El error del premio a la mejor película de Los Oscar es en realidad un montaje de propaganda política de Hollywood.
Casi nadie ve los Oscar en España pero en esta ocasión muchos españoles se tragaron de principio a fin la gala por definirlo de alguna manera para ver en directo el esperpento contra Donald Trump que convertían los premios de la academia del cine americano en una mera anécdota completamente calculada.
Al final de los premios Oscar, cuando iban a anunciar el ganador de la categoría de la mejor película del año, los presentadores de ese premio “se confundieron” y anunciaron la película que no era.
Por otro lado, comentaban que había ganado Lalaland cuando en realidad ganó Moonlight. El caso es que no aclararon el error de inmediato sino que dejaron que todo el equipo de la película Lalaland subiera al escenario, que los directores y el productor diesen sus respectivos discursos y cuando parecía que ya iba a terminar la ceremonia, otro presentador se acercó al micrófono para decir que habían cometido un error y que la película Lalaland no había ganado realmente el premio, así son las cosas en este tipo de premios el espectáculo siempre ganan los mismos.
Después de que anunciaran la verdadera película ganadora del premio, Warren Beatty, el presentador que cometió el error se disculpó diciendo que le dieron el sobre incorrecto -si no decía eso posiblemente no cobraba-, que cuando lo abrió decía que el ganador era “Emma Stone for Lalaland” y que era el sobre que correspondía a la ganadora de la categoría de mejor actriz.
En realidad todo fue un montaje y para todos los públicos, se llama publicidad y espectáculo aunque en España se conoce más como “Pan y Circo” es un clásico no le falla nunca al sistema.
En primer lugar porque a pesar de todo lo que critican al presidente de Estados Unidos -Donald Trump- en Hollywood parece que admiran sus estrategias de marketing y publicidad porque le copiaron el truco que usó en el certamen de Miss Universo en el pasado año 2015 cuando el presentador anunció a Miss Colombia como la ganadora cuando en realidad había ganado Filipinas.
Utilizaron el mismo concepto de propaganda para que al día siguiente no se hablara de otra cosa que de los Oscar. Ya sabemos eso de siempre gana banca.
El montaje sigue la narrativa racial del sistema de Hollywood. El reparto y la producción de la película Lalaland es mayoritariamente blanco mientras que la película que ganó, Moonlight, es una película sobre negros homosexuales protagonizada por un negro musulmán, y escrita y dirigida por un negro comunista, Barry Jenkins que utilizó su discurso para hablar mal acerca del presidente Donald Trump -justo en el momento de máxima audiencia por el supuesto error y glorificar a ACLU, una organización comunista.
Mahershala Ali, el actor de dicha película que ganó el Oscar a mejor actor de reparto que por otro lado de ser un hombre de raza negra también es musulmán, usó el discurso para hablar entre sollozos y lloriqueos de “la persecución” a la que están sometidos en Estados Unidos los musulmanes, otra propaganda de marketing político y publicidad.
La imagen que todo el mundo pudo ver es perfecta para el sistema: el equipo de blancos es humillado y suplantado por un equipo de negros que literalmente les quitan la estatuilla del Oscar de las manos. Representa “el cambio” que Hollywood quiere ver no solamente en las películas sino también en la sociedad americana, para fomentar el odio de negros contra los blancos.
El que no haya despertado ya, no lo hará nunca. Solamente se puede hacer pedagogía con la gente joven, que está libre de estas manipulaciones tan «kalergianas»