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Juan Claudio Sanahúja en Infovaticana

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“La masonería tiene un papel importante en el Gobierno Mundial”

El fundador de Noticias Globales, Juan Claudio Sanahúja, desvela en esta entrevista concedida a Infovaticana las claves para entender los objetivos del Nuevo Orden Mundial y las verdaderas pretensiones de la ONU.

Noticias Globales es una referencia para entender más allá lo que ocurre a nivel mundial. ¿Cómo nació la iniciativa?

Noticias Globales nació en 1998. Hacía falta informar: no se conocía el mecanismo interno de la ONU; se confundían, por ejemplo, las asambleas generales o las conferencias internacionales, con las reuniones de comisiones. Nosotros teníamos mucha información y comenzamos.

A la información del boletín, le añadimos los libros: El Gran Desafío. La Cultura de la Vida contra la Cultura de la Muerte, anterior a comenzar con el boletín; El Desarrollo Sustentable. La Nueva Ética Internacional; y Poder Global y religión universal. Ahora, está por salir una edición corregida y aumentada de El Gran Desafío.

ÉTICA SIN DIOS

Una de las insistencias de la modernidad es la gran ética laica mundial ¿Es posible una ética sin Dios?

Es imposible que sin Dios se pueda edificar una ética sólida, la ética hace referencia a unos principios transcendentes y estos principios sólo pueden provenir de Dios. Hay intentos de edificar “éticas laicas”, pero todos estos proyectos están al servicio de ideologías neo-paganas, son fácilmente rebatibles, aunque con el apoyo de los medios de comunicación parezcan imponerse, terminan por caer dejando un tendal de personas desvalidas, a la deriva, que buscan creer en algo.

¿Es compatible el respeto a los principios no negociables sin una cosmovisión cristiana?

No es imposible, pero sí es muy difícil. Tiene que haber por detrás siempre una cosmovisión trascendente. Yo diría que los principios no negociables, son fruto de una visión judeo-cristiana.

ESTERILIDAD

¿Qué buscan los neo-malthusianos en realidad? ¿Podríamos decir que la palabra que sintetiza los esfuerzos de la ONU es “esterilidad”?

La Organización Mundial de la Salud estableció, a principios de los 90 cuando se presentó el nuevo paradigma de la salud, que el ciudadano del nuevo orden mundial es el adulto sano y productivo. Los que son o puedan llegar a ser sanos y productivos, son los únicos que tienen derechos humanos. A todos los que no alcancen ese estándar hay que dejarlos al margen de la historia, evitar que nazcan; y si nacen, no invertir en su bienestar ni un céntimo. Desde ese punto de vista se podría decir que los esfuerzos de la ONU se pueden sintetizar en la palabra “esterilidad” o, mejor, “esterilidad selectiva”.

¿Hasta qué punto la incorporación de la mujer a la vida profesional forma parte de esa estrategia mundialista de esterilidad?

Esto es evidente. Desde la Conferencia de Dacca, en 1969, figura en los planes de la International Planned Parenthood Federation, a propuesta del presidente del Population Council, Dr. Berelson.

En concreto, las conclusiones de esa conferencia dicen: “alterar la imagen de la familia, volcando a las mujeres al mercado laboral”. Por supuesto, que también en esas conclusiones figura “el alentar la homosexualidad”. Llevan casi 50 años trabajando con esos objetivos

Habla usted mucho del ecologismo. ¿Cuál es la amenaza del ecologismo en la antropología modernista?

Para la ONU y otras organizaciones, el ecologismo es un buen sucedáneo. Por ejemplo, no se le puede decir a la gente que no existen los 10 Mandamientos sin sustituirlos por algo. Con la presión de los medios de comunicación pueden inculcarle que una persona que cuida de no arrojar papeles en la calle, diferencia la basura o se alimenta de determinada manera se hace solidaria con el mundo, con las generaciones futuras, en definitiva, que está cuidando la Tierra, que en su lenguaje quiere decir está justificado. Y así, la tierra ocupa el lugar de Dios.

