El Gobierno se declara absolutamente convencido de que ganará la batalla. «Hemos aprendido de los errores del 9-N», en palabras de un ministro clave en la respuesta al pulso separatista. Tras la consulta de 2015, la frustración se instaló en buena parte del PP, al comprobar cómo abrieron colegios electorales y se instalaron urnas. Ahora, Mariano Rajoy se compromete a que no pase lo mismo el 1 de octubre. «No nos podrán decir que fuimos blandos. Si ellos juegan sucio, nosotros contestaremos», según el Ejecutivo.
LD / El propio presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, resumió así, en una charla informal con periodistas, sus aspiraciones ante al órdago planteado por Carles Puigdemont, al que siempre ha considerado un interlocutor nefasto: «Lo importante aquí es ganar y, a partir de ahí, hacerlo de la forma más elegante, más educada y con los menos costes posibles». Tiene que «ganar España».
En todo caso, no todo está controlado ni lo podrá estar de aquí a la fecha de la consulta, reconocieron fuentes de su gabinete. El Gobierno se ha puesto como objetivo evitar a toda costa que en las grandes urbes haya «un referéndum como tal», y varios ministros consultados por este diario se congratularon de que Barcelona se niegue a ceder locales. «Los secretarios municipales y los funcionarios no se van a jugar su futuro por esto», razonaron. Otra cosa, matizaron, es «lo que puedan hacer los interinos colocados a dedo por la Generalitat» o que «se intente colocar una urna en una mezquita o en un centro de salud».
Lo que suceda en los municipios medianos y pequeños, y en especial en el mundo rural, es más difícil de controlar, a ojos del Ejecutivo. «La Guardia Civil no irá a un pueblo a parar un acto festivo con una butifarrada y unas urnas de cartón. Eso no es un referéndum», se explicó a las claras en privado. El Gobierno, según insistieron las fuentes consultadas, no quiere favorecer situaciones de tensión y nervios. Ante las presiones, varios interventores ya han solicitado por escrito ayuda a la Moncloa.
En Zaragoza, ante decenas de cargos municipales del PP, Rajoy lanzó un mensaje directo a los regidores catalanes que quieren cumplir la ley: «Los alcaldes tienen que saber que tienen detrás al Estado», proclamó. «Estamos con ellos», dijo, como también con «la Cataluña sensata y moderada que quiere que se respete la ley». «Vamos a responder -al golpe- con firmeza, inteligencia, aplomo, proporcionalidad, serenidad y la rapidez necesarias», afirmó ante los suyos.
Además de la actitud de los consistorios, la otra cuestión que inquieta, y mucho, es lo que pueda pasar en la calle, una vez la ciudadanía constante que Puigdemont no podrá cumplir con sus promesas. «El objetivo irrenunciable del Gobierno es mantener un clima de concordia cívica», afirmó el viernes Íñigo Méndez de Vigo, el portavoz del Ejecutivo. En este sentido, en Moncloa recordaron que es potestad de los Mossos salvaguardar el orden público, toda vez están delegadas las competencias. «Con una orden judicial, los Mossos harán lo que tengan que hacer», se está trasladando desde el Gobierno.
En la intermunicipal del PP, Rajoy dedicó buena parte de su intervención a reivindicar su estrategia frente al pulso separatista. «No llega más lejos quien más corre sino quien no se desvía del buen camino», afirmó. Después, ante quienes le acusan de inacción, recordó que actuar conforme al estado de derecho «implica unos procedimientos y el respeto a los mismos». «Eso es lo que nos diferencia de ellos. Cuando ellos se saltan los procedimientos, nosotros nos atenemos a ellos con mucho gusto», reiteró, no sin subrayar su apoyo a la Fiscalía y al Tribunal Constitucional.
El presidente desveló también que en Europa «no dan crédito» ante lo ocurrido esta semana en el Parlamento catalán. Han sido varios los mandatarios comunitarios que le han telefoneado estos días para reiterlarse su respaldo. «Nos animan a que España siga siendo un estado de derecho», declaró públicamente, y fue entonces cuando garantizó una vez más que no le temblará el pulso: «No habrá referéndum y haré todo lo necesario» para que no se consume la ruptura.