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5 razones por las que el Yoga es incompatible con el cristianismo

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El Yoga se basa en una filosofía y una visión que no son compatibles con la fe cristiana.

churchpop / A continuación se resume las principales publicaciones de dos expertos como Joel S. Peters y James Manjackal sobre el tema.

1) El yoga es una disciplina espiritual hindú y no sólo posturas o ejercicios

La palabra yoga deriva de la raiz sánscrita “yuj” que significa “unión”. El objetivo del yoga es unir el yo temporal o “jiva” con el yo eterno, o “Brahman”, un concepto hindú de Dios.

Este dios no es un dios personal, sino una sustancia impersonal espiritual que es “uno con la naturaleza y el cosmos.” Brahman es una sustancia impersonal y divina que “impregna, envuelve y subyace en todo”.

El yoga no es sólo un conjunto de posturas y ejercicios, sino una disciplina espiritual que busca elevar el alma al “samadhi”, es decir, el estado en el que lo natural y lo divino se hacen uno; hombre y dios llegan a ser uno sin ninguna diferencia.

2) Es panteísta y, por tanto, incompatible con el cristianismo

El panteísmo es la visión en la que Dios y el mundo son uno. Para el hinduismo existe una única realidad y todo lo demás es una ilusión; es decir, el universo se entiende como una energía eterna, divina y espiritual, donde todos los individuos que existen – incluyendo a los humanos – son sus extensiones.

El Yoga es el camino que conduce al practicante (Yogui = masculino, Yoguini = Mujer) con esta energía cósmica.

Por otro lado, en el cristianismo, a través de la revelación contenida en la Tradición y en la Sagrada Escritura, sabemos que la verdadera naturaleza del hombre es la de una creación única de Dios, creado a su imagen y semejanza; donde ni el hombre ni el universo creado son de naturaleza divina.

Para el hinduismo, el bien y el mal son ilusorios (Maya) y por lo tanto no existen; en cambio, en el cristianismo el pecado es una transgresión de la ley de Dios y el rechazo de nuestro verdadero bien.

3) No es posible separar la espiritualidad hindú de la práctica del Yoga

Es un error creer que la practicando Yoga solo conseguiremos beneficios corporales sin ser afectados por su base espiritual. Esto es porque el Yoga no se trata sobre la relajación o la flexibilidad, sino de utilizar medios físicos para un fin espiritual. 

Como explica el apologista Michael Gleghorn, hay expertos en Yoga, como Georg Feuerstein y Jeanine Miller, quienes al hablar de las posturas de esta práctica (asanas) y los ejercicios de respiración (pranayama) los marcan como algo más que una forma de ejercicio: son “ejercicios psicosomáticos”; es decir, el proceso de origen psíquico también influye en el cuerpo.

El reconocido investigador sobre Yoga Dave Fletcho también señala que la filosofía oriental es interdependiente con la práctica del Yoga:

“El yoga físico, según su definición clásica, es intrínseca y funcionalmente incapaz de ser separado de la metafísica de las religiones orientales. El practicante occidental que trata de hacer esto, lo hace por ignorancia y es un peligro, tanto desde el punto vista cristiano como desde el punto de vista del Yoga”. (Yoga; 725: 2)

4) Sí, la Iglesia Católica ya ha hablado sobre el tema

En la “Carta a los Obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana” de 1989, la Congregación para la Doctrina de la Fe, aunque no condena expresamente Yoga, dice el numeral 12 que hay que ser prudentes con la práctica de los “métodos orientales” inspirados en el hinduismo y el budismo: 

“Estas propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente examinadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de métodos, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo”.

El número 14 explica que la idea de que los seres humanos se juntan “con una conciencia cósmica divina” contradice las enseñanzas de la Iglesia:

“Para aproximarse a ese misterio de la unión con Dios, que los Padres griegos llamaban divinización del hombre, y para comprender con precisión las modalidades en que se realiza, es preciso ante todo tener presente que el hombre es esencialmente criatura y como tal permanecerá para siempre, de manera que nunca será posible una absorción del yo humano en el Yo divino, ni siquiera en los más altos estados de gracia”.

En el 2003, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso publicó un documento titulado “Jesucristo, portador del agua de la vida”, y describe al Yoga como una de las muchas prácticas de la Nueva Era (New Age) y que es “difícil de conciliar con la doctrina y la espiritualidad cristiana”. 

En el número 3 explica por qué el yoga no ayuda en la meditación y la oración cristiana:

“Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, « mística » no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exaltante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser”.

5) El origen del Yoga se remonta a los “Vedas” y hay más de un tipo 

Aunque sus orígenes se remontan a hace más de 5000 años y de que durante mucho tiempo sus principios fueron transmitidos por vía oral, el Yoga fue puesto por escrito y apareció públicamente en 4 antiguos textos hindúes conocidos como los Vedas. 

Unos años más tarde, el pensador hindú Patanjali compiló y codificó todo el conocimiento del Yoga en Yoga Sutra, el texto más autorizado sobre este tema, reconocido por todas sus escuelas.

Patanjali explica en sus escritos las 8 vías que guían las prácticas del Yoga, de la ignorancia a la “iluminación” o la unión con Brahman. Estos son: el autocontrol (yama), la observancia religiosa (niyama), posturas (asanas), ejercicios de respiración (pranayama), el control de los sentidos (pratyahara), concentración o el control mental (dharana), la contemplación profunda (dhyana) y la iluminación (samadhi). 

Curiosamente, las posturas y ejercicios de respiración que normalmente se consideran en Occidente como Yoga son los pasos que buscan la unión con el llamado Brahman.

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