No quiero decir que no tenga importancia cuidar el mundo en el que vivimos. Tiene importancia. Pero primero están los Mandamientos de la Ley de Dios.

GOBIERNO MUNDIAL

¿Existe un plan de gobierno mundial? ¿La masonería es activa en este tema?

Los planes de gobierno mundial, en los que la masonería tiene un papel importante, vienen desde finales de la Primera Guerra Mundial o quizás de poco antes.

¿Cuál es el papel del sionismo internacional en ese plan?

En esos planes se integran una cantidad enorme de lo que se puede llamar mesas de consenso, el sionismo puede influir en alguna ellas.

Precisamente, yo me fijaría en las redes de organizaciones no-gubernamentales que marcan la agenda de la ONU, y por ejemplo, en el Club de Madrid, el Club de Budapest, el grupo The Elders, las mesas de consenso relacionadas con la Carta de la Tierra, el grupo Bilderberger, la organización multireligiosa Religiones para la Paz, y la United Relgions Iniciative, el Foro sobre el Estado del Mundo, la Comisión de Gobernabilidad Global, y por supuesto, el Consejo de Relaciones Exteriores, la Unión Internacional de Parlamentarios, y podríamos seguir.

En todas tiene un papel importante la masonería, alguna de estas organizaciones son más dialogantes que otras, pero todas tienen la misma finalidad: concentrar el poder en pocas manos aboliendo las soberanías nacionales e instrumentalizar las religiones, es decir, ponerlas al servicio de sus propios dictados.

¿Cree que hay ingenuidad o “candidez” entre los católicos sobre lo que representa la ONU?

Se lo respondo citando a Mons. Luigi Negri, Arzobispo de Ferrara: Amplísimos sectores católicos están minados por “demasiado irenismo que los atraviesa desde hace décadas, por el cual la preocupación fundamental no es nuestra identidad sino el diálogo a toda costa, estar de acuerdo con las posiciones más distantes.

Este respeto de la diversidad de las posiciones culturales y religiosas, sostenido por la idea de una sustancial equivalencia entre las diversas posiciones y religiones, es el que hace perder al catolicismo su absoluta especificidad. Un irenismo, un aperturismo, una voluntad de diálogo a toda costa, que es recompensada de la única manera en que el poder humano recompensa siempre estas desordenadas actitudes de compromiso: el desprecio y la violencia”.

Por eso, el peligro está en la situación interna de la Iglesia y no fuera. Hace mucho tiempo, le oí decir a San Josemaría Escrivá, “si el mundo está en tinieblas es porque la Iglesia ha dejado de ser luz”.

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Hay una exagerada búsqueda de “signos de los tiempos”, generalmente contrarios a la doctrina católica. En lugar de procurar la conversión de las personas, de uno en uno, pretenden que la doctrina se adapte a esas situaciones, a veces lamentables, como el caso de los divorciados vueltos a casar. No digamos nada de los homosexuales, que parecerían intocables.

De modo acrítico se acepta cualquier cuestión como verdadera: las supuestas cifras catastrofistas de los ecologistas; las falsedades sobre el número de muertes por aborto; o sobre el contagio de SIDA. Lo que lleva, también acríticamente, a hacer causa común detrás de metas inicuas como son los Objetivos del Milenio para el Desarrollo y la futura agenda para el desarrollo sustentable o sostenible.

Esa estrategia mundialista, ¿tiene aliados dentro de la Iglesia Católica?

Sí, de una u otra manera. Hay en la Iglesia infiltrados y hay “tontos útiles”.

Hay cierta preocupación entre algunos cardenales por la exposición que Walter Kasper hizo en el consistorio de febrero. ¿Cree que la Iglesia acabará dando la comunión a los divorciados vueltos a casar por lo civil?

No creo que la Iglesia llegue a autorizar la comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente. Si lo hace, dejaría de ser la Iglesia de Jesucristo.

