Los refugiados sirios y la ayuda humanitaria
La población siria lleva muchos años soportando el horror y el sufrimiento, junto a la desesperación por el conflicto armado que esta acabando toda su esperanza. No hay un solo niño que no esté padeciendo por esta guerra que parece no tener fin. Por ello son cada vez más los refugiados sirios que se reparten por todo el mundo para huir del miedo de la guerra.
En Siria más de 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, incluidos 5 millones de niñas y niños, de los que 1 millón viven en zonas de difícil acceso dentro de Siria. Por otro lado, cerca de 3 millones de niños se encuentran refugiados en Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto, entre otros países.
Por culpa de la violencia de la guerra en Siria solo en los dos primeros meses del año 2018 unos 1.000 niños murieron o resultaron heridos. Otros muchos han sido torturados, secuestrados, víctimas de violencia sexual o reclutados en grupos armados: sólo en el pasado año 2017 se reclutaron tres veces más niños que en 2015 para participar en el conflicto armado, según han informado fuentes cercanas.
Desde que comenzó la guerra en Siria esta no parece tener fin ya que cuando parece que el conflicto va a finalizar se vuelven a retomar los ataques. Para evitar esto son ya muchas las organizaciones que colaboran en el proceso de paz para frenar más dolor y sufrimiento entre la población de Siria.
En algunas zonas de Siria se sigue denegando la distribución de ayuda humanitaria y en otras continúa siendo extremadamente difícil debido a los constantes ataques, la poca seguridad, la limitación de movimiento y la imposición de restricciones. Denegar el acceso humanitario priva a los niños de alimentos, atención médica, educación y protección.
En Líbano, la vida es una lucha diaria para muchos refugiados sirios, que tienen pocos o ningún recurso financiero. Alrededor del 70 por ciento vive por debajo del umbral de la pobreza. No hay campamentos de refugiados formales y como resultado, más de un millón de sirios registrados están dispersos en más de 2.100 comunidades, así como sitios urbanos y rurales, a menudo compartiendo pequeños alojamientos básicos con otras familias de refugiados en condiciones de hacinamiento.
Desde hace mucho tiempo ya ha comenzado la ayuda humanitaria para toda aquella persona afectada por el conflicto pueda tener una vida digna con la mayor brevedad posible. Aunque el futuro esta más cerca todavía queda mucho camino por recorrer para logar el fin de la guerra en Siria.
“Sentimos que quizás era nuestro turno de morir. Pero no queríamos morir. Así que decidimos irnos”.
Sahar, 25 años, refugiado sirio en el Líbano
