprobados. Eso explica que en las entrevistas tenga la honradez de reconocer “no tengo ni idea” cuando desconoce algo o carece de preparación para responder sobre esa materia. ¿Te imaginas a un profesional de esas bullangueras tertulias donde se habla con irresponsable frivolidad de lo divino y lo humano, admitir alguna vez su ignorancia? Antes muerta que sencilla, que decía aquella canción…

Nada que ver con el estilo ecuánime y el talante riguroso de Payne. Lo cual es una garantía en una época en que la Historia está sumamente ideologizada y politizada, y es casi imposible encontrar un libro sobre la Guerra Civil del 36, por ejemplo, que no sea de un bando o de otro, como si la división en azules y rojos, republicanos y franquistas hubiera saltado de las trincheras a las cátedras y a las editoriales.

Ese atenerse tozudamente a la realidad, a través del estudio de los documentos, sin anteojeras partidistas, le ha costado caro a Payne. Porque cuando vino a España en los años 60 y se dedicó a diseccionar la Falange, con trabajos como Falange, Historia del fascismo español (1965) le ponían el sambenito de “rojo”; y ahora que mete el bisturí en la II República, con libros como El camino al 18 de julio: la erosión de la democracia en España (2016) le tildan de “ultra” y “franquista”.

Pero él no es ni lo uno, ni lo otro. Es tan sólo un observador que analiza hechos… como por ejemplo el “pucherazo” de las elecciones que llevaron al poder al Frente Popular en 1936. A uno le podrá gustar o no, pero eso es algo que está ahí.

Como a uno le puede gustar o no, que España sea el único país de la Europa medieval que eligió volver a ser cristiana tras la invasión musulmana y ningún otro puede atribuirse el mérito de conseguirlo, después de ocho siglos de Reconquista. Es un hecho, del que deja constancia el propio Payne en su ensayo España, una historia única, donde también subraya el papel singularísimo que ha jugado la vieja piel de toro en el Descubrimiento y Evangelización del nuevo mundo.

Todo eso molesta al establishment de lo políticamente correcto, como molesta que un norteamericano ilustrado escriba sobre la figura de Franco, en obras como Franco, una biografía personal y política (junto con Jesús Palacios), o que titule otra de sus investigaciones ¿Por qué la República perdió la guerra?… tal vez porque algunos historiadores pretenden ganar retrospectivamente aquella contienda, con 80 años de retraso, siguiendo los pasos de un presidente español que se empeñó en remover tumbas del pasado, reabriendo con la Ley de Memoria Histórica heridas que ya habían cicatrizado.

Por todo ello, es un lujo contar con las observaciones de este texano circunspecto y caballeroso, enamorado de España y de lo español, que con más de 80 años, sigue publicando libros tan interesantes como 365 momentos clave de la Historia de España, de reciente aparición.

Javier Torres ha podido conversar con él, y no sólo del pasado, sino también de una actualidad tan candente como la América de Trump y la Europa de la decadencia y la clase gobernante de lo políticamente correcto. Te la adelanto, como suscriptor de Actuall

http://www.actuall.com/entrevista/democracia/stanley-payne-a-actuall-vote-a-trump-porque-era-mas-facil-destituirle-que-a-hillary/

Te recomiendo los libros de Stanley G. Payne porque no trata de engañar o manipular, porque cuenta lo que ve -no lo que imagina o lo que le dictan los comisarios políticos-, y porque es enormemente respetuoso con las personas.

Y porque cuando una vez le pregunté  si no era excesivamente benévolo con Carrillo al decir que tenía “Luces y sombras”, me respondió: “Soy historiador”.

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