El Catecismo de la Iglesia Católica es muy claro: “Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia”, (n. 1650)

LOBBY HOMOSEXUAL

Decía usted que el lobby gay trata de incluir en España sus postulados en la asignatura de religión… ¿Cree usted que hay una importante presencia del lobby gay en la Iglesia en España? ¿Y en la Santa Sede?

Al lobby gay lo hemos dejado crecer, en gran parte, nosotros. Me remito a la respuesta que di a la pregunta sobre la ingenuidad de los católicos. Es inaudito que hoy, en muchos ambientes, no se pueda decir que la homosexualidad es una tendencia “objetivamente desordenada”, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el n°2358. Y prácticamente se ocultan los documentos de la Iglesia que comienzan con la Declaración Persona Humana de 1975, bajo el pontificado de Pablo VI, en adelante.

A la vez, se relajó la disciplina eclesiástica. Ciertas jerarquías católicas dejaron que personas con esa tendencia se ordenaran sacerdotes o accedieran a cargos de cierta responsabilidad en la estructura eclesial, en la catequesis, en los colegios católicos, etc. Y así, se fue extendiendo una especie de mala tolerancia, de falsa caridad, que nos ha llevado a la situación actual.

Por supuesto, que además existe la presión exterior a la Iglesia para aceptar ese tipo de comportamientos. El cardenal Ratzinger lo advertía en 1995, diciendo que había grupos de presión que pretendían cambiar la opinión pública para que la homosexualidad fuera considerada una forma normal de sexualidad y, a la vez, exigían que la Iglesia revirtiera su juicio sobre ella. Esos grupos, decía el cardenal, acusan de discriminación a todos los que no estuvieran de acuerdo con ellos.

En España pedían prisión para el Cardenal Sebastián por recordar que la homosexualidad es una enfermedad. ¿Hay esperanza? ¿Qué nos depara el futuro a los católicos?

Personalmente aconsejo leer, meditándolo con frecuencia en número 675 del Catecismo de la Iglesia Católica, en el que se habla de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo. “Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el ‘misterio de iniquidad’ bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad”. No digo que estemos en vísperas de la segunda venida de Cristo, pero este texto ayuda a ubicarse; ayuda a pensar que no estamos destinados para lo que los hombres llaman éxito o para ser aclamados por las multitudes.

Nuestro triunfo es otro, es unirnos a la Cruz de Cristo, configurarnos con El, y después de la muerte, llegar al Cielo. Nuestra esperanza está en la Cruz y la Resurrección.

*Juan Claudio Sanahuja nació en Buenos Aires en 1947. Estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Cursó estudios de Teología en Roma, y obtuvo el grado de Doctor en Teología en la Universidad de Navarra en 1973. Fue ordenado sacerdote en 1972 y pertenece al clero de la Prelatura del Opus Dei. Es profesor del Studium Generale de la Prelatura del Opus Dei en Argentina.

En enero de 2011, Benedicto XVI le otorgó el título de Capellán de Su Santidad, por su trabajo en favor de la vida y la familia, al que se dedica desde hace más de treinta años.

Es autor de El Gran Desafío: la Cultura de la Vida contra la Cultura de la Muerte, El Desarrollo Sustentable. La nueva ética internacional y Poder Global y religión universal, y de otros cinco libros en colaboración con varios autores.

Desde 1998 edita por correo electrónico el boletín Noticias Globales, que provee material de investigación sobre políticas relacionadas con la vida humana y la familia, y desde 2001 comenzó por el mismo medio, el servicio Notivida, dedicado a los mismos temas, pero enfocado a Argentina.

Miembro correspondiente de la Pontificia Academia Pro-Vita (1998-2011). Es Asesor Eclesiástico de la Fundación Nueva Cristiandad y Vice-asesor del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires. Ha colaborado en distintos emprendimientos del Pontificio Consejo para la Familia.